Capítulo 5: Escapada.

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POV Camila:

Y ahí estaba yo, tirada en mi cama el cuarto día de mi aislamiento recomendado. Ya me aburría estar aquí y me volvía loca la idea de no ver a Lauren. Sus labios, su respiración, su forma de mirarme, sus manos sobre las mías... quería volver a sentirme nerviosa y encantada a su lado, sentir que valían la pena mis historias y escuchar lo que decía.

Pocas personas hacen que te sientas el centro del mundo. Ella conseguía que pareciese la única en el mundo entero, pero no la pedía nada a cambio... supongo que eso es estar embobada y colgada por alguien ¿No?

Mi vida se resumía en: leer, escribir, escuchar música, tocar la guitarra, tener vida familiar, dormir, comer y más comer (agh adoro la comida). Pero ya me estaba cansando de eso, excepto de comer, porque a algunos seres humanos ven necesario eso de comer para sobrevivir. Cada vez que pensaba en plantarle cara a mi madre para que al menos me dejara salir recuerdo la charla con mi padre.

Flashback

Bajé las escaleras e intenté salir por la puerta como si nada. Mi padre estaba sentado en el sofá absorto en su periódico de todos los domingos, cuando leía ese periódico no había nada que le distrajera, ni un terremoto podía hacer que dejara de leer sobre política, economía y deportes. Si quería salir tenía que ser en ese momento, mi madre y mi hermana no estaban y él seguro que ni se daría cuenta.

- ¿A dónde te crees que vas linda? - me dijo mientras sus ojos seguían moviéndose mientras leía aquellas hojas enormes. Fallé en mi suposición.

- A dar una vuelta, no aguanto más papá - dije buscando mis llaves en el cuenco donde se suponía que estaban todas.

Mi padre se levantó y cogiéndome por los brazos hizo que me sentara en el sofá junto a él - ¿Crees que te dejaré salir? Tu madre me mata si lo sabe y si estoy muerto, ¿Cómo voy a saber si gana mi equipo? - rio con júbilo. No consideré que fuera lugar para una broma, supongo que quería que las cosas se relajasen. Salí a él en eso, mi padre combatía todo con humor, daba igual cuan mala fuera la situación.

- En serio necesito salir ya Alejandro - bromeé utilizando su nombre. Él elevó una ceja sin entender - Era una broma Pa - corregí.

- Camila... no hemos hablado de lo de tus heridas... ¿Te parecería buen momento ahora?

- Nunca es un buen momento, pero ¿Para qué posponerlo, no? - me hundí en el sofá esperando la típica charla que teníamos desde hace años.

Las charlas entre mi padre y yo sobre este tema han sido constantes y múltiples a lo largo de mi vida estudiantil. Todo empezó la vez que llamaron a mi padre de mi antiguo colegio porque me habían encontrado llorando en el baño, mojada y con un chicle en la cabeza. Mi padre me recogió en el colegio y camino a casa dijo solo una frase "Aguanta, ellos terminaran teniendo su merecido" y yo me aferré a sus palabras, mi súper inteligente mente de 7 años pensó que ese año uno de los que me hicieron eso suspendió matemáticas porque "Tenía lo que se merecía". A lo largo de los años la charla iba variando un poco, pero mi padre siempre empezaba con un "Aguanta" y una pausa, según crecía era más y más realista conmigo. El "Terminaran teniendo su merecido" evolucionó con el tiempo a un "Hazte valer elegantemente" con los años acabó siendo "Hazte valer siempre, más vale una vez "colorao" que ciento amarillo" una expresión muy suya, pero hoy todo iba a cambiar.

- Camila... - hizo una pausa.

- "Aguanta" - dije imitando su voz e interrumpiