Ennoshita [1]

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Los festivales estudiantiles siempre son divertidos, la organización y los diversos eventos que se realizan. Inoue cree que no hay algo mejor para disfrutar en su tiempo estudiantil.

A su salón se le ocurrió la idea de un café temático, les toca disfrazarse de valientes piratas. Y todo lo han decorado como tal, parece una cantina de esas épocas. Y es que le han puesto empeño, nada que ver con la sana rivalidad con otro de los segundos años.

Aunque el que le parece divertido es la venta de peluches a pedido, le parece adorable ver a todos haciéndolos. Se siente tentada a ir por uno antes de que termine el día, se ven hechos con tanto esmero y muchos los compran para regalar o simplemente para guardar, algunos tienen unos diseños muy extravagantes.

Pero por el momento solo se puede dedicar a atender a todos los que llegan a su café. Todos ahí parecen salidos del set de una película de piratas, tienen suerte de tener a varios del club de teatro y que pidieran vestuarios. Su cabello oscuro lo lleva suelto y con algunos objetos que parecen de bronce amarrados a él.

Su papel es el más amable de todos, los demás medio los intimidan haciendo preguntas consiguiendo, de alguna extraña forma, ambientarlos en el lugar y hay otros que solo les sirven o les cuentan cosas, tipo rumores sentándose frente a ellos. Siempre salen con algo nuevo, uno de ellos les comentó que al final de la casa embrujada de la clase tres del primer año les regalan un dulce a aquellos que no griten y a los que sí, los asustan más. O cosas similares, para invitarlos a que paseen por los salones.

—Oye, mira ese peluche tan lindo—Otra de las chicas que sirven, quien se dedica a burlarse de algunos para que pidan cosas más "rudas", le señala a una pareja que acaban de entrar. La chica tiene un peluche rosa con un chongo rojo, parece un gato real.

—Sí, ¿quién los atiende?

—¡Yo! Tú sigue con esos dos de primero, parecen hambrientos.

Inoue asiente y sonríe, lista para entregarles sus bebidas y la comida que pidieron. Porque sí, ellos no solo están sirviendo postres y dulces, tienen un pequeño menú con algunas comidas ligeras.

—Aquí tienen, disfruten.

—¡Gracias! —El más bajito agradece con una enorme sonrisa, mirando emocionado sus pedidos. Ella asiente y se retira.

Esos serían sus últimos clientes por ahora, ya es tiempo de su pequeño descanso para ir a curiosear a los otros lugares. Su primer destino es la venta de peluches a pedido, a ella le gusta coleccionarlos. Solo que no sabe qué pedir.

Se dirige al salón y entra despacio. Ve a todos los que están ahí y solo uno se ha desocupado ya, se dirige hacia él con una sonrisa.

—Hola.

—Hola—Saluda él, con una sonrisa amable—. ¿Cómo quieres el peluche?

—Sorpréndeme. Escoge tú el diseño.

—Está bien—responde y comienza a sacar materiales de la caja que tiene al lado—. Puedes sentarte a mi lado o seguir paseando, me tardaré un poco.

Ella lo piensa un momento, pero lo único que le interesa es el peluche. Así que mejor se sienta a su lado a verlo trabajar, quizás viendo aprende como hacerlos.

Ve como cose la tela negra, a simple vista se ve suave. También lo ve sacar el relleno y una tela menos oscura.

Después de casi una hora le entrega el pequeño peluche, que resulta en un pájaro negro y redondo con cabello oscuro y una bufanda roja. Algo muy diferente a todo lo que tiene y en un tamaño ideal, puede ponerlo en su escritorio y verlo todos los días cuando hace tareas.

—¡Está muy lindo!—Exclama sonriendo emocionada, maravillada por el resultado final—. ¿Dónde debo pagar?

—Allá—Se da media vuelta y apunta con su cabeza, allá hay dos chicas recibiendo los peluches y viendo los precios, seguro que por los tamaños.

—Gracias—Su sonrisa es más pequeña, pero no menos emocionada—. Por cierto, ¿cuál es tu nombre? Quiero recordar quien hizo este lindo peluche.

—Chikara Ennoshita.

—Un gusto, yo soy Inoue Nakamura. Nos vemos.

Ella se levanta y cuando se ha ido, él solo sonríe a la nada. Le pareció una persona agradable. Le gustaría volver a hablar con ella, está vez de forma más prolongada y con intención de conocerla.

Se lo pedirá antes de que se vaya.

Inoue mientras tanto sigue embelesada con el peluche, abrazándolo por momentos y otros solo viéndolo. Todo mientras espera a que sea su turno, da igual cuanto cueste, es tan lindo que lo vale.

Al fin siendo su turno se da cuenta de que por el tamaño, que no es muy grande ni tampoco pequeño, le sale más barato de lo que se estaba imaginando. Está dispuesta a irse cuando Ennoshita pide un momento de su tiempo.

—Bueno, yo, ¿quieres ir a comer algo un día?—Dicha la pregunta le dan ganas de golpearse, sonaba mejor en su cabeza.

Ella sonríe pensándolo bien. No le parece mal chico y se ve que le costó hacer la pregunta.

—Sí. Estaré en el café temático de la clase cuatro, podemos arreglar los detalles ahí. Tengo que irme, me tomé demasiado descanso.

Ella se despide con un movimiento de mano, sin quitar su sonrisa alegre. Mientras Ennoshita solo siente haber triunfado en algo grande, muy pocas veces ha conseguido alguna cita.




Lo traje antes porque la inspiración me asaltó de repente. Fue como una bofetada y no podía desaprovechar esta oportunidad, considerando que estaba en bloqueo con respecto a Ennoshita. Además esto es casi como un pago por tardarme tanto en actualizar los oneshots, hasta siento que se les hacen eternos porque ni he terminado de subir las primeras partes. Me disculpo.

¿Qué les pareció?

¡Gracias por leer!♥

Cien y Una Historias [OneShots]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora