Cap. I - Inicio

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Islas Canarias - 04.hs Am

Esa noche casi no pudo dormir, como la mayoría de las noches del último mes del rodaje.

Su cerebro parecía iba a estallar, sentía las ideas que iban y venían en su cabeza con una velocidad abrumadora. Su cuerpo pedía el descanso, lo podía sentir desde sus párpados hasta la pesadez de sus piernas.

El cansancio generalizado era desmedido. Nunca antes se había sentido así. No era su primer película... sabía de qué se trataba, sin embargo no podía creer el esfuerzo que ésta representaba para él. Quizás el hecho de haber llegado a ocupar ese lugar entre tantos lo sometía a una presión adicional, a un plus que su cuerpo no estaba dispuesto a pagar.

Las pastillas de nuevo en su mano daban cuenta de esto. Cada noche las miraba antes de llevarlas a su boca, como en una especie de ritual mágico o una plegaria íntima para que su efecto lo transportara a ese sueño que tanto anhelaba. No las contaba. Lo hacía ya de un modo intuitivo. Como de costumbre...

La intensidad de las imágenes que aparecieron en esas dos horas fue tal que al despertar tuvo que buscar indicios en la habitación que lo llevaran nuevamente al ahora, a esa realidad inmediata, demandante, agobiante... <Si pudiera quedarme sólo un instante más ahí> pensaba sentado a un lado de la cama con los ojos cerrados.

Extendió sus brazos adelante, y miró sus manos temblar de nuevo.

<No fue suficiente. Necesito un poco más, o quizás algo más fuerte...>

Se puso de pie y su cabeza le envió de nuevo un flash de ideas para su personaje. Imposible detener con la conciencia esa voracidad y el anhelo de éxito que siempre tuvo, y que lo llevaron hasta ese lugar... Debía releer el guión con las escenas que se filmarían ese día.

-Nunca es suficiente- dijo en voz alta y tomó el teléfono para pedir su desayuno a la habitación al momento en que recordaba en qué hotel se terminó la noche al mirar la guarda impresa de las sábanas con "Gran Canarias Towers" en amarillo oro.

La puerta del baño se abrió un segundo después de colgar el auricular.

_ ¿Qué pediste Ryan? _La voz, era de una mujer joven, de cabello rubio y largo. Con su cuerpo desnudo por completo, de proporciones que remitían a imágenes de escultores griegos, caminó por la habitación hacia él y lo beso en los labios.

_Recién llego. Me di un baño mientras dormías... No pensé que iba a terminar tan tarde. ¿Cómo estás?

_Muerto. O quisiera estarlo. Hace mucho que no me siento tan cansado. Mi cuerpo me dice basta pero mi cerebro me atormenta sin parar. Pienso si hice bien en firmar este contrato.

_Desde que te conocí en Dallas decís lo mismo en la mitad de cada película. Después te recuperas de inmediato. ¿Te parece unos días en París al terminar?

_No sé. Lo hablamos más adelante. Ahora sólo pienso en esto. Intento canalizar mis energías.

_Me voy a recostar en la otra habitación para ver si puedo dormir un rato _dijo Natalie, su mujer desde hacía ya cinco años _Nos vemos más tarde en el set.

El la miró hasta que desapareció tras la puerta y por un instante pensó en qué momento su relación se había hecho tan distante, tan fría. La imagen mental de esos días que pasaron juntos en París vino a su cabeza y lo llenó de nostalgia.

Desayunó, y luego se puso unos jeans desgastados, una remera negra como era habitual y unas sandalias de cuero. Tomó el celular, sus lentes oscuros y salió al pasillo donde ya lo esperaban su secretaria personal y un empleado de la productora. Los tres bajaron en el ascensor al loby del hotel. El silencio era apremiante, pero ambos sabían lo que significaba ese tiempo de transición para Ryan.

SIN MÁS QUE DECIR Where stories live. Discover now