Me quedé perplejo: ¿Cómo podía ser que una niña que parecía tan pequeña tuviera veinte años? Aún así, intenté ocultar mi sorpresa y simplemente le dije que había sido un placer ayudarla.

Una vez me aseguré de que Rubil volvía al trabajo, volví a salir a la calle. Al fin y al cabo, había terminado mi trabajo por el momento y me apetecía hacer algo productivo con mi vida.

Decidí ir a las afueras de la ciudad para intentar usar mis distintos tipos de magia sin que nadie me descubiese o molestase, así que comencé a andar hacia la salida de la ciudad.
Por el camino, llegué a la conclusión de que lo principal sería intentar usar la [Magia Sagrada] y la [Magia de Sanación] para ver hasta que punto era capaz de usarla. Descarté la opción de practicar la [Magia de las Sombras] dado que sabía que no sería capaz de usarla debido a mi bajo [Mp].

Tan concentrado estaba que no me di cuenta de que había unos niños delante de mí, así que di un salto hacia el lado para esquivarlos. No obstante, sólo empeoré las cosas, ya que en vez de chocar con unos renacuajos terminé impactando contra un hombre.

Nada más chocar caí al suelo. Adolorido, alcé la cabeza y vi que se trataba de un chico un poco mayor que yo. Tenía el pelo algo largo y de color negro. También llamaba la atención su muy esbelta figura: era alto y delgado, pero a la vez fuerte.

— Lo siento mucho —me disculpé.

—Mira por donde vas, niño —resopló él.

Yo arqueé una ceja:

— ¿Niño? ¿Quién te crees que eres para llamarme niño? —dije levantándome.

— ¿Acaso no es la verdad? —preguntó él cruzándose de brazos-. Sólo eres un niñato.

Al oír eso lo agarré rápidamente del cuello de la chaqueta:

— ¿Quieres pelea? —inquirí en un tono amenazante.

—Cuando quieras —respondió.

Mi lado violento no tardó en salir a flote tras aquellas palabras:

—Ahora mismo en las afueras de la ciudad.

Ambos nos dirigimos hacia allí sin perder ni un segundo y sin apartar los ojos el uno del otro. Poco tiempo después llegamos a un bosque y acordamos que la pelea se llevaría a cabo allí.

—Bien, ¿Qué tipo de pelea deseas? —preguntó el hombre-. ¿A muerte? ¿Con qué tipo de armas?

Yo le indiqué que pusiera él mismo las condiciones, que no me importaba.

—Está bien, entonces que sea un combate libre: podemos pelear por todo el bosque y no me hago responsable si te mato —dijo él sonriendo.

—Lo mismo digo.

Rápidamente desenfundé mi cuchillo y me perdí entre los árboles. Subí a una rama en la que estaba completamente oculto y esperé pacientemente a que el hombre pasara por debajo perseguiéndome... Pero pasaron más de veinte minutos y no por allí no pasaba absolutamente nadie, no lo veía por ningún sitio.

—Dime, ¿Hasta cuando vas estar subido a estar subido a esta rama? —preguntó una voz detrás de mí—. Me estoy cansando de esperar a que bajes.

Sorprendido, salté de la rama y comencé a correr en dirección contraria a él: no comprendía cómo había conseguido ponerse detrás de mí... Parecía algo completamente surrealista, desde luego no era un hombre cualquiera.

Cuando ya me encontraba a bastante distancia de mi primer escondite, di un salto para esconderme en la copa de un árbol tras asegurarme de que él no estaba cerca.

I'm (Not) A Hero (Pausada Hasta Nuevo Aviso) Where stories live. Discover now