22-Último hombre en pie

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09:31 am 13 de junio de 2018 

Rusakovo, Koriak, Rusia

X 77 hacía un esfuerzo sobrehumano para reincorporarse, a la vez que JDM permanecía de rodillas. Element nos observó con desdén, soltó una sonora carcajada y se tronó los nudillos. 

—Debo admitir que eres impresionante —dijo Element—. El hecho de que seas un simple humano y hayas acabado con mi predecesor hace que te hayas ganado mi respeto. Es una lástima que tenga que matarte.

—Gracias, supongo —respondí sin bajar la guardia.

—Espera un jodido segundo —gruñó X 77, reincorporándose—. Si alguien va a llevarse el crédito por matar a Bastian, seré yo.

—Ni siquiera lo pienses... —murmuró José, apoyando las manos en sus rodillas.

Ambos experimentos se echaron a reír cuando escucharon esto y, al ver que JDM apenas lograba levantarse, Element se lo llevó por delante con una poderosísima tacleada. Su espalda se estrelló contra el suelo, pero sin tener tiempo de quejarse, recibió una lluvia de puñetazos en su ya ensangrentado rostro. Escuché cómo sus huesos faciales se fracturaban uno a uno, mientras que el agresor se salpicaba con su sangre.

Element se aburrió de darle puñetazos, lo levantó por la cabellera y le dio una fuerte patada en el estómago. José se desplomó sobre el pavimento y, sin tener tiempo siquiera para moverse, su oponente volvió a levantarlo con agresividad. Esta vez lo alzó tan alto como pudo y molió su columna contra el suelo. X 77 y yo nos limitábamos a observarlo con la esperanza de que malgastara sus energías en JDM.

Finalmente, Element agarró la cabellera de su víctima y empezó a arrancársela sin miramientos, hasta que al fin terminó su trabajo. JDM chillaba de dolor, pero ninguno de nosotros estaba dispuesto a sacrificarse por él, mucho menos después de aquella traición.

—Ayúdenme, por favor —suplicó sin obtener ninguna respuesta.

Element decidió que ya se había divertido demasiado y, luego de darle otro par de puñetazos en el rostro, perforó su abdomen con las manos. Ante la mirada horrorizada de su víctima, extrajo el intestino grueso y se lo metió en la boca a JDM. Este comenzaba a ponerse pálido y tener arcadas, pero su oponente no tuvo ninguna compasión e hizo que muriera atragantado con sus tripas. 

Element sonreía de oreja a oreja, mientras que X 77 y yo intercambiábamos miradas nerviosas. El rostro de JDM había quedado irreconocible, ahora solo era un amasijo ensangrentado de carne con moretones. Su cuerpo aún sufría fuertes espasmos, aunque al menos conservaba todas sus extremidades. Un charco de sangre se estaba formando debajo de él, y a unos pocos metros de este se encontraba su cuero cabelludo.

—Muy bien, ¿quién de ustedes es el siguiente? 


09:53 am 13 de junio de 2018 

Rusakovo, Koriak, Rusia  

Antes de que Element pudiera planear algún ataque en nuestra contra, X 77 y yo nos abalanzamos sobre él. Sin embargo, este ya lo había visto venir, derribó al clon con un gancho en la quijada y a mí me conectó una patada en el pecho. Caí al suelo tosiendo, a su vez, Element comenzó el castigo en contra de X 77 con unos fuertes rodillazos dirigidos a sus costillas.

Me reincorporé con dificultad, para luego darle un codazo contundente a Element. Este se tambaleó por unos segundos, los cuales aprovechó X 77 para quitárselo de encima. Inmediatamente, le dimos una lluvia de puños y patadas, hasta que al fin se desplomó. Coloqué mi pie sobre su garganta para inmovilizarlo, al mismo tiempo, el clon consiguió un pedazo considerable de tubería.

—¡Rápido! ¡Acaba con él! —le ordené con desespero. Esta podría ser nuestra única oportunidad.

Sin embargo, para mi sorpresa, X 77 me golpeó por la espalda. Caí al suelo adolorido, mientras escuchaba sus sonoras carcajadas. 

—¿En serio crees que dejaré que ese clon con esteroides me robe el crédito por matarte? —gruñó X 77, caminando hacia mí.

—Maldita sea, X 77, es nuestra única oportunidad de matarlo —intenté hacerlo razonar.

—No te preocupes, yo me encargaré de eso, pero antes me desharé de ti cómo debí haber hecho hace mucho tiempo...

Antes de que terminara la frase, Element le rodeó la cintura con sus brazos y le aplicó un suplex devastador. X 77 cayó al suelo con estrépito, pero al igual que la víctima anterior, ni siquiera tuvo tiempo para retorcerse. Su rival le saltó encima de la caja torácica, haciendo que escupiera saliva con sangre.

Era tentador dejar que Element lo destrozara, pero si lo dejaba hacerlo tendría que enfrentarme a él sin ayuda, y en estas condiciones mi derrota era casi segura. Hice acopio de todas mis fuerzas, me reincorporé y, antes de que pudiera darse la vuelta, le conecté una patada lateral a la quijada. Element trastabilló un par de pasos, volví a patearlo, solo que esta vez con mucha más fuerza. Retrocedió unos pocos centímetros y X 77 le dio un fuerte rodillazo en la columna, haciendo que cayera de cara al suelo. Esta vez el clon y yo dejamos de lado nuestras diferencias para darle una golpiza a ese maldito, y así acabar con él de una vez por todas.   

Element luchaba por reincorporarse, sin embargo, el clon y yo nos asegurábamos de que se mantuviera en el suelo. Le di varios rodillazos en el rostro, a su vez, X 77 lo golpeaba aleatoriamente con aquel contundente pedazo de tubería. Estábamos agotados, pero eso no nos impediría luchar por nuestras vidas.

—¡Es inútil esforzarse tanto, todos morirán al final! —rugió Element.

—No estás en una buena posición para amenazarnos, fotocopia —replicó X 77 antes de volver a patear sus costillas.

Esto pareció enardecerlo de furia y, contra toda predicción, Element se reincorporó de un salto. De inmediato, tomó a mi aliado por el cuello y, haciendo uso de su fuerza descomunal, lo reventó contra el pavimento. X 77 se retorció, mientras que su oponente le rompía la boca a puñetazos. Aprovechando que estaba distraído, tomé la tubería y la estrellé contra su sien. Escuché un fuerte crujido, y eso solo hizo que mi sed de sangre aumentara.

Sentí como me palpitaban las venas, a la vez que varias descargas eléctricas recorrían mi cuerpo. Me sentía lleno de lleno de energía, pero al mismo tiempo me invadió una ira insaciable. Desenfundé mi cuchillo de combate y, a sangre fría, apuñalé a Element en la sien. Salpiqué mis manos y rostro con su sangre, y esto me motivo a continuar. Al ver que seguía con vida, volví a hacerlo repetidas veces, hasta que dejó de moverse definitivamente.   

De improviso, X 77 rodeó mi garganta con sus brazos y comenzó a aplicar tanta presión como pudo. Había estado esperando que hiciera todo el trabajo sucio por él para luego acabar conmigo. Era tan obvio, y aun así no se me había pasado por la mente. 

—Maldita sea, la inyección está haciendo efecto justo ahora—murmuró X 77.

Una vez más sentí esas fuertes descargas eléctricas y, lleno de ira, me libré de su agarre. Sin perder tiempo, le conecté una potente patada en lo que le quedaba de tabique, haciendo que se desplomara contra el suelo. Tomé el cuchillo una vez más y, ante su mirada incrédula, lo apuñalé repetidas veces en el pecho, para luego atacar su frente. Finalmente, después de cinco años de fuertes enfrentamientos, había ganado la guerra.

Me reincorporé con dificultad, y observé que a mi alrededor solo quedaban los cadáveres de mis oponentes, escombros y uno que otro charco de sangre. Una vez más había logrado ser el último hombre en pie después de la batalla. 

El Elemento de la Destrucción (En reedición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora