Pasaron los años

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3 años despues...

Me encontraba en la casa de los Hills, en el cuarto de Ken, llorando por su regreso, oliendo sus almohadas donde había dejado impregnado su olor. Alguien toco la puerta.
Y la voz de Ken se escucho.
—No llores más por mí, estoy de vuelta— decía mientras acariciaba mi cabello.

Desperté de golpe con un dolor de cabeza horrible.

Desde que Ken se había ido, no he dejado de soñar con el.
Siempre el mismo sueño.
Su regreso.
Yo en su casa.

He sobrevivido sin ellos.
Ya no tengo a mi mejor amiga pero conocí a Brad, mi novio, llevamos 5 meses juntos. Lo conocí en la preparatoria, es lindo y me gusta, llenó el vacío que dejo Ken y Allison.

Pero debo aceptar, que ha intentado tocarme y eso me da...asco. Cuando nos besamos, quiero parar.

A veces pienso que es por la marca.

¿Puede pasar eso?

El aire fresco entró por la ventana abierta de mi habitación, donde se dejaba ver una luna totalmente redonda y grande.

Me levante de mi cama y la cerré con seguro.

Volví a mi cama, me acomodé en las sabanas, volví a dormir y esta vez sin ningún pensamiento que se basaba en Ken.





La molesta alarma me indicó que era hora para ir a la prepa.
Brad me recogería.

Tome una ducha e hice todo para quedar lista para la preparatoria.

Baje las escaleras y mi madre ya se había ido a trabajar.

Sobre mi madre, me he acostumbrado a su falta de atención hacia mí. No me importa mas. Si yo no le importo, ella tampoco a mí.
La ultima vez que intente hablar con mamá sobre Brad, me dijo que hiciera lo que quisiera mientras pensara que era correcto y volvió a su computador. Desde entonces, no sabe nada de mí.

Mi celular sonó interrumpiendo mis pensamientos.

Era Brad, diciendo que ya estaba afuera esperándome.

Salí y me aseguré de que la puerta estaba cerrada con llave.
Subí al carro deportivo de Brad y él me recibió con un beso en los labios que yo rápidamente rompí.

Brad quedo decepcionado. Arrancó el carro con enojo y fue directo al colegio o eso era lo que parecía.

Brad tomó un camino diferente y aparcó detrás del edificio de la preparatoria.

—¿Qué hacemos aquí?— pregunté y lo miré fijamente, sus ojos miraban hacia delante y después giro su vista hacia mí.

—Tenemos tiempo— se acerco a mí su mano en mi nuca acercando mi rostro más a él para besarme. 

Todo lo que podía pensar en ese instante era Ken.
No en Brad o su forma de acercarme.
Ken estaba siempre interrumpiendo el momento.

Con mi mano intente detener su mano.

Me separe de su beso, algo estaba mal conmigo, me sentía sucia.—No...Brad..—Dije, alejándome.

—¿Por qué no?— susurró y se acercó queriendo besarme, donde se encontraba la dichosa marca.

De nuevo esa sensación de asquerosidad hacia el tacto de Brad.

—¡He dicho que no Brad!— Brad se alejó bruscamente.

—¿Qué es lo que te pasa, Lili? Siento que cada vez que te toco no te gusta o... Cada vez que intento besarte tú no respondes como quisiera. ¿Qué es lo que te sucede? Dímelo.— dijo, alterado.

Lo entendía. Yo era el problema en esto. Brad hacia todo lo posible por hacerme feliz pero simplemente no podía. Cada vez que besaba a Brad, extrañaba aún más a Ken.

—Simplemente no quiero eso ahora, ¿Si?— su silencio era incomodo e intente romperlo diciendo que nos llevara al instituto y él obedeció.

Bajamos y entramos al edificio, él estaba tenso a mi lado, todo el tiempo estuvo callado y seco conmigo. Me irritaba su comportamiento inmaduro. Solo porque no quise responder a sus toques y su besos se enfurecía.








Al terminan las clases. Brad me llevo a casa.

Brad sabe que mamá trabaja todo el tiempo y se aprovecha de la situación mandando indirectas de que quiere pasar a casa. Pero nunca le ha funcionado.

Baje de su auto y al bajar él pronto arrancó y se fue, claramente enojado por no invitarlo a entrar.

Saqué las llaves para abrir la puerta. Pero, la puerta ya estaba abierta. Guarde la llave, abrí la puerta y entre cautelosamente.

Todo estaba en orden.

—¿Mamá? ¿Estas en casa?—

Subí las escaleras.

Y no tener una respuesta de mi mamá no me sorprendió en lo absoluto, tal vez estaba encerrada en su recamara y con su estúpido computador.

Subí las escaleras y entré directamente a mi habitación.

Mi habitación estaba hecha un desastre, la ropa estaba fuera de sus cajones, algunas ropas en el suelo, otras en mi cama, y todo lo que debería estar en su lugar no lo estaba.

Pero lo más importante de todo, mi habitación no estaba sola.
Había un hombre en mi habitación.

Estaba desordenando más cajones como si buscara algo que se le había perdido.

Esta vez no volvería a caer.

Di pasos hacia atrás, lentamente, pero mis pasos no llegaron tan lejos al topar con algo.

Gire mi torso y me encontré con un pecho ancho. 

Era un hombre desconocido, alto, musculoso, cabello negro y sus ojos azules, la perfección en una persona. Pero su ceño estaba fruncido y su boca soltó algunas intimidantes palabras.

—Mira lo que tenemos aquí— dijo, su voz gruesa.

Quise salir corriendo de su alcance.

Dos hombres desconocidos estaban en mi casa.

Y no tenia que preguntarlo, eran hombres lobo. Lo sabía. 

Al tratar de correr, los brazos del hombre que tenia delante me detuvieron.

El hombre lobo me empujó contra la pared más cercana, colocó su mano en mi cuello con fuerza, acercó su rostro e inhaló el aire que me rodeaba. 

—Es de él— dijo el hombre lobo de ojos azules dirigiéndose al otro hombre.

El hombre que antes estaba en mi habitación se acercó a mí y dejo notar su furia

El hombre lobo de ojos azules seguía con su mano en mi cuello pero apretó su agarre haciendo que cayera en la inconsciencia.

Los lobos aman #1 De LLAWhere stories live. Discover now