Campo de Batalla.

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Campo de batalla. 

Las cosas no podían haber empezado peor. En primer lugar, cuando la luna llegó a Hogwarts, los estudiantes se fueron a dormir pensando en el fatídico día que les esperaría mañana. Pero en medio de la madrugada, tanto los alumnos varones como mujeres de Slytherin se despertaron y en medio de la oscuridad jugaron su primer cruel broma. Agarraron varios potes de grasa y las untaron en las suelas de los zapatos de sus nuevos compañeros, y luego prosiguieron a conjurar hechizos de insectos bajo las sábanas de los demás. Afortunadamente, estos últimos se despertaron rápidamente por el asalto que las pulgas, chinches y escarabajos estaban ocasionándoles e impidieron que siguieran con sus juegos, sacando sus varitas y comenzando un arco iris de colores que surcaba la habitación.

Snape, rápidamente, llegó al cuarto y se encargó de poner orden, quitándoles las varitas solo a los últimos recién llegados, creyéndose la mentira de los demás de que ellos no habían hecho nada.

La noche continuó en un ambiente tenso y tirante, con los alumnos riéndose por lo bajo o a carcajadas por lo que acababan de lograr. Hermione cerró los ojos e intentó dormir, pero Harry, bajo las frías sábanas, apretaba sus dientes conteniendo el enfado y pensando en alguna broma pesada para hacerles.

Cuando la mañana llegó, los viejos alumnos ya se encontraban cruzando el retrato de la mazmorra, con sonrisas crueles en sus caras. Cuando los demás, recién levantados, entendieron qué iba a pasar, ya era tarde: la puerta que daba al lúgubre pasillo acababa de ser cerrada con un candado creado a partir de magia. Harry, frustrado, golpeó lo primero que encontró a su paso, lamentando no tener su varita.

-Estamos perdiendo la guerra. - Comentó un alumno de Ravenclaw cabizbajo.

-Tenemos que idear alguna broma.- sugirió otro.

-Necesitamos a Fred y George. – Repuso un tercero. Harry miró a Hermione y ésta frunció el ceño, negando con la cabeza. Aquéllos no eran la solución al problema: solo iban a aportar más desastres, pensó la chica. Pero cuando otra alumna comentó que a este paso iban a perder demasiadas clases y ganarse varios castigos, Hermione se aclaró la garganta.

-Si conseguimos salir de aquí, yo misma les hablaré a los gemelos. - Ofreció. Todos los presentes la miraron curiosos: ¿cuando Hermione se ofrecía a jugar una broma?

Trevor la escudriñó con sus ojos, tratando de analizar su personalidad y, aceptando su cambio de actitud, sonrió con suficiencia y comentó orgullosamente, dirigiéndose a ella:

-Entonces será mejor que sepas que decir, dado que nos iremos pronto de aquí. - De su bolsillo sacó una varita, que claramente no era la suya. - Cuando Goyle continuaba riéndose por la broma, aproveché el momento para quitarle esto. - Explicó, mientras se deleitaba con todas las miradas de atención que recibía. - El pobre tonto no se ha dado ni cuenta. Ahora sí, si me permiten...

Se dirigió a la puerta y lanzó un claro y fuerte "Bombarda". El candado salió volando en todas las direcciones y la puerta se abrió con un resoplo de su propietaria.

-Gracias, Señora. Muy amable de su parte. - comentó irónicamente Trevor a la mujer del retrato, quien no se dignó a responder.

-¿No hubiese sido más fácil y disimulado un Alohomora? - preguntó Hermione risueña.

Trevor levantó las cejas, inocente, para luego guiñarle un ojo.

-Lo mío le aporta más dramatismo. Vamos, que tienes que hablar con Fred y George.

Salieron apresurados del dormitorio, dirigiéndose a la clase de McGonagall que ya estaba terminando. Los pasillos estaban desiertos, y los retratos murmuraban a sus pasos: qué locura jamás vista. ¿Como al director se le ocurría juntarlos en una misma Casa? Y por si fuera poco, en Slytherin.

Slythendor. [Dramione. Harry Potter]Kde žijí příběhy. Začni objevovat