Slythendor. [Dramione. Harry Potter]

Amor no Correspondido.

Antes que nada, ¡gracias por todos los hermosos comentarios y mensajes que me dan! Me alegran muchisimo!

Ahora, antes que pregunten, la torre de los fundadores es una torre secreta, pero aquí la ponemos como no secreta (? Por que? Porque no tenia otra torre qué poner, simple. No, qué va. La puse porque me pareció al torre mas adecuada para la situación.

Amor no correspondido.

Por si su castigo de limpiar todo no bastara, Dumbledore le aconsejó a Minerva que separase a los chicos en grupos; y así fue cómo Trevor y Hermione terminaron con Malfoy limpiando la Torre de los Fundadores.

-Nunca esto se ha usado. ¿Para qué quieren que lo limpiemos? - se quejó Trevor.

-Es como tu cerebro: no lo tienes, no sé porque se esmeran los profesores en hacer que pienses. - Y allí iba, la décima octava vez que iba a empezar una pelea entre aquellos dos.

Hermione rodó los ojos, subiéndose a una escalera para sacar las telarañas del techo. Pareciese como si fuera ella sola quién estaba haciendo todo el trabajo. ¿Pareciese? No, mejor dicho era. Los otros dos solo se limitaban a decirse estupideces entre ellos.

La chica pudo escuchar cómo la escoba que Trevor tenía en sus manos caía con un golpe seco en el suelo, preparándose para discutir.

-¿Sabes a quién te pareces vestido así? - Draco tenía puesto un saco verde chillón por encima de su camisa blanca para no mancharse la túnica. Cuando lo habia hecho, la chica y su compañero lo miraban asombrado y divertidos. Ahora el rubio tenía sus cabellos esparcidos por su frente, pegados a la piel por la capa de sudor que se estaba formando. - Me recuerdas a Campanita. Creo que te llamaré así. ¡Oye, campanita! ¿Me alcanzas el cubo de...? - no pudo continuar porque Draco arremetió contra él, enfadado.

-¡Cierra la boca! - espetó.

-Yo creo, ¡yo sí creo en las hadas! - gritó divertido Trevor, haciendo enfadar aún más al rubio, quien trataba de alcanzarlo mientras el otro corría en círculos cómo loco.

Hermione comenzó a escuchar como las cosas caían a su paso y los gritos de insultos provenientes de ambos. Ahora ella era quién estaba enfadada. Acababa de limpiar y ahora ellos desordenaban todo otra vez.

-¡Paren ya, maldita sea! - chilló colérica. Trevor paró al pie de las escaleras en donde estaba subida Hermione. Draco, con el impulso que traía desde afuera, no llegó a detenerse a tiempo, chocando con el pelinegro.

-¡Idiota! - gritó, justo en el momento que tastabillaba y se apoyaba fuertemente en la escalera, haciéndola vibrar. Granger, que estaba tranquila, de pronto sintió miedo y se apretó a las viejas maderas, sosteniéndose con sus puños desde la baranda de los estantes.

Los chicos la miraron desde abajo, y cuando Draco se percató de que vestía pollera, no pudo evitar comentar maliciosamente:

-Lindas bragas, Granger. - Y así continuó luego con su trabajo, con un malhumorado Trevor lanzándole miradas asesinas y una avergonzada muchacha, tratando de bajarse la falda mientras insultos salían de su boca.

Pasada una hora, los tres habían avanzado bastante con la limpieza. Los techos estaban relucientes, los estantes sin ninguna capa de polvo y los pisos limpios. Ahora sólo faltaba poner cada cosa en su lugar. Draco trabajaba lentamente, cómo si ya no tuviera fuerzas, mientras que Trevor y Hermione coordinaban fuerzas y avanzaban más rápido.

-¿Qué tal si dejas de vacacionar y nos ayudas? - preguntó la chica tratando de sonar, en lo posible, amable.

Draco clavó sus fríos ojos en ella. Bufó y se sentó en el suelo.