Capítulo 61 parte 4

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-    Suga... –dijo ya más calmado, lo llamó con ternura y una pizca de arrepentimiento – Suga... ¿Estás bien?.

-    Daichi eso fue...

Daichi ahora tenía miedo de que su querido más que amigo se hubiera enojado por la forma brusca, casi bestial que lo trató.

-    Perdón – se adelantó e interrumpió a Suga.

-    Daichi... Te amo – trató de bajar sus piernas pero los brazos de Daichi no lo dejaban - Daichi... Mis piernas.

-    Ah, lo siento – removió sus brazos, Suga bajó las piernas adolorido, su rostro expresó el dolor – amor... Lo siento...

Suga no tenía nada que perdonar, adoró ser tratado de esa forma, ser apreciado hasta la locura pero no lo dijo.

-    Daichi... ¿Me amas? – con sus manos acariciaba el rostro de su capitán.

-    Te amo Suga, te amo tanto que me duele el pecho, no quiero verte con ella, la odio – se sinceró.

-    Daichi yo sólo te amo a ti... – lo miró venerándolo.

-    Suga... Amor... ¿No me dejarás?, ¿te quedarás conmigo? – "por favor di que sí, ya me es imposible alejarme de ti, no sé como viví tanto tiempo sin tu amor".

-    Soy sólo tuyo mi amado capitán.

Daichi lo besó con ternura, quería demostrar a través del beso lo importante que era para él. En medio del beso se desunieron abajo, pero seguían unidos por sus labios y lenguas. Daichi agarró las mejillas de Suga, mientras lo besaba habló.

-    Te amo... Te amo... Suga...

Suga sonrió, estaba en las nubes, estaba satisfecho, relajado, se sentía amado, apoyó su frente en la de Daichi y lo abrazó.

-    No quiero romper el ambiente pero... Tengo mucha hambre – dijo y luego le salió una pequeña risita que enterneció a Daichi.

-    ¿qué quieres comer?.

-    Lo que sea, tengo un hambre voraz y mucha sed.

-    Mmm creo que te puedo hacer unos panes con jamón... O tal vez, si hay queso con ambos y lo calentamos en el microndas quedaría rico... Ah le podemos poner tomate y orégano... ¿Quieres eso amor?.

-    En este minuto me comería tres pizzas solo.

-    Ya, voy a hacerlos...

Daichi se levantó y observó el trasero de su amado, tenía unos hilitos de sangre en su entrada, "se me pasó la mano esta vez, tengo que recompensarlo de alguna forma", luego de pensar eso observó el hombro donde se veían sus dientes marcados en esa piel blanca y tersa, "oh Dios, eso dejará cicatriz... Fuck". Se agachó y lo besó...

-    Perdóname, fui un bruto...

-    Sí, es cierto, lo fuiste – a Daichi se le detuvo el corazón – pero eres mi bruto, mi capitán – le devolvió el beso.

-    Suga... Voy a preparar la comida pero antes te debo limpiar, quédate ahí, no te muevas.

Daichi se vistió, sacó el seguro de la puerta y entró al baño, tomó una toalla, abrió el agua caliente, esperó hasta que estuvo tibia y empapó la toalla, tomó una segunda toalla, y se dirigió a la pieza, su amado seguía en la misma posición en que lo dejó, se sonrió, ahora lo veía con otros ojos y lo encontraba sexy, "¿cuándo comencé a verte de otra forma?, ¿cuándo te volviste la persona más importante en mi vida?, ¿en qué minuto me di cuenta que no puedo vivir sin ti?".

Se acercó – ¿Amor, puedes levantar un poco las piernas? – Daichi tomó las piernas de Suga, éste al levantarlas le tiritaron – afírmate los muslos con tus manos – Suga obedeció.

Daichi con la toalla húmeda comenzó el proceso de limpieza, con mucho cuidado pasaba la toalla por el cuerpo de Suga, éste sintió vergüenza al estar tan expuesto, se tapó la cara sonrojado, Daichi detuvo lo que estaba haciendo y le sacó las manos de la cara.

