Capítulo 13- De vuelta al amor.

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Habían roto el poco espacio entre sus rostros, uniendo sus labios y con ellos sus almas, no era un simple beso en este, estaban impresas muchas emociones, sensaciones y promesas, mismas que siendo así, seguirían en pie, una de ellas, el hecho de amarse para toda la vida.

Necesitaban aire y aunque les costara separarse lo hicieron, ambos inhalaron profundamente, llenando sus pulmones y al mirarse a los ojos, llenaron sus corazones también, de alegría.

-Sino hay nadie más en nuestras vidas, que nosotros mismos, no entiendo mi amor, que hacemos lejos el uno del otro- levanta su mano acariciando su mejilla, suavemente.

Necesitaba este tiempo José, aun sin saberlo era necesario, que nos extrañaramos- suspira -aun así aun continúa la espera, de algo que nunca llegará- comenzando a afligirse.

-¿que quieres decir con eso?- mirándola interrogante.

-Quiere decir, que si nos amamos, sabremos esperar un tiempo más, será el definitivo José, yo no desespero, no buscaré a nadie más... ¿tu?

No comprendía nada -mucho menos Isabel pero no veo el motivo, nos amamos, nos necesitamos... ¿porque seguir alejados?- exaltandose un poco.

-Sh- posa su dedo índice sobre sus labios -porque si, sólo... Esperame por favor- le sonríe tiernamente.

-toda la vida si es necesario, si- perdiéndose en esa mirada -Te amo.

Sonríe -Yo siento que te amo también- se acerca y suplanta sus dedos por sus labios, dándole un beso fugaz y de puro antojo -Gracias y hasta pronto- abre la puerta, se baja, lo mira por ultima cwz sonriendo y entra al edificio.

-Muy pronto- dijo para si mismo sonriendo, no entendía nada pero con lo que acababa de decir ella, no veía nada perdido. Arrancó y se fue a su casa; al llegar a ella, solitario todo, un profundo silencio que en otra ocasión hubiese preferido estar a miles de millas de ahí, sin embargo, hoy, las cosas eran diferentes, su esposa volvía a corresponder sin ningún temor a sus encantos y propuestas.

Esta misma mujer, relajada en el sofá, sonriendo como una niña pequeña, recordando lo sucedido, su corazón rebosante y su ser más tranquilo. Acompañada por su cachorra, pensaba en la siguiente jugada de su esposo por hacerla caer, provocándole un estremecimiento total.

Los siguientes días, las siguientes semanas, Isabel y José Manuel se siguieron viendo, fiestas, cenas pero siempre haciéndose compañía, para la sociedad volvían a ser los de antes, la prensa los acechaban si, pero sin conseguir nada, por eso.
El día 23 de Mayo, decidieron no ir a ningún sitio público, ya que una revista muy famosa en el pais habia publicado las fotos de la cena, donde estaban ellos dos muy cerca con un encabezado fuera de lugar pues ni siquiera se había hablado de un divorcio «REECONCILIACION?» por lo tanto, él se ofreció a preparar la cena, era algo tan casual, terminaron cenando en la sala, frente a la chimenea, sentados en el piso; una cosa llevó a la otra, cuando Isabel tuvo un destello de lucidez se encontraba a horcadas de José, disfrutando los besos de su esposo por su cuello y comienzo del pecho, mismos que le provocaban como pequeñas corrientes eléctricas por todo el cuerpo, haciéndola que dejara escapar gemidos de satisfacción, podía sentir su ya palpable miembro, bajo su pantalón y también contra su feminidad, la cual cada vez humedecía más.
Pero ahí paró, no quería que pasara aun no, él se disculpo como el caballero que es, se besaron solo un poco más y se decantaron, ofreciéndose a llevarla a su departamento, ella acepto, a pesar de que José le había ofrecido también quedarse ahí, al fin y al cabo era su casa, ella desistió, diciéndose a sí misma que era mucha tentación.

Al dejarla, se despidieron a besos también, esta vez, juguetones, ella bajó, entró y subió, dejando a un José Manuel suspirando, todo iba mucho mejor.

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