Capítulo 12.

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Capítulo 12

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Capítulo 12. 


La hora de salida llegó y me marché de los cinemas con el corazón apretujado en mi pecho, sintiéndome peor que nunca, ¿cómo podría si quiera tener una vida después de todo aquello? 

Caminé lenta, pero decididamente sobre el asfalto, mis piernas débiles y fatigadas me conducían a través de todas las calles que poco a poco se convertían en parte de mi nueva rutina, de mi nueva vida. 

No quería llegar al piso, ni tampoco quería estar afuera, no quería moverme, sin embrago no podría soportar la idea de mantenerme quieta. Deseaba con todas mis fuerzas perderme, perderme en el mundo, volverme invisible y desaparecer, pero la sola idea de imaginarme sola me ponía los pelos de punta. ¿Qué quiero en estos momentos? Ni si quiera yo lo sé. 

Había un abismo enorme entre lo que más deseaba, anhelaba y la realidad, la cruda y triste realidad. 

Al llegar al piso, caminé sin ánimos, abrí la puerta y me adentré en la oscuridad del lugar. 

Prendí la luz de la pequeña sala y me desplome sobre el sofá, de inmediato un pequeño bulto se acomodó plácidamente sobre mi regazo, bajé la vista y lo vi, al pequeño ser vivo que no había dudado ni un minuto en echarse sobre mi regazo, ese diminuto ser me necesitaba. Me había depositado toda su confianza sin pensárselo dos veces, y esa pequeña acción me había sacado de los labios  una sonrisa sincera. 

Cerré mis ojos, tomé aire y me recargué pensando en el principio de todo. 

Escribía cosas en mi cuaderno, con la vista clavada en los apuntes y la voz de nuestra profesora de fondo. 

—¿Nunca han tenido sueños, muchachos? ¿Acaso no tienen una meta en la vida? —preguntó y el salón entero permaneció en silencio. 

—Ya me quiero ir —susurró Grace únicamente para que yo pudiera escuchar, asentí suavemente y levanté mi vista hacia la señorita Patterson. 

—Bueno, ya sé que es lo que dejaré de proyecto para este semestre. ¡Ustedes tienen que exponer ante la clase la casa de sus sueños! —nos explicó animadamente mientras su mirada viajaba entre todas las caras del salón, incluida la mía.— Ustedes tendrán que ser lo más creativos posibles, pueden construirla, buscar fotos en internet...¡yo que sé! Piensen muy bien, que este trabajo les costará casi la mitad de su calificación final. 

—¿Cuándo se entregará? —cuestionó una chica, mientras los demás le lanzaban miradas fulminantes. 

—Tienen doce días a partir de hoy, y más les vale traer algo bueno. —sentenció la señora Patterson y nos dejó salir. 

—¿Qué piensas hacer tú? —la voz de Grace se hizo presente, las dos caminábamos hacia su casillero. 

—No lo sé, tendré que pensarlo, ¿y tú? —me colgué la mochila en el hombro. 

Obsession| h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora