Pervertido.

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Pervertido.


Al finalizar la clase, Malfoy fue despertado siendo zamarreado por alguien.

–Ey, despierta. – Susurró una dulce voz cerca de su oído. Draco frunció sus cejas y murmuró algo casi imposible de oír, hecho que provocó que la persona que estaba despertándolo soltara una pequeña risita. – Vamos, bella durmiente. Despierta. – Canturreó en su oído.

Draco agitó la mano cerca de su oído, para espantar lo que estaba produciendo ruido como si se tratase de una mosca.

–Draco... – insistió la persona. El rubio bufó pero no abrió los ojos: ni siquiera podía percibir a quién pertenecía la voz.

–Cinco minutos más. – murmuró, dándose media vuelta y tratando de mantener el calor de su propio cuerpo.

Estuvo complacido cuando ya nadie lo molestó, pero eso sólo duró tres minutos.

–¡DRACO! ¡DESPIERTA, MALDITO HURÓN!

Malfoy se despertó sobresaltado, estirando las piernas para adelante en un acto reflejo y sintiendo su corazón bombear como loco. A medida que sus ojos se fueron acostumbrando a la claridad del lugar, pudo distinguir la cara de Hermione muy cerca de la suya.

La chica tenía una sonrisa inocente plasmada en su rostro, y sus cabellos caían sobre sus hombros con gracia.

–¿Hermione? – murmuró con voz ronca Draco, tratando de orientarse. ¿Todavía se hallaba en aquella maldita clase? ¿Todavía era un prisionero?

–¿Si, Draco? – respondió con voz queda la chica. El nombrado tuvo que aguantar la respiración y controlar sus malditas hormonas que hacían que se imagine la escena en otro lugar, en otro contexto, y con ambos haciendo cosas que no podrían siquiera hacer en la escuela.

–¿Dónde estamos? ¿Donde están todos? – Preguntó adormilado, sin poder quitar sus ojos de la mirada cariñosa que le ofrecía la chica.

–Te quedaste dormido luego de que un hechizo saliese mal. – Explicó Granger, siendo extremadamente cariñosa y buena con él, hecho que le causó un poco de pánico. ¿Qué había ocurrido realmente allí?

Intentó recordar pero nada se le vino a la mente, sólo el vago recuerdo de las palabras murmuradas por Trevor refiriéndose a tener algo con Hermione. Un súbito calor se extendió por todo su cuerpo, haciendo que de pronto se sintiera como un hervidero. Tener a Hermione delante suyo a pocos centímetros, con su mano extendida ofreciéndole ayuda y una tierna e inocente sonrisa en su rostro, tampoco servía. Y también el hecho de que su rostro se encontrase perlado de sudor, como si terminasen de hacer algo indebido y...¡¿Por qué demonios estaba pensando en eso?! ¿Y con ella? ¡Tenía que serenarse!

Espantado de sus propios pensamientos impuros y lujuriosos, Draco se rehusó a aceptar la ayuda que Granger le proporcionaba y, en un intento fallido de escapar, pegó su sudorosa espalda al frío mármol de la pared, encontrándose sin salida.

Hermione frunció las cejas, preocupada por la repentina acción del rubio.

–Ay no. – Murmuró, pensando que todavía el efecto del hechizo se encontraba en el cuerpo de su compañero.

Con delicadeza pero rapidez, se acercó más al rubio, ubicando cada una de sus piernas a los costados de las extendidas de él. Se agachó hasta quedar sentada a horcajadas del muchacho y pegó sus labios a su frente, mientras que con su mano derecha tocaba la mejilla del chico.

Draco, por su parte, se encontraba en una lucha interna. Ni bien Hermione ubicó sus piernas a su costado, su mente disparó hacia el mundo de Pervertilandia y se imaginó una situación totalmente descabellada. A lo lejos, podía escuchar las palabras burlonas de Trevor insinuando una cita.

Slythendor. [Dramione. Harry Potter]Where stories live. Discover now