Kuroo [1]

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Mudarse puede ser verdaderamente horroroso. Eso lo sabe muy bien Mimi, quien solo fue a buscar almuerzo para ella y sus dos hermanos menores y termino pérdida en algún lugar. Ella no recuerda bien como es su nueva casa por lo que siente difícil que al pedir dirección las personas lleguen a adivinar.

Suspira tratando de ocultar su pánico por estar perdida. Ella no es una chica de ciudad, una sola vez en su vida visitó Tokio y fue mucho años antes de que nacieran sus dos hermanos, en realidad ni recordaba que los edificios fuesen tan grandes ni el bullicio que la ahoga en el corazón de la ciudad.

Mira las compras, y maldice también el no haberse llevado el teléfono. Ese día la suerte parece haberla abandonado.

Camina un poco buscando algo conocido, en verdad solo se alejó unas cuantas calles... ¿o eran más que unas cuantas? Ya ni recuerda cuanto caminó. Se siente desesperar, mira hacia todos lados ya sin poder ocultar su pánico.

En verdad no recuerda ni el color de su casa.

En su floreciente desesperación choca con alguien cayendo al suelo por ser mucho más grande que ella. Levanta la mirada para encontrarse con un muchacho.

Y totalmente intimidada se aleja de él. Esos ojos dorados, parecidos a los de un gato, en primera vista asustarían a cualquiera.

—¡Oe! ¡No te haré nada! Será posible... Levántate—Ella solo se encoge un poco, cohibida por el chico—. ¿O acaso quieres que yo te levante?

Mimi ni lo pensó dos veces, se puso de pie en un instante para sorpresa del chico de ojos de gato. Ella no iba a permitir que él la levantase, no, no con ese tono provocativo con que hizo la pregunta.

—Vaya, sí puedes levantarte sola—Ella frunce el ceño por lo dicho y lo mira directamente, aunque debe hacerlo muy hacia arriba porque es como treinta centímetros más alto.

—¡Por supuesto que puedo! ¿Quién eres tú para pensar que no?

—Oye, no te exaltes. Soy Tetsuro Kuroo—Le sonríe de una forma bastante extraña a su parecer, haciéndolo ver un poco amable, pero de alguna manera también lo hace ver como alguien que oculta algo. Jamás había conocido a alguien así—, ¿y tú eres?

—Mimi Koujo—apenas lo dice en un susurro que el viento estuvo a punto de llevarse.

—Bien, Mimi. Nos vemos...

—¡O-Oye! Yo...no sé dónde estoy... ¿podrías ayudarme?

Kuroo la mira un momento, no quiere dejarla ahí cuando se le nota en la cara que no tiene idea de dónde está, pero debe hacer un par de mandados y buscar a Kenma que se le perdió, lo más seguro es encontrarlo en algún lugar sentado siguiendo con su juego como siempre.

—Tengo cosas que hacer, pero mientras busco a Kenma te puedo ayudar. ¿A dónde quieres llegar?

Mimi baja la mirada avergonzada, de verdad no recuerda ni el color de su casa.

—A mí casa, pero no recuerdo ni como es.

El más alto solo le dedica una mirada incrédula.

—¿Eres nueva en la ciudad? —Es la única explicación que se le ocurre, porque solo así es posible explicar que no se acuerde de eso ya que las rutas con el tiempo se aprenden de memoria.

—Sí.

Kuroo coloca su mano en la cabeza de ella antes de comenzar a caminar, si la suelta se perderá y no quiere sentirse responsable por dejarla en un lugar todavía más desconocido. Será bueno con ella y le preguntará sí reconoce tales cosas, pero más no puede hacer.

Le dirige una mirada disimulada, se ve que está por entrar en pánico.

—Al final daremos con tu casa, y si no, cuando encontremos a Kenma le pedimos mi teléfono para que llames.

Mimi levanta la cabeza hacia con los ojos brillosos completamente agradecida con los dioses por haberle puesto a una buena persona en el camino.

De verdad se siente aliviada.




Como podrán darse cuenta este tendrá continuación, igual que los demás de mi lista sensual(?). Ahora, quiero decirles que pueden pedirme del personaje que quieran, yo me las ingeniaré para traerles una bella historia :)

El siguiente será de: ¡Akaashi! ♥

¡Gracias por leer!



Cien y Una Historias [OneShots]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora