Como conquistar a un chico / Disponible en Dreame

Celos [II]

Mi pelo estaba echado hacia un lado y Taylor besaba mi cuello con ansias. Me moví al ritmo que marcaba sus dedos y el jadeó cuando mi trasero chocó con erección. Sentía su respiración pesada en mi cuello y gemí cuando Taylor empezó a torturar mi otro pecho.

— Estás muy mojada —susurró.

El móvil de Taylor volvió a sonar y volví a mirarlo. Era la segunda vez que Linda lo llamaba, pero él no parecía echar cuenta en el teléfono.

— ¿Puedo saber por qué Linda te ha llamado dos veces? —pregunté.

En ese momento los dedos de Taylor dejaron de hacer su magia dentro de mí y su mano dejó de pellizcar mi pezón. — ¿Qué?

— El teléfono está sonando, es Linda. Por segunda vez.

— No sé qué quiere —alejó sus manos de mí y pensé que iba a responder al teléfono, sin embargo, me giró y puso sus manos en mis mejillas para juntar sus labios con los míos.

Su lengua no tardó en encontrarse con la mía y me dejé llevar por su beso, aunque mi mente seguía pensando en Linda. ¿Lo llamaría mucho?

No pude pensar mucho más cuando las manos de Taylor se metieron por dentro de mis pantalones y apretó mi trasero contra él. Tenía calor, estaba completamente ardiendo y sus besos me nublaban los pensamientos. No era capaz de pensar con claridad cuando él me tocaba, me dejaba llevar por el deseo y Taylor se encargaba de hacer cada momento inolvidable.

Reconocía que habíamos estado acostándonos cada vez que nos veíamos. Taylor llegaba, con esos pantalones que le quedaban tan bien, con esa camiseta de mangas cortas haciendo que se le notaran sus músculos y me miraba de esa forma que hacía que mis piernas temblasen que solo hacía falta cerrar la puerta y besarme para que al minuto después ya estuviese entre mis piernas.

Como ahora. Me aferraba a la espalda de Taylor mientras entraba en mí. Admitía que me encanta estar así con él, pero a veces echaba de menos que simplemente pasáramos el tiempo juntos hablando o haciendo cualquier cosa.

Cerré los ojos y me sentí mareada mientras Taylor entraba en mí rápido.

— Taylor —susurré tocándole el pelo. Él me miró—, estoy mareada —dije en el mismo tono en el que había dicho su nombre.

Taylor salió de mí y me cogió de mis tobillos para arrastrarme hacia abajo, haciendo que mi cabeza dejara de estar puesta en la almohada. Sujetó mis piernas hacia arriba y cerré los ojos sintiendo un escalofrío por mi columna.

— Estás pálida, cariño. ¿Has dormido bien? —asentí—. ¿Estás comiendo bien?

— Me acabo de comer una palmera de chocolate, claro que estoy comiendo bien —abrí los ojos y me encontré con su mirada—. Habrá sido una bajada de tensión.

El mareo se me pasó al rato, Taylor dejó mis piernas me dejó una camiseta suya y me quedé en la cama observándolo. — Lo siento.

Taylor se giró y se puso su camiseta tapando su escultural cuerpo. — No tienes por qué disculparte, preciosa —se tumbó a mi lado y me recosté en su pecho. Taylor cogió su móvil y eliminó las dos llamadas perdidas que tenía de Linda. Escondí mi rostro en su cuello y toqué su barba. Cuando abrí los ojos, vi que Taylor nos había sacado una foto y la estaba retocando para subirla a Instagram.

— A mi hermano no le hará mucha gracia verla —Taylor sonrió y besó mi frente.

— Bueno, debería acostumbrarse.

— ¿La vas a subir? —pregunté viendo que estaba etiquetándome.

— ¿No quieres que la suba? —miré sus ojos verdes que me miraban extrañados.