Deseos de estar lejos.

26.1K 1.5K 40
                                    

Hoy no había escuela era Sábado por lo tanto descansaría.

Ya era de mañana, tomé una ducha y baje las escaleras dispuesta a desayunar algo. Mientras bajaba las escaleras juraría que escuchaba unas pequeñas risas.

Seguí bajando y esas misteriosas risas venían de la cocina.

Me asome por el marco de la puerta y abrí los ojos como platos. Mamá estaba besándose con un hombre al cual no conocía. Me recargue en la pared y tape mi boca con mi mano.

No podía creerlo.

Mi madre besándose con un hombre.

Ni siquiera le pone atención a su hija y ya tiene un hombre a quien meter a la casa.No tenia tristeza o ganas de llorar. Solo tenia enojo.

Mucho enojo.

Mi madre no podía atender a su propia hija pero sí a un hombre cualquiera. Tomé mi bolsa, mis llaves y salí corriendo de ahí. No sabia a donde ir.

Pero me quería alejar.

Salí de mi casa azotando la puerta de la entrada a propósito, baje las pequeñas escaleras y subí al auto.

Nunca había manejado.

Pero apostaba que debía ser fácil, había visto como lo hacia mi mamá, seria fácil. Tomé el volante con mis dos manos y encendí el auto.

Dos fuertes golpes en la ventana del carro me tomaron por sorpresa y salte de golpe.

Gire mi rostro y puse los ojos en blanco.

Con un gesto en la mano, Ken pidió que bajara el vidrio.

Lo hice de mala gana— ¿Qué es lo que quieres?

—¿Así tratas al chico que te gusta?

Gire mi rostro de nuevo y subí un poco el vidrio a propósito como advertencia para que no dijera más estupideces.

—¡No no! Es broma Lili— puso sus manos sobre el vidrio.

Lo mire de nuevo esperando que palabras salieran de su linda boca... Perdon... Su boca.

Se relamió los labios y se preparó para hablar.

—¿Qué es lo que intentas hacer?— dijo, mirando mis manos sobre el volante.—Tú no sabes manejar.

—¿Y por qué te interesa tanto?

—No quiero que te mates.

—Te aseguro que no lo haré— encendí el coche y en una velocidad quito las llaves y me las arrebató haciendo que el motor de el auto se apagara.

—¡Oye, dámelas Ken! No estoy de humor para tus estupideces.

Ken abrió la puerta del auto y con un gesto en sus manos me pidió que cambiara de lugar al asiento del copiloto.

Puse mis ojos en blanco y me moví de lugar haciéndole espacio para que se sentara en el asiento del piloto.

Ken cerró la puerta, se acomodo en su asiento e introdujo la llave para que el motor comenzara a funcionar.

Mire hacia la ventana con el corazón abatido, no se a donde me llevaba Ken pero, solo veía pasar árboles y dejar atrás la carretera, lo único que quería era eso, irme lejos, dejar atrás todo lo que me molestaba y me hacia sentir mal.

Primero cuando mi padre nos dejo yo ya tenia uso de conciencia y sabia lo que significaba para mi mamá que mi papá nos abandonará repentinamente.
Mi papá era un buen padre conmigo, era trabajador y hacia todo lo posible para darnos todo para ser feliz. Pero mi madre cada vez quería mas, no estaba satisfecha con lo que papá le ofrecía. Papá nos abandonó. Se olvido de mí. De su hija. Y, la historia se vuelve a repetir. Mamá se olvida de su hija, siempre lo ha hecho y nunca cambiara. No le rogaré que se quede porque soy yo la que ya no quiere seguir con ella.

—¿En qué piensas?— pregunto Ken mirando con un movimiento rápido hacia mi.
Despegue mi vista de la ventana y lo observe.

Sus ojos miraban hacia delante sin despegar sus manos del volante.

—En nada.

—¿Entonces por qué estas tan callada?

—Solo... no estoy de humor—hable acompañado de un suspiro.

—¿Por qué?— me miro con interés y preocupación.

—No quiero hablar del tema, me pone de mal humor— observe bien el escenario.
La carretera seguía pero, esta vez, había cada vez mas árboles y pinos, era un gran bosque en el cual podrías perderte.

Ken se quedo callado respetando mi comentario y dejar de preguntarme cosas.

Ken dio vuelta y se adentro al bosque, manejando entre los árboles por un camino marcado de tierra.

—¿A dónde me llevas?

—Ya veras.

Aparcó el auto en medio de árboles y más árboles. Bajo de auto con su velocidad de hombre lobo y abrió mi puerta.

—¿Qué hacemos aquí?— pregunté, bajando del auto y mirando al rededor.

Ken tomo mi mano acercándome a él y tomándome en brazos.

—¿Qué es lo que haces?— sus ojos me miraban con gran profundidad y sus labios estaban entre abiertos.

—Te llevo a mi aldea.

SIENTO TANTO QUE TARDARA EN ESCRIBIR. No volvera a pasar.
GRACIAS POR VOTAR Y COMENTAR❤️

Los lobos aman #1 De LLADonde viven las historias. Descúbrelo ahora