Disculpa Inesperada

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Capítulo 2: Disculpa inesperada


—Bella, Bella despierta —susurró Alice suavemente para no asustar a la joven, se notaba que había llorado mucho.

—Cinco minutos más, mamá —respondió Bella murmurando para después abrir los ojos y darse cuenta del lugar en el que estaba realmente. Su cara reflejó una melancolía que hizo que el corazón de Alice se estrujara de tristeza.

—Oye, Bella, ¿quieres comer algo? —preguntó Alice para hacerla pensar en otra cosa. El estómago de Bella rugió fuertemente en respuesta, y después de esto ambas estallaron en carcajadas.

Bella estaba feliz de poder salir de esa habitación, los sucesos del día anterior la habían dejado demasiado cansada para pensar y ahora que lo hacía, mientras caminaba junto a Alice, se daba cuenta de que esa había sido la primera vez que un hombre aparte de su padre y de su hermano se había acercado a ella, y peor aún, ¡ese había sido su primer beso! Se sonrojó profundamente al recordar las extrañas sensaciones que había sentido, afortunadamente Alice parecía algo distraída para notar su rubor.

Finalmente llegaron a un gran salón que no era para nada parecido a la habitación de Edward, era un gran comedor con una larga mesa en la que veinte personas se sentarían perfectamente, de un maravilloso color caoba y a los lados de la mesa se apreciaban unos grandes ventanales, los cuales daban tanta iluminación natural que no parecía ser necesario encender alguna clase de luz.

Alice le indicó que se sentara a un lado de la silla que lucía más importante e imponente. Confundida se sentó allí, Alice se sentó a su lado y Bella, aún confundida, le preguntó—: Alice... ¿Cuántas personas más van a comer?

—Ehh... —dudó Alice finalmente fijando su vista en Bella— Solo estaremos tí, Edward y yo.

Cuando Bella escuchó esto se azoró completamente, desde el día anterior no veía a Edward y no sabía cómo actuaría ahora.

—Tranquila, Bella —trató de tranquilizarla Alice al notar su ánimo—. Distráete, no sé, piensa en otra cosa y trata de relajarte.

Bella la obedeció, pensó como sería comer con su familia, su madre sirviendo todo mientras Charlie llegaba, se sentaba junto a ella y le sonreía como saludo. También pensó en su hermano Jasper, no lo veía desde hace semanas ya que este, en todo sentido de la palabra, era un rebelde, y se había ido a un lugar secreto donde planeaban algo en contra del mandato Cullen. Claro, como si eso fuera posible, pensó Bella, quien solo esperaba que en el momento en el que descubriera que se la habían llevado, no armara un verdadero alboroto y que lo hiciera meterse en muchos problemas...

Tan concentrada estaba Bella en sus pensamientos que no fue consciente del momento en que el príncipe entró. Alice se levantó pensando que Bella la imitaría, pero ella seguía mirando el vacío.

—Oye, muchacha, ¿es que acaso en tu casa no te enseñaron modales, o qué? —preguntó Edward con cierta ironía.

Bella inmediatamente reaccionó y se levantó con el rostro envuelto en llamas. —Lo siento —murmuró suavemente.

Después de esto, Edward se dirigió a la silla principal y se dispusieron a comer.

Bella quedaba sumamente impresionada cada vez que les llevaban más y más comida; jamás, sin mentir, había visto y comido tanto. Cuando hubo terminado la comida, Edward se alejó con Alice un momento para ordenarle algo, instantes después, la chica volvió a llevar a Bella a su habitación, y cuando ya se encontraban allí, Bella adquirió todo el valor que pudo para que la duda en su mente fuera resuelta.

—Alice... ¿por qué me escogió? —indagó—. Por favor, quiero al menos entender eso.

La hermana de Edward la miró con cierta indecisión, y Bella observó sus puntiagudas orejas decaer, tal como las de un perro triste.

—Bella, te subestimas demasiado, eres muy hermosa —respondió.

La castaña se sonrojó hasta la raíz de su cabello, sin embargo, aún con decisión, replicó—: Pero hay mujeres más hermosas.

Alice, frustrada, gruñó ligeramente y dijo—: No le eches tanta cabeza, ahora debes tomar un baño, todo esto seguramente ha resultado estresante para ti.

Bella la obedeció sin chistar, se encontraba demasiado cansada, tanto física como mentalmente.

Alice la llevó al mismo baño pero, a diferencia de la otra vez, la dejó bañarse por sí misma, algo que Bella agradeció internamente. Cuando la joven la hizo ponerse un vestido café de algodón, la arregló pero la dejo peinarse, también ella misma, hizo a Bella sentirse menos ansiosa al poder tener un poco de privacidad.

—Edward no me llamado para llevarte a ningún lado, así que creo que te quedarás conmigo —le indicó Alice sonriéndole suavemente mientras estaban sentadas en la cama.

—Ojalá —respondió en un suave susurro—. Oye, Alice —comenzó a preguntarle—, solo tienes un... —Se quedó callada abruptamente al oír unos golpes en la puerta.

—Lo siento —le dijo Alice excusándose, abrió la puerta y salió de allí; cuando volvió, su expresión se veía de lo más campante.

—¿Qué sucedió? —Inquirió Bella nerviosa.

Alice le sonrió y le dijo con un deje de confianza—: Nada importante, simplemente Edward quiere salir a dar una caminata contigo.

Bella quedó pasmada con lo que Alice le decía. ¿Cómo era posible que ahora quisiera caminar con ella si antes parecía que no quería ni verla en pintura? Sin embargo, no dijo nada ya que sabía que era mejor quedarse callada.

Alice le indicó que Edward aguardaba por ella en la puerta. Trató de ir con la actitud más tranquila que pudo, ya que sus nervios la hacían temblar de pies a cabeza. Cuando salió, puedo admirarlo sutilmente, tenía un traje negro a juego con una camiseta negra, este al verla, se volteó y empezó a caminar, sin siquiera dirigirle la palabra.

Bella lo siguió unos cuantos pasos atrás. Caminaron un largo rato en un gran prado que se extendía en la parte de atrás del castillo hasta que llegaron a una parte donde se hallaban dos árboles que se entrelazaban graciosamente con su ramas.

Sin previo aviso, Edward se subió a una de las ramas y continuó sin hablarle, aguardó un momento esperando que le hablara, pero al ver que no parecía hacerlo decidió sentarse en las sombras que daban los arboles. Cerró los ojos, y ya cuando sentía que cedería al sueño sintió como algo llegaba de repente a su lado, abrió los ojos abruptamente y vio a Edward sentado junto a ella sin mirarla.

—Oye, respecto a lo que pasó... —empezó Edward— Ehh... yo, yo... Lo siento —Terminó diciéndole con un sonrojo en sus mejillas.

Bella lo observó con asombro, pero ninguna palabra salía de su boca.

—¡Hey! —le dijo Edward toscamente—. ¿Acaso no piensas responderme? —Bella asombrada pero aún más avergonzada, solo logró murmurar frases inteligibles.

El príncipe se volteó y la enfrentó gritando—: ¿¡Quién te crees para no responderme!?

Bella reaccionó de su asombro y, un poco enojada, subió su tono de voz—: Oye, ¿por qué crees que me puedes hablar así? —Replicó enfrentando sus ojos con mucha decisión.

—¡Porque... —Edward gritó, pero al chocar con la mirada de Bella sus ojos cambiaron drásticamente, parecía mirar más adentro de ella.

La castaña se sintió tan incómoda que tuvo que alejar la mirada, lo que pareció afectar al medio demonio ya que en voz dolida y casi imperceptible se disculpó—: De verdad, lo siento. ¿No podrías disculparme?

Con tal gesto, Bella no pudo hacer nada más sino asentir afectadamente, mientras Edward se levantaba suavemente y dirigiéndose de nuevo al castillo dejando a una Bella muy confundida y abrumada.



Espero que las que las chicas que hayan empezado a leer les este gustando.

The Half Demon Prince [Fic]Where stories live. Discover now