Veintiseis

1K 83 10
                                    

Me acostumbré a la idea de que Taylor me abrazara, que estuviéramos de broma y que el ambiente se notara relajado. Desde que había empezado a vivir con él no me había sentido tan cómoda como hasta ahora, sin tensión.

Estábamos en las vacaciones de verano y habíamos vuelto a casa. Al volver, el ambiente fue triste, aunque intentaban disimular su tristeza. La muerte de un hijo nunca se supera, así que los entendía. De la habitación de Aaron había desaparecido la otra cama. Me senté en la cama de Aaron y miré el hueco vacío.

— Es mejor así - dijo mi hermano sentándose a mi lado. - Era doloroso ver que él no va a utilizar la cama nunca más.

— Lo echo de menos.

— Yo también - Aaron pasó un brazo por mis hombros y me acercó a él, abrazándome.

Me acosté y dormí un poco porque esta noche saldríamos con los chicos. Esa semana había sido la graduación de Taylor y su familia se había quedado en casa. Taylor y yo habíamos dormido en su habitación y sus padres en la mía, y bueno, el hermano de Taylor se había tenido que conformar con el sofá. Nuestras madres estaban más que contentas de que saliéramos, mejor lo malo conocido que lo bueno por conocer, supongo.

Taylor era el típico novio perfecto que leía en mis libros... mentira, ningún hombre lo era y Taylor no iba a ser la excepción. Admitía que tenía su lado romántico, como por ejemplo cuando fue a recogerme a la universidad y tenía una rosa en su mano o cuando... no, ya no había tenido ningún momento más así. Él seguía preparando la cena y recogiéndome de la universidad y yo seguía preparando el almuerzo para cuando él llegara. Nuestra relación se había mantenido igual que antes. Discutíamos por quien le tocaba limpiar que cosa y por quien ponía la lavadora o por quien cocinaba un sábado por la noche. Peleas tontas que después desaparecían por arte de magia. Alguno de los dos se decidía o pedía comida. Había días que yo dormía en su habitación o él en la mía, aunque entre semana decidí dormir sola para que su despertador no me despertara.

— Y... ¿Lo habéis hecho? – dejé de mirar mi móvil para mirar a Yohanna.

— No.

Mi amiga me miró extrañada y terminó de echarse la máscara de pestañas - ¿Por qué?

— Supongo que no hemos encontrado el momento indicado.

— ¿Qué no habéis encontrado el momento indicado? – guardó la máscara de pestañas en su neceser y me miró no pudiéndose creer mi respuesta.

— Pues no. – me encogí de hombros – No lo sé. Supongo que quiere ir lento, no hemos pasado de roces y caricias.

Yohanna hizo una mueca – No me lo puedo creer, ya os conocéis. ¿Qué tenéis que esperar? En Ohio era el momento perfecto para aprovechar, teníais una casa para ustedes solos.

— Lo sé – guardé mi móvil en el bolso. - ¿Estás lista ya? – le pregunté – Taylor acaba de salir de casa.

— Es una monada que tu novio nos recoja para que nosotros podamos beber – dijo refiriéndose también a Robert.

— Sí, es una monada – susurré. - ¿Sabes algo de María?

— ¿Te preocupa? – Yohanna se paró antes de salir de mi habitación.

Cogí aire y lo expulsé – Un poco.

— No debería de preocuparte, Taylor está contigo y no con ella. No me puedo creer que estéis juntos – dijo abriendo la puerta de mi habitación – No sé ni cómo lo has hecho.

— Vaya, gracias – dije agarrándome a la barandilla para no caerme.

— No te lo tomes a mal, Ella. Es solo que ya sabemos que tus dotes para seducir no son lo que se diga muy hábiles.

Como conquistar a un chico / Disponible en DreameOù les histoires vivent. Découvrez maintenant