-    Ya te lo dije, nunca tapes tu rostro cuando estemos los dos, me gusta mirarte.

-    Pero Daichi, me da vergüenza.

-    No tienes que avergonzarte, tu cuerpo me pertenece – besó el interior de los muslos de Suga provocando en éste pequeños escalofríos – tu piel es mía, cada centímetro de tu cuerpo es de mi propiedad, y como dueño debo preocuparme de cuidar, y vigilar mi territorio; así que no tengas vergüenza amor.

-    Oh Daichi... – Suga se emocionó pero no hasta las lágrimas, sólo sonrió y fijó su mirada sobre su amado, observó cómo él lo limpiaba, como ponía especial atención en su derrier para luego limpiar su abdomen y pecho, pasaba la toalla húmeda y luego lo secaba con la toalla seca, todo el proceso fue suave, fueron caricias con la tela. Una vez que estuvo limpio, se tiró sobre él...

-    ¿Puedes vestirte solo?.

-    Sí, creo que sí – Daichi rodó dándole espacio a Suga para que se levantara.

Suga lo intentó pero sus piernas flaquearon, le dolió la cadera y la parte baja de la espalda, su querido capitán fue demasiado brusco.

-    Daichi, no puedo... – cayó con una rodilla al suelo.

-    Yo te visto, apóyate en la cama – Daichi ayudó a acomodar a Suga en la cama..

El capitán buscó un pijama en su clóset, sacó el más abrigador, caminó hacia su novio.

-    Suga levanta el pie derecho – éste así lo hizo, fue ayudado por Daichi que con presteza metió la pierna de su amado en el pantalón del pijama – ahora la otra amor... Sí así... Ya un último esfuerzo levanta el traste – Suga levantó las caderas y Daichi movió el pijama hacia arriba vistiendo las piernas de su amor.

-    Daichi yo puedo solo con la parte de arriba – Dijo Suga apoyado en sus antebrazos mirando con adoración a su novio.

-    No, no, no, eres mío y debo cuidar de lo mío – lo tomó de una mano y levantó su torso – levanta los brazos – Suga obedeció y le colocó la parte de arriba del pijama – ya listo – besó la frente del peli plata – si quieres te acuestas y te traigo la comida a la cama.

-    Está bien Daichi... – miró hacia abajo sonrojado – Daichi... Creo que tus padres y tu hermano nos escucharon, estoy muerto de vergüenza.

-    No te preocupes por ellos – hizo un ademán restándole importancia – ellos ya saben lo que sucede aquí y si no les gusta nos ayudarán a encontrar luego un departamento para nosotros – le cerró el ojo y besó sus labios – todo solucionado, confía en mí.

-    Siempre lo hago Daichi.

-    Te ayudo a pararte para abrir la cama y que te acuestes – así lo hicieron.

-    Daichi... Mi uniforme está sucio y no tengo todos los libros de mañana – se acaba de acordar de ese pequeño detalle.

-    Amor, no te preocupes, yo te los traigo... Pero vamos por lo primero, tú tienes hambre así que te traeré comida, ¿está bien? – tomó la mano de su amado y la besó.

-    Está bien Daichi – le sonrió y cerró los ojos, se dejó llevar hasta apoyar la cabeza sobre la almohada.

-    Eso es descansa, vuelvo pronto.

Daichi se levantó, caminó hacia la puerta y antes de salir miró el rostro plácido de su vice capitán, cerró con cuidado ya que se notaba que se había quedado dormido. Fue hacia la cocina, en ella estaba toda su familia, al llegar lo miraron inquisitivamente, Daichi hizo caso omiso, ya sabía el por qué de esas miradas; sacó pan, lo rebanó, se escuchaba el sonido eléctrico de la lámpara del techo y el que hacía el refrigerador.

-    Hijo – lo llamó su madre arrasando el silencio reinante – sabemos que estás en esa edad y que por ende tienen ese tipo de necesidades pero SE ESCUCHÓ TODO.

Volemos (yaoi) [ Haikyuu] [kagehina] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora