Capítulo 2

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Fuimos a conocer otras facultades como la de medicina y química, queríamos visitar la de arquitectura y odontología pero el receso no nos fue suficiente.

Íbamos pasando frente a la facultad de ingeniería de regreso a la nuestra cuando ví a Pedro a lo lejos.

-Ven Lupita, te voy a presentar a mi hermano. -La jalé de la muñeca y corrí hacia donde estaba Pedro.

Pedro estaba a un lado de la puerta de su salón con Daniela, cómo era de esperarse, creo que esta chica no lo deja solo ni para ir al baño. Yo seguía corriendo por el pasillo jalando a Lupita, cuando estaba casi en la puerta choqué con alguien que salía del salón, era un chico, al parecer yo levaba mucha fuerza porque al chocar lo tiré y calló justo a los pies de Pedro.

-¿Estas bien Ibarra? -Le dijo Pedro al chico que acababa de casí asesinar por andar corriendo donde no se debe.

-Sí -Le respondió tartamudeando.

-Ven. Te ayudo a levantarte.

Pedro lo ayudó a levantarse y fue ahí donde lo vi bien. Era un chico caucásico de cabello casí negro, llevaba unos lentes de fondo de botella que casi no dejaban ver sus ojos cafés, parecía un típico ratón de biblioteca, usaba una camisa a cuadros con un moño y sí, tenía todo el aspecto de un nerd.

-Te ofrezco una disculpa. No era mi intención tirarte. -Le dije.

-No, no te preocupes -me respondió sin mirarme a los ojos y se fué casí corriendo cómo si estuviera huyendo de mi.

-El es muy tímido y no habla con nadie. -me dijo Pedro.

-Mas bien es un tonto. Nadie le habla porque es muy raro. -Dijo Daniela.

-Amor. Ya te dije que no debes hablar así de el. Es nuestro compañero y merece respeto.

Mi hermano siempre pidiendo respeto para toda la gente. Y sí, en esta ocasión lo apoyo porque parece un buen chico solo que con algunos problemas de personalidad.

-Y a todo esto. ¿Qué estas haciendo aquí cuñada? -me dijo Daniela con esa voz aguda que tanto odio.

-Fui a conocer un poco la escuela con una nueva amiga y pasabamos por aqui. Ella es Lupita, mi compañera en algunas clases. -le dije a los dos. Mire a Lupita y le dije. -El es mi hermano Pedro y su novia Daniela.

-Mucho gusto Lupita -mi hermano siempre tan cortés.

-Hola -Le dijo Daniela sin mucha gracia.

-Bueno, nosotras ya nos vamos porque tenemos clase. Te veo a la salida hermanito. -Le di un beso en la mejilla y nos fuimos a nuestra facultad que esta casi pegada a la de Pedro.

Llegamos al salón y afortunadamente no había llegado ningún profesor. Nos sentamos hasta atrás porque el salón estaba lleno. Después de 5 minutos llegó una profesora y nos dio su clase durante dos largas horas.

El momento de ir a casa llegó así que me despedí de Lupita y fui al estacionamiento a ver si Pedro ya estaba en su auto. Llegué y aún no había nadie entonces solo me recargué en una puerta del auto. A lo lejos pude ver al chico con el que había chocado, llevaba unos libros y atrás de él caminaban otros chicos, sabía que eran del equipo de fútbol por las características de los grupitos que Pedro me había dicho en la mañana camino a la escuela. Al parecer lo estaban molestando ya que el caminaba más rápido, cómo huyendo de ellos. Los chicos que iban detrás de él aceleraron su paso y lo rodearon, uno de ellos lo empujó y tiró sus libros. Empezaron a empujarlo entre todos hasta que cayó al piso, todos empezaron a reírse y se fueron corriendo.

En ese momento yo corrí para ayudarlo.

-¿Estas bien? -le pregunte mientas le ayudaba a levantar sus libros.

-Si, gracias. -levantó un poco la mirada. -Eres la chica que me tiró hace rato.

-Oh, si. Ofrezco disculpas otra vez por eso. No deberías dejar que ellos te traten así.

Tomo los libros que yo acababa de recoger y se estaba llendo cuando le grité.

-Espera!! ¿Cómo te llamas?

Se volteó inseguro y me dijo.

-No es importante que lo sepas. Para nadie lo es.

-¿Por qué dices eso? Yo quiero saber tu nombre.

-A nadie le interesa, soy un cero a la izquierda. Por eso cualquiera en este campus me molesta.

-Solo quiero saber tu nombre. Además mi hermano es compañero tuyo. Y te juro que mi intención no es molestarte.

-¿Quien es tu hermano?

-Pedro

-El es la única persona que no ha sido grosera conmigo.

-Me lo imagino. El es muy bueno.

-Soy Erick. Lo siento. Tengo que irme. -salió corriendo.

Me quedé ahí parada. Me llamaba mucho la atención que en ningún momento levanto la cara, todo el tiempo con la mirada al suelo, si era un chico un tanto raro como lo dijo Daniela, pero no tonto.

-¿Qué haces ahí parada? Vamos a casa -Pedro me sacó de mis pensamientos.

Caminé hacia el auto sin decir nada.

Ya adentro le pregunte.

-Oye, sobre el chico al que casi mató frente a tu salón.

-Oh sí, Ibarra.

-Lo ví hace rato. Un grupo de chicos lo molestaban.

-Siempre es así, casi toda la escuela lo trata mal.

-¿Por qué?

-No lo se. Creo que tiene problemas de autoestima.

-Parece un buen chico.

-Lo es, casi no lo he tratado porque no me lo permite, a nadie prácticamente, siempre está solo.

Me quedé pensando y no dije nada más. Llegamos a casa y comimos junto con mis padres. Pero aún me causaba intriga lo que hable con Pedro.

Por la tarde hice mis tareas de la escuela y llegando la noche me dispuse a dormir. Antes de hacerlo seguía pensando en Erick y llegué a la conclusión de que debía ayudarlo, cómo, aún no lo se, pero ya se me ocurrirá algo.

La alarma sonó y me levanté con toda la flojera del mundo, me arreglé y esta vez si desayuné, me despedí de mis padres y subí al auto de Pedro.

Por Toda La Eternidad - Erick IbarraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora