La Señorita Elizabeth nos informó que, Selena no podría bailar esa noche, ya que se había fracturado un tobillo, yo me sentía algo nerviosa, la culpa aun no llegaba pero si sentía algo de ella, pero todo eso se paso cuando la Señorita Elizabeth se acercó a mi, sólo para decirme que no era su segunda opción para esto pero que Goreti le había dicho que bailaba muy bien y que me sabía la coreografía a la perfección, ella dijo que si quería hacerlo, obviamente le dije que si, entonces todas volvimos a prepararnos para nuestra puesta en escena, yo me sentía muy feliz, estaba a punto de lograr que la Señorita Elizabeth estuviera orgullosa de mi, no iba a decepcionarla por nada en el mundo. A sí que salimos a escena, resumiendo un poco las cosas, todo salió muy bien, como siempre Goreti brilló como la estrella que era, pero para mi yo fui la que mejor lo hice, toda la noche fue increíble, recibimos el aplauso de todo mundo, incluso el de la Señorita Elizabeth, para mi esa noche fue mágica. Recuerdo que cuando todos nos estabamos tetirando encontré un chocolate en una de las sillas donde estaba el público, como veía que nadie lo reclamaba decidí tomarlo, ya que estaba muy ambrienta, digamos que yo no era una chica que comiera mucho, recuerdo que mi madre siempre me insistía en que comiera un poco más, ya que no le gustaba mucho mi estado físico, pero a mi no me importaba ser delgada con tal de que fuera aceptada, quien diría que todo daría un giro de 360 grados. Mientras estaba en el auto de mis padres para ir a casa, empecéa comer el chocolate, mientras lo comía sentía una sensación muy extraña, una sensación de paz combinada con alegría, se sentía muy bien todo eso, lamentablemente también empecé a sentir mucha culpa, ya que recordé lo que había tenido que hacer sólo para ser importante en la obra, me sentía mal, como era posible que halla hecho un acto tan atroz como ese, ya no estaba feliz, ahora me sentía triste, lo único que evitaba que llorara era ese chocolate que, de alguna forma, levanta el ánimo.

Pasaron los días y yo seguía sintiéndome mal, pero a pesar de eso, yo no dejaba de asistir a las clases de ballet, de hecho todo estaba llendo muy bien ahí, la Señorita Elizabeth ya notaba mi presencia, de hecho, en la nueva obra que íbamos a llevar acabo, me ofreció un papel más importante, yo acepté con mucho gusto, aun que ella me advirtió que los entrenamientos serían más duros e estrictos, aun así yo seguí aceptando. Los entrenamientos cada vez eran más duros, y conforme estos iban aumentando, también mi apetito lo hacía, ya no comía sólo para olvidar lo que habia sucedido, si no que ahora lo hacia porque ne gustaba lo quw sentía al hacerlo, me gustaba comer, era algo increíble lo que sentía al hacerlo, sentía un cosquilleo en mi estómago cada vez que lo hacia, incluso cuando ya estaba muy llena, tocaba mi pancita algo abultada y me gustaba como le sentía, me gustaba comer mucho, ya no podía negarlo más, pero no podía darme el lujo de hacerlo, ya que la Señorita Elizabeth siempre quería que nosotras permanecieramos delgadas. Aún que hice lo posible para alejarme de la comida, ya era algo tarde, había ganado un par de kilos, no era la gran cosa, pero la Señorita Elizabeth lo había notado, ella se enfureció conmigo, no podía creer que yo estuviera ganando peso, a si que en castigo por eso, me puso a practicar el baile como si no hubiera un mañana, no le importaba que le dijera que estaba exhausta, ella continuó poniéndome a bailar, mientras lo hacia, no para de repetir una y otra vez que ella no aceptaría que ninguna de sus alumnas fuese gorda, que todas debían ser bellas y esbeltas, en ese momento una idea empezó crearse en mi cabeza, yo sólo pensaba, por que tenía que ser delgada, por que tenía que adelgazar, por que siempre tenía que preocuparme por si debía comer eso o no, o si ganaría peso o no, por que no podía ser gorda, por que no podía ganar peso y comer mucho si eso me hacía sentir muy bien, cual era el problema con ello.

Fue entonces cuando tomé la decisión de que yo ya no sería más una chica delgada, que desde ahora yo seria una chica gorda pero muy feliz, me di cuenta de lo que ellas me estaban convirtiendo, dejé de bailar y me acerqué a la Señorita Elizabeth sólo para decirle que yo no seguiría más en esto, que se consiguiera a alguien más para insultarla porque yo no lo haría más, además de eso dije frente a todas que me gustaba comer y que desde ahora lo haría y no pararía de hacerlo, también aproveche para decirles a todas lo que había hecho pero también diciendo que Goreti me había convencido de hacerlo; al final sólo tome mis cosas y salí de ahí, claro que antes pase a una tiendo a comprar un pastelillo. Salí corriendo de ahí con una gran alegría y libertad, corrí hasta mi casa, donde llegue rápidamente con mi madre sólo para decirle todo lo que había sucedido, le explique todo lo que había hecho y la decisión que había tomado; ella sólo me dijo que estaba orgullosa de mi, por el hecho haber dicho la verdad y además de haber confrontado a la Señorita Elizabeth, dijo que a ella no le gustaba mucho el hecho de que yo asistiera a esa clase pero que como a mi me hacía feliz, nunca dijo nada, pero que ahora que ya no iba a asistir más eso le daba calma, dijo que cualquier decisión que yo tomará ella me apoyaría en ello y que siempre iba a estar orgullosa de mi. En ese momento yo comencé a llorar de felicidad y abraze con fuerza a mi madre, le dije que yo era feliz estando con ella, entonces ella sólo me pregunto que si tenía hambre a lo que yo respondí que si y mucha.

Desde ese día mi vida cambio, nunca volví a poner un pie en esa clase, además de que comencé a subir mucho de peso, a mis padres no les importó mucho ya que de todas formas yo seguía saliendo y con eso era más que suficiente, con el tiempo deje de sentir esa sensación extraña mientras comía, ya sólo como porque me gusta hacerlo, aun que debes en cuando vuelvo a sentir esa sensación; ahora soy muy feliz y no me preocupo más por mi peso, más bien me preocupo por que comeré más tarde.

Una Chica Diferente.Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang