Capítulo 31: Apartamento

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Deidara Namikaze

Me sentía ridículo y estúpido ¿Cómo era posible que me hubiera descubierto Itachi? Sé que los golpes que Orochimaru me daba eran cada vez peores, que en algún momento se notarían y no podría camuflarlos más pero... ¿Tenía que ser Itachi? Mi corazón se había roto en el momento en que le vi entrar por mi casa... o la casa de Orochimaru a Itachi.

Yo le había llamado, lo sabía pero... no esperé tener que verle la cara después de aquello, yo sólo quería decirle una última vez que lo amaba, creí que moriría allí sin que nadie me ayudase, en esa cama de la que sólo tenía recuerdos de sufrimiento y dolor, jamás imaginé que sería Itachi quien me rescataría de aquella cama, de mi tumba en vida porque eso era para mí la vida que llevaba ahora con Orochimaru, una tumba en la que moría todos los días y de la que no podía escapar.

Me desperté de golpe, todo estaba oscuro y mi corazón latía a mil por hora, no sabía dónde estaba y me costaba respirar. Grité y empecé a llorar pensando que volvía a estar atrapado en esa maldita casa con mi esposo pero cuando la puerta se abrió, fue Itachi quien apareció sentándose en mi cama y abrazándome con fuerza acariciándome el cabello que ahora llevaba suelto y tratando de calmarme.

- Vamos Dei... tranquilo, estoy contigo – me decía.

Intentaba pensar... no estaba en mi casa, no estaba con mi esposo, después de que Itachi apareciera me había despertado en el hospital y él se había ofrecido a llevarme a su casa mientras se tramitaba el divorcio y la policía ponía en marcha el operativo para detener a Orochimaru por la denuncia. Estaba en casa de Itachi... no en la mía, intentaba mentalizarme de eso y me acurruqué en su pecho cogiendo con fuerza su camiseta sin poder parar de llorar.

- Ya está Dei, estás a salvo, aquí nadie te hará daño, yo no dejaré que te hagan daño.

- Lo siento – le dije – lo siento mucho.

- ¿Por qué Dei? – me preguntó acariciando mi cabello.

- Te he despertado, lo siento.

- ¿Qué te han hecho Dei? – preguntó asustado Itachi y le miré sin entenderle – nunca habías pedido perdón por cosas tan tontas ¿Te... Te pegaba si le despertabas? – preguntó y yo volví a llorar.

- Sí – le dije

- Yo no lo haré Dei, jamás te voy a pegar, no te haré daño alguno, puedes despertarme las veces que quieras y no hace falta que te disculpes. Ven aquí pequeño, ven aquí – me dijo abrazándome de nuevo con fuerza.

Podía sentir la ira contenida que tenía ahora mismo Itachi hacia mi esposo. Creo que todo mi carácter fuerte había desaparecido tras las palizas que recibía pero... ahora no podía dejar de pensar que todo lo que hacía estaba mal, Orochimaru me golpeaba por cualquier cosa y ahora... me sentía inútil, sentía como si fueran a maltratarme por cualquier cosa que saliera mal. No quería que esto se repitiera con Itachi, yo no quería ser su estorbo.

- Ve a dormir – le dije – estaré bien.

- No lo estarás – me dijo convencido sin soltarme – hazme un hueco, dormiré contigo.

- ¿Estás seguro de que no te importa?

- No Dei. Por ti haría cualquier cosa. Venga... hazme un sitio.

Itachi abrió la colcha y se metió dentro conmigo. Le di la espalda pero a él no le importó, pasó su brazo por mi cintura y me acercó a él abrazándome. Me sonrojé porque era un maldito estúpido... Itachi me había traicionado en el pasado y sin embargo me sentía cómodo estando con él, me sentía seguro y protegido, empezaba a ver que realmente había cambiado, ese chico del que me enamoré estaba aquí conmigo velando mi sueño, intentando protegerme y cuidarme. Sonreí levemente y cerré los ojos tratando de dormirme mientras colocaba mi mano sobre la de él por encima de mi cintura.

Un médico para papá (Naruto: Naru-Sasu, Ita-Dei)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora