Tanaka [1]

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La situación actual es complicada, no podría serlo más. Ella siempre ha tenido la mala costumbre de decir las cosas de frente, sin importar que alguien pueda ofenderse o sentirse mal. Pocas han sido las ocasiones en las que ha pasado justo eso.

Estar rodeada de tres chicos gigantes del club de baloncesto de la preparatoria Karasuno, tres chicos muy enojados que no sabe sí buscan que se disculpe o golpearla. No sabe que esperar de esas expresiones terroríficas que se cargan.

Admite que se siente intimidada, en especial porque no sabe de qué puedan ser capaces. Hay quienes no tienen respeto a nadie y puede que alguno de los tres sea de esos a los que no le importa que sea hombre o mujer, les pega por igual.

—¡Hey! —Ella se sobresalta, reconoce la voz a espaldas de los chicos—. ¡¿Qué creen que hacen?! ¡¿Ah?! ¡¿No les da pena tratar así a una chica?! ¡Niñatos!

A veces agradece que él ponga esas caras tan horribles, también que sea así como es. Siempre es el primero en saltar a protegerla, incluso cuando no es necesario.

—Eso no te importa, ella debe aprender a guardar silencio.

—Pero si no hubiera respondido a su pregunta se hubiera molestado igual, al menos es por una buena razón porque de lo contrario sería más idiota de lo que ya es.

El chico golpea la pared irritado, por suerte ella no llega al uno setenta o hubiera recibido el golpe en la cara.

—¡Oye, oye, niñato! ¡Llegas a tocar un solo cabello de ella y te comeré vivo! —La frase acompañada de esa mirada de loco logra intimidar a los tres chicos, más aún por la sensación de creciente peligro que se siente en el ambiente.

Los tres se alejan, no sin antes darle una mirada de advertencia a la chica.

—¿Estás bien, Akiyama-san? —Se acerca para comprobar que no le hayan hecho nada.

Ellos son compañeros de salón, pero se conocen desde pequeños porque son vecinos. Hasta que ambos entraron a Karasuno coincidieron en escuela, lo cual ayudó a que convivieran más que antes.

Ella se puede a todo el equipo de voleibol, de vez en cuando se acerca y los ve practicar. Desde lejos puede dibujarlos a todos, en un solo plano a su santo antojo; pero no se acerca tanto porque cuando se pone a hablar con ellos normalmente terminando enojando a Kageyama, el armador de primer año y, alguna que otra, a Nishinoya, aunque el enojo de este dura menos.

—Sí. Gracias por ayudarme, debería aprender a no decir todo lo que pienso, me está trayendo muchos problemas últimamente—Comenta viendo el suelo, pensativa buscando formas de llegar a aprender a hacer eso.

Tanaka sabe bien a que se refiere con problemas, ya la han citado con el director varias veces por responderle a los maestros. Lo peor es que lo dice con demasiada seriedad, mostrando que en verdad piensa eso.

—Deberías intentar reírte mientras lo dices, así no se siente tan terrible como cuando lo dices con esa cara de póker—Le aconseja, sabe que no ayuda mucho eso, pero le parece que tendría menos resultados como el de hace un momento.

Aunque ella no se da cuenta del momento en que ha dicho algo hiriente o irritante.

—Ah. Por cierto, te he dicho que puedes decirme Nadeshiko, nos conocemos desde los ocho, no hay por qué se tan formales, Ryunosuke-kun.

Él no puede evitar sonrojarse cada que lo llama por el nombre, el hecho de que una chica tan linda como ella lo trate así es de ensueño.

—¿Y ya terminó la práctica?

Cien y Una Historias [OneShots]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora