Capítulo 2- La despedida.

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En la habitación principal, Isabel, con lagrimas en los ojos, decidida guardaba sus cosas en una maleta, nada discreta como de costumbre, no esperaba que su marido la buscara para impedirle que se fuera, ya que con sus actos desde semanas anteriores se lo venía demostrando, ella pensaba que el ya no tenia interés alguno en ella ¿estaria equivocada? que sea lo que dios quiera, estaba decidida.

Después de un rato, ya se hallaba en la cama, cubierta hasta el cuello, seguía llorando, en momentos así odiaba la soledad, así que para disminuir aunque sea un poco esa pena, tomó el teléfono y como por inercia, llamó a su hermana...
-Bueno- contestó una voz adormilada al otro lado de la linea -Hermana... - susurró Isabel antes de soltarse en llanto de nuevo -¿que pasa?- enseguida respondió Mayte, algo asustada -¿estas bien?- preguntó al instante -Para nada, me voy a divorciar- alcanzó a entender la rubia entre los sollozos de su mejor amiga, hermana; abrió mucho los ojos, evidentemente sorprendida -¿porque dices eso? No, no gordita, ustedes se aman- Isa iba apaciguando el llanto -Tal vez, pero no tiene caso seguir juntos- May suspira -¿que fue lo que pasó?- Isabel tomó aire -todo empezó cuando las relaciones sexuales ya no eran lo mismo, por mi afán de tener un hijo, seguro lo cansé, al grado de que ya no me toca, tiene semanas que no lo hace- dijo la mayor de ellas dos -No, no hermana, habla con el, no se queden así, no es lo mejor, gordita no te digas eso...- tenia algo de miedo por como seria su hermana después de que hubiera una ruptura en su matrimonio -Esta dicho Mayte- concluyó ella -No Isabel, date cuenta ¿quien se casa contigo solo por satisfacer tus ganas de ser madre? Lo siento hermana pero eso no es más que amor...- hubo un silencio de menos de un minuto- Esta dicho Mayte -concluyó ella de ese tema, siguieron platicando de otras cosas, quería distraerse.
Hablaron por largo rato, hasta que Isabel quedó dormida y su hermana, hablándole como loca, como ya se lo habia hecho, solo le colgó y se dispuso a dormir también. Durante la noche, tuvo abrazada la almohada que ocupaba su marido, dicen que cuando haces eso es porque sientes soledad o necesidad de una persona y ella definitivamente necesitaba la de José Manuel.

Al amanecer sin quererlo, se encontraron en el pasillo, ella saliendo de la recamara principal, recien bañada y el de la de huéspedes, con la misma ropa del dia anterior, José enseguida notó que ya su esposa traía un par de maletas consigo... Era verdad, no había sido un mal sueño, ella se iba, se separarían ¿o no?
-Buenos días- inició ella, hubiese preferido evitar esta despedida, se dijo dentro de si -pronto vendré por las demás cosas, mi abogado se comunicará con el tuyo para iniciar el tramite de...- se le hizo un nudo en la garganta pero trago grueso y tomo aire -del divorcio...- las palabras quedaron en el aire, lo ultimo que sus ojos vieron fueron los ojos de su esposo, frente a los suyos, sentía su respiracion a escasos centímetros de la suya, pudiendo solo entre abrir sus labios, cerrar los ojos y dejarse, dejarse besar por su ser amado, no quería pensar en nada más, solo eso...
-No te vayas- susurro él entre besos, estaban ya agitados pues este los dejaba sin aire; al escuchar esas palabras su conciencia entró en si, volvió a la realidad, triste realidad, se separó de golpe y mirándolo fijamente entono lo que seria algo definitivo -No te amo José, nos vamos a separar, no hay vuelta a atrás- sin decir más tomó bien sus maleta y bajó las escaleras, no paso mucho para cuando ella estaba ya arriba de la camioneta, encendiéndola y mirando de reojo por última vez esa casa, que de tantos momentos gratos fue testigo; José Manuel la había seguido, la miraba irse estando el de pie, en la puerta, no era de llorar pero estaba a punto de hacerlo, nada más y nada menos por la partida de la mujer que más amaba. Ella se marchó, dejando solo a un hombre, triste pero también dispuesto a todo por recuperarla, hasta el cansancio.

Manejaba sin rumbo fijo, escuchaba su teléfono sonar, sin embargo no pensaba contestar, sus ojos nublados de lágrimas le impidieron seguir su camino, parando en una calle sin mucho tráfico, apoyando su frente en el volante, buscaba en su mente alguna forma para no sufrir tanto aunque eso, sería imposible.

Pasaron un par de días, donde José la buscó como loco, pareciendo que la tierra se la había tragado. Isabel había decidido dejar la ciudad por unos días, aprovechando también que no tenia trabajo, buscó un lugar de paz, buscaba relajarse, aunque solo consiguiera pensar más en su esposo y los maravillosos momentos que pasaron juntos.
Miraba al hermoso cielo que le regalaba el atardecer -¿que sigue de esto? ¿porque me pasa esto? Cuando más de feliz estaba, algo sucede... ¿en verdad lo amo? ¿O fue solo un capricho para conseguir ser madre? Dios, dame respuestas- ya lagrimeando y abrumada, inieron a su mente las palabras de su hermana, las de la noche del suceso, ella lo amaba... ¿o como estar segura de que era amor?

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