El regreso

28.4K 1.9K 195
                                    

—¡¿DONDE ESTA KEN?!— gritó Roth haciendo que su voz se escuchara en el pequeño cuarto.

Quería que esto terminara.
Mi cuerpo estaba gravemente herido podía sentir cada parte de él ardiendo. Pero estaba preocupada por mi rostro, había recibido tantas bofetadas y rasguños por parte de Roth.

—¡CONTESTA MALDITA SEA!— me jalo el cabello una vez más.

—Ya...te he dicho...que no lo sé...—mi voz era de desesperación y las lagrimas que caían en mis mejillas hacían arder mis heridas.

Solo quería que esto terminara e irme de aquí a descansar.
Pero, ni siquiera me quedaban fuerzas para continuar.

Dejo mi cabello y se alejo un poco, su cara se deformó dejando ver unos grandes colmillos y sus ojos cambiaron de un color dorado.

—¿NO ME RESPONDERAS?— su voz esta vez era diferente era más grave y daba más temor.

Se acercó con tanta velocidad a mi cuello—Esto lo sentirá Ken— me dijo al oído.

Sus colmillos atravesaron mi piel, era un ardor insoportable.
Me retorcí en la silla por el dolor y en todo el cuarto solo se escuchaban mis gritos.
Roth apretó su mordida aún más. Mi vista se nublaba y mis gritos empezaron a cesar.
Mi sangre corrió de mi cuello a un poco más abajo. Me comencé a  desangrar.

Un ruido se escuchó del otro lado de la puerta, un grito y un golpe que impactó directamente en la puerta.

No podía observar lo que pasaba pero, lo que si pude escuchar fue una voz.

Fue su voz.

—Aquí estoy estúpido— dijo Ken.

Mi vista estaba nublada, pero si podía observar dos siluetas que estaban luchando en cuatro patas.

Mi herida seguía sangrando y ardiendo, me faltaba el aire.

Solo se escuchaban gruñidos en toda la habitación.

Unos pasos se acercaron a mí y unas manos tiernas me quitaron las ataduras y me sostuvo en brazos.

—Todo estará bien Liliana— la voz de Ken fue lo ultimo que escuché antes de caer en las manos de la pesada oscuridad.







Mis ojos se abrieron lentamente, mis ojos se sentían pesados y estaba un poco adolorida.

Una mano cálida se colocó en mi mejilla, ese tacto lo conocía bien, sabia de quién pertenecía.

—Ya era hora de que despertaras— dijo, con una sonrisa.

—¿Dónde... estoy?— mi cabeza me daba vueltas. Me acomodé recargando mi espalda en la cabecera de la cama y coloqué una mano en la cabeza intentando que parara el dolor.

—Shhh... Tranquila estamos en mi casa, en mi habitación— Ken se sentó a lado mío y rodeó mis hombros con su brazo.—Oh, Liliana lo siento tanto, no quería que te pasará esto, todo es mi culpa.— me aparte de él y me levanté con rapidez de su cama, mi cuerpo dolía pero podía levantarme.

—¿Qué lo sientes?— pregunté con enojo—Si de verdad lo sintieras jamás me hubieras dejado sola.

—Lo siento, enserio. No sabes cuanto me arrepentía por mi decisión.

Se levantó de la cama y dio unos cuantos pasos hacia delante, rodeando la cama.

—Y entonces, ¿Por qué no volviste?.

—No tenia elección. Mi manada me necesitaba y solo te hacia daño a ti.

—¿Qué no tenias elección? Había muchas soluciones para ese problema, pero tú...solo pensaste en ti. No me dejaste opinar solo... te fuiste y me dejaste...

Los lobos aman #1 De LLAWhere stories live. Discover now