Capítulo 9: Verdades.

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POV Lauren:

Y ahí estaba yo, sintiendo sus suaves labios sobre los míos. Encajaban de forma tan exquisita y perfecta que no pude aguantarme las ganas de profundizarlo.

Al principio los labios de Camila temblaban y se veían dudosos, pero conforme el beso avanzaba y se intensificaba pude notar que ganó confianza, además de ganas. Pasé mi lengua por su labio inferior sacándola un suspiro muy audible que me erizó la piel. Ella se levantó de la silla y apretó nuestros cuerpos buscando más contacto. Bajé mis manos de los lados de su cara a sus caderas admirando cada relieve de su figura, era simplemente una obra de arte que me volvía loca. Camila buscó con sus dientes mi labio inferior y tiró de el lo justo para que, esta vez, fuera yo la que suspirase.

- No sabes cuánto tiempo he estado esperando esto Camila – besé brevemente y con delicadeza sus labios de nuevo para ahora hacer un recorrido de besos calientes y húmedos hasta su cuello donde me detuve un rato.

Y es verdad, nadie sabía cuánto había esperado aquel beso ni cuanto anhelaba tenerla entre mis brazos. No fue el día en el que la confesé que gracias a ella sonreía de nuevo, ni el día en el que pude apreciar su torso a través de su camiseta empapada. Mis ganas de besarla comenzaron el día que la curé en mi casa. No lo malinterpretéis, antes de eso ya estaba completamente enganchada a la esencia Cabello de bromas sin gracia, comentarios inoportunos, inocencia y locura. Pero cuando la vi maltrecha en mi jardín me di cuenta de que quería besarla para curarla, que esos males y dolores que la atormentaban se pudieran curar con mis caricias y que todas sus sonrisas se las produjera el simple sonido de mis dulces palabras en su oído.

Desde el primer día quise protegerla y tener cerca aquellos ojos chocolate que me derretían, pero desde que la curé necesitaba hacerla mía más de lo que ya lo era, porque, sinceramente, desde el primer momento que nuestras miradas se cruzaron por accidente pude notar como ella se metía dentro de mi alma. Ese día sentí una presión en el pecho difícil de explicar, pero por su mirada logré adivinar que ella también lo sintió. Desde ese primer segundo supe que nuestros caminos estaban ligados, daba igual que por su estúpida curiosidad tuviera que hacer que se alejase de mí y de mi sótano para protegerla.

Flashback

- ¿Qué pasaría si te beso ahora? – me aventuré a decir, interrumpiéndola, como siempre. Se mostró confusa y ver como su entrecejo se marcaba de forma adorable se había vuelto mi hobbie .

Pasé la mano por su mejilla, ahora sin la excusa de colocar bien su cabello. Sentí como ella temblaba bajo mi roce. Se mordió el labio inferior, qué sexy, pensé, hasta que también pasó su lengua y entonces no pude evitar que mi cuerpo respondiera acercándose al suyo rogando por nuestro primer beso. Ella se veía nerviosa pero ardiente al mismo tiempo.

Cuando estaba a dos centímetros de sus labios tocaron a mi puerta fuerte y repetidamente. Ambas suspiramos y yo solté una palabra mal sonante entre dientes a lo que ella respondió con un manotazo en el hombro. La cabeza de mi princesa - sí, lo era, desde el primer día hasta el día  en el que ambas muramos - se apoyó en mi hombro, a este gesto solo pude sonreír mientras que seguían aporreando la puerta, ahora con un sonoro – Sabemos que está ahí señora Jauregui, siempre está – No sé si me dio más rabia que supusiesen que estaba en casa siempre, llamándome así ermitaña, o que me llamaran "señora", 23 años no eran de Señora, ¿No?

- Voy a contestar, sino no se irán nunca – besé su cabeza y me dirigí a la puerta.

Abrí la puerta y me encontré con las mismas niñas Scout de cada mes - ¿Qué es ahora? ¿Galletas? ¿Salvar ballenas? – dije con sorna.

Mirror mirror [Camren]Where stories live. Discover now