Capítulo 12- ¿Cambio?

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Al llegar con su hermana, se desahogó llorando en sus brazos, al ser su amiga y también confidente no podía ocultarle absolutamente nada, esta vez Mayte no opinó nada, pues Isabel seguía de necia negándose al amor de José Manuel.

5:00 am

José Manuel, pobre hombre que se encontraba a esa hora, sin poder dormir, mirando al techo, se hacia preguntas y recordaba cada detalle del suceso de horas antes, en las penumbras imaginaba a Isabel ir hacia él, por lo que sonreía, aunque solamente era una ilusión al luchar contra el sueño que ahora si llegaba a cuerpo.

Mientras tanto en otra casa, otra cama, una mujer, pelinegra y hermosa, despertando por la inquietud, termina pensando en el inesperado momento que había vivido. Sus pensamientos la llevan al recuerdo de horas antes y le parece sentir aún sobre de sí los movimientos del hombre con el que tuvo un intenso encuentro.
Con la luz apagada, sonríe, cierra los ojos y, casi involuntariamente, su mano desciende hasta la entrepierna. Segundos después empieza a jadear suavemente y sus caderas comienzan a moverse. Se pregunta si volverá a estar con él otra vez, pero este pensamiento dura apenas un segundo, luego el deseo se apodera de ella y ya no piensa en él después. Solo están ella, su pasión y el hombre que la recorre en su fantasía, su hombre, imaginando que la asaltaba de sorpresa mientras estaba ahí.
Estaba sola en una recamafa, por ello no se preocupa, apenas y deja salir sonidos de su boca, sonidos fugaces, sin tanto poder como para que alguien la escuchara, a menos que estuviera demasiado cerca. A los minutos de haber comenzado las caricias lentas, las intensificó y así poco después su vista se nubló, levantando su pelvis y erizandoae su piel, había logrado un orgasmo pensando en él; enseguida se relajó, sacó su mano, con los ojos cerrados sonriendo, el sueño por fin la venció de nuevo, la había ayudado también el placer sentido, aunque nada comparado al que le proporcionaba su esposo.

Día siguiente, 19 de Mayo, sábado.

Isabel, desayunó con Mayte, estaba hundida en su trsiteza, su hermana trataba de darle ánimos pero era imposible.
Después del medio día, tomo sus cosas, entre ellas a Luna por supuesto, se fue de casa de su hermana, ya que se despidió. Al cabo de un rato se encontraba entrando al panteón, el mismo donde estaba sepultado su padre, llevaba a su perrita en un brazo y un ramo de flores blancas en el otro, portando sus lentes negros.
Poco a poco se fue acercando a la lapida correspondiente, acomodando las flores ahí y sentándose en un borde, estaba en silencio, dejando derramar lágrimas, las cuales solo se veían en su mejilla, por las gafas.

Sollozando -ya no aguanto más papá, cuanta falta me haces, si tan solo estuvieras aquí, junto a mi, tu seguramente me ayudarías en esto, no see que hacer, por un lado muero con vivir el resto de mis días con el hombre que amo, sin embargo nada esta claro, no es del tipo que juega con las mujeres pero... Esas fotos papá, lo debían todo- se larga a llorar más, por un par de minutos hasta que toma aire y vuelve a hablar -Dame una señal pa' solo una y yo sabre que hacer, por lo menos escucharlo...- fue calmando su llanto hasta haber parado, sacó un pañuelo de su bolso que traía colgado del hombro, al dejar de usarlo, por algún motivo se centró en mirar la tela, tenia grabadas unas letras, fue ahí cuando se estremeció, y se dijo que hace mucho no usaba ese bolso, no recordaba porque estaba ahí, lo tomó como la señal que le pidió a su padre, sonrió un poco, apretó el pañuelo, lo volvió a leer mirando en el "JMAD", suspiró, se levanto y con más ánimos habló -gracias papá, donde sea que estés...- miroe al cielo -gracias, te amo- se persignó frente a la tumba, giró y caminó a la salida, sin saber que era seguida por alguien.

Conducio hasta su casa, al llegar se bajó, se sintió observada pero no le importó demasiado puesto que muchas veces le pasaba, por ser famosa. Subió a su departamento, una vez ahí, bajó a su cachorra, ella se quitó los zapatos, descalza caminó a la habitación, estando ahí, puso tanto la bolsa como el calzado en su lugar, se desnudó y se metió al baño, ahí abrió el agua d el a tina, una vez llena, le agregó sales y lociones y se metió en ella, no sin antes poner musica apta para el momento, estaba de lo más tranquila, relajada, sonriendo mientras por su mente pasaban los recuerdos más gratos al lado de José Manuel.

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