Capítulo 3- Descubrimiento.

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Aproximadamente una semana había pasado desde la ultima vez que se habían visto, aquella mañana, donde sus ojos de encontaron y sus labios se buscaron por instinto.
Ella había pensado y meditado mucho, en este tiempo se había dado cuenta que tenia que terminar de una vez con su matrimonio sino caería de nuevo en los brazos de quien aun era su esposo y del cual en estos dias anduvo huyendo. Por otro lado el galán de esta historia pasó tiempo con su hija pero no dejaba de pensar en Isabel, cada que tenia oportunidad, la llamaba, la buscaba, amenazaba a Mayte pero esta era decidida y no le decía nada pues su hermana se lo pidió encarecidamente, en fin, la buscó cuanto pudo. Pero se cansó de hacerlo, al menos por ese momento.

Lunes 19 de Marzo, año en curso (2001)

Una bella mujer bajaba de un avión, el por motivos de trabajo había ido a dejar a un socio al aeropuerto pero parecía que el destino estaba a su favor y los unía. La vio por una gran ventana, apenas y pudo reaccionar al verla dirigirse a la salida, ella iría por su maleta, pensó él, así que corrió como nunca antes lo había hecho, quiso pasar al área de equipaje pero el no viajaba así que decidió esperar afuera, por donde esa mujer saldría...
Minutos más tarde, que se le hicieron estrenos, levantó la mirada y volvió a localizarla esta vez más cerca y apenas se levanto, ella dirigió su vista a él, enseguida su pulso se aceleró y sus nervios colapsaron, apresuró el paso, aunque el fue más rápido.
-¡Isabel!- corrió de nuevo a ella, sin darle tiempo a nada la abrazó, fuerte, extrañando ese cuerpo, esa alma, rodó ese ser -Mi amor, creí que no volvería a verte- le sostenía el rostro con sus manos -Oh, Hola José ¿que hac...?- ni bien termino la pregunta cuando su boca fue capturada por la de él, abriendo ella los ojos lo más que pudo, intentó luchar contra el, pero era fuerte y la tenia bien agarrada, no era que se quisiera separar en realidad pero era lo necesario; segundos más tarde no puso resistir más y se encontró correspondiéndole con una necesidad infinita, dentro de ella todo vibraba, sentía esas mariposas en el estómago. Él por su parte seguía besándola sin importarle que la gente que pasaba se les quedara viendo, unos con desagrado y otros conmovidos al pensar que era una cálida bienvenida.
Un estruendo anunciando lluvia sacó a Isabel de ese paraíso, separándose de golpe -No me hagas esto- ya con lágrimas en los ojos -es que no te puedo dejar ir de mi lado, ni quiero- aun tomándole el rostro, expresó el, ella negó -es lo mejor, no tiene caso seguir juntos- a el se le quedaron grabadas esas palabras -dijiste que no me amabas ¿estas segura de eso?- es expectante -No, no lo estoy por eso quiero que te alejes de mi, al menos por un tiempo, quiero poner en claro mis sentimientos- derramando las lágrimas que antes se asomaron -Te daré ese tiempo, pero no espero rendirme Isabel, tampoco me alejaras tan fácil de ti, yo si estoy seguro y te confirmo, que te amo, te amo como jamas amé... - solo se le quedó mirando, estaba confirmando lo que su hermana le había dicho, estaba tan metida en sus pensamientos que no escuchó el ofrecimiento de él, de llevarla, solo se vio siendo dirigida por este hacia el estacionamiento.

El trayecto fue callado, hasta que el necesitó saber a donde se quedaba -Isabel- le tomó la mano, ella enseguida miro esta, luego lo miró a el y habló -¿que?-¿en donde te estas quedando- mirándola de reojo -en mi antiguo departamento- regresó su mirada al frente, no movió la mano pues en realidad no quería alejarse de él y se quedó en silencio de nuevo. Mientras manejaba pensaba en sus palabras, ella no estaba segura de amarlo pero si la besaba podía caer, estaba claro que se quería alejar de el pero ¿porque? No era bueno convenciendo pero tenia que hacerlo con Mayte para que le contara, sumándole que no se separaría de ella, a menos que no fuese porque ella lo heche.
Llegaron al edificio, el se bajo después de apagar el auto, bajó también las cosas de ella, le abrió la puerta y la ayudo a descender del auto, u a vez abajo, entraron, subieron al piso adecuado y al llegar a la puerta del departamento ella volteo mirándolo -gracias por traerme- decía sin mirarlo al mismo tiempo en que le quitaba la maleta de las manos -¿no me vas a invitar a pasar?- no se negó a darle su equipaje -no veo para que- lo mira a los ojos -tenemos que hablar Isabel- firme -no hay nada que hablar José, ya te dije que quiero el divorcio, que no te amo- el estaba confundido ya, hace rato le había dicho que no estaba segura y ahora se lo afirmaba -al menos invitame un café ¿no? Creo que me lo merezco- ya averiguaría que pasaba por la cabeza de ella, Isa tomo aire profundamente y cerró los ojos un momento para luego mirarlo fijamente -pasa- se giró y abrió la puerta, el sonreía desde atrás -huele rico- al pasar después de ella -supongo que vinieron a hacer la limpieza como le dije a Mayte -así que Mayte si sabia donde estabas- dijo el sentándose en el sofá más grande -¿porque lo dices?- preguntó ella desde la habitación al ir a dejar la maleta -porque obviamente le fui a preguntar, pero parece que la amenzaste de muerte o algo, se negó a pesar de todo- mirando todo a su alrededor -es mi hermana no es necesario amenazarla con algo así- saliendo de la habitación -¿porque huyes Isabel?- mirándola ahora a ella fijamente, esta lo evade en cuanto a miradas -no se de que hablas, no huyo como dices tu, simplemente necesitaba estar sola, relajada y pensar- se dirige a una puerta -y necesito ir al baño, ahora salgo- entra a este -lo estas haciendo de nuevo- grita un poco para que lo escuche aunque no obtiene respuesta.

Estaba en silencio mientras ella en el baño más que hacer sus necesidades buscaba tranquilizarse pues en cualquier momento caería en sus brazos si él se lo proponía. En ese momento siena el teléfono de la casa, el lo mira pero no contestaría a menos que ella se lo pidiera y menos pues esta le gritó que no contestara; lo que ninguno sabia es que después de sonar varias veces se iba a saltar el contestador, era Mayte... -Hermana, se que ya estas ahí, sino me quieres contestar esta bien, pero por favor gordita, escucha a José Manuel, te anduvo buscando como nunca, el te ama, te ama de verdad... - se escucha que suspira- te amo hermana y cuando quieras llámame, tenemos que hablar de ti.
José Manuel miraba el teléfono anonadado, así que eso era lo que pasaba, pensaba que no la amaba, comienzo a sacar sus conclusiones dándose cuenta que era por el, por no prestarle la suficiente atención y menos en ese momento de tanta sensibilidad, se lo había ganado por apenas verla en esas semanas, cerró los ojos un momento y al abrirlos levantó la cabeza, miró hacia la puerta del baño y ahí estaba ella, seria, también había escuchado todo.

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