Capítulo 2

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Hinata caminaba tratando de ir a la misma velocidad que el resto, llevando su bicicleta a su lado derecho, "clac", "clac", sonaba la cadena y los pedales al girar, sus ojos estaban clavados en el suelo del camino, piedrecitas, uno que otro chicle pegado al suelo, algunas colillas de cigarro lo distraían del grupo que lo rodeaba. Iban caminando a la tienda, ya que, como premio, Sawamura san los había invitado a comer un helado luego del entrenamiento, el cual, debo decir, fue arduo y para peor terminó con la discusión entre él y Kageyama, Hinata estaba contrariado y ofuscado, lo odiaba por no querer ayudarlo, pero ahora, por desgracia, por una maldición autoimpuesta, le gustaba, levantó un poco su cabeza para mirar de reojo al armador del equipo, estaba a dos pasos de él, con el ceño fruncido y muy concentrado en algo que Hinata se moría por saber, "¿por qué siempre está con esa cara de enojado?, ¿qué pasará por su mente?, ¿cómo puede ser que me guste precisamente él?, tal vez, es verdad el dicho que del odio al amor hay un solo paso... No, espera, es al revés... ¿O no?, tsk, bueno, tal vez sólo quiero que me reconozca y por eso lo tengo tan presente en mi cabeza...", se resistía a asimilar la verdad.

— ¡Hey!, ¿qué estás mirando enano?.

— Eeeh, nada, nada... — respondió nervioso al ser descubierto, apretó las manos en el manubrio las cuales se volvieron sudorosas, desvió la mirada para seguir admirando al bello pavimento.

— Hinata — Tanaka se acercó a Hinata rozando sus hombros, olía a algo entre sudor y desodorante, una mezcla desagradable según el pobre aludido — oye, ¿por qué no te declaras a Yachi san? — le pegó varios codazos mientras hablaba mirándolo con una sonrisa burlona en sus labios.

— Eeeh... — volvió a mirar de reojo a Kageyama, muy en su interior quería ver alguna reacción en él, algo que le indicara que estaba celoso, o por lo menos molesto porque a Hinata le gustaba alguien — yo... — tragó saliva porque su armador miró en su dirección, en ese instante su boca se volvió el desierto del Sahara, su lengua se pegó al paladar, "¿estará interesado en saber?, ¿Kageyama será que te importa y que por eso miras hacia acá?", suspiró, "estoy perdido, me gusta demasiado" — cof cof — tosió tapándose la boca con ambas manos intentando esconder su encendido rostro, dejando la bicicleta apoyada en su cadera, por lo que se detuvo.

— No te pongas nervioso Hinata, si necesitas consejos aquí tienes a tu senpai para ayudarte — lo abrazó dejando su axila al nivel de la cabeza del pobre Hinata que tuvo acceso directo a la nube corrosiva que expedía Tanaka.

"Puaj... Me dan ganas de vomitar... ¿Kageyama me ayudaría si vomitara ahora?, ¡mierda!, en qué estoy pensando, si él solo me insultaría, me diría: Hinata estúpido No manches mi ropa... O algo así, creo que estoy falto de imaginación".

— Yo también te puedo dar algunos consejos Hinata, soy bajo de estatura pero soy alto en lo que a galán se refiere — Nishinoya dijo sonriendo ampliamente y abrazando a Hinata por el otro lado sorteando la bicicleta.

— Creo que ustedes dos se están metiendo demasiado en algo que sólo le corresponde a Hinata decidir, aunque sería bonito tener una pareja dentro del club — Sugawuara intentó salvar a Hinata del acoso, pero al final, él también incitó, indirectamente, a que Hinata se declarara — ¡ya!, caminen... Daichi nos está mirando con una cara amenazante... — un escalofrío recorrió la espalda de Sugawuara al mirar los ojos del malhumorado capitán que se había dado vuelta al darse cuenta de que el grupo no avanzaba.

Entre el aroma de la axila de Tanaka y sus nervios porque Kageyama estaba poniendo atención a su decisión, Hinata estaba medio mareado, se aferró a su bicicleta para caminar por lo que Nishinoya se tuvo que alejar, pero Tanaka seguía pegado a su lado, haciendo que Hinata cada vez se sintiera peor con el pútrido aroma.

Volemos (yaoi) [ Haikyuu] [kagehina] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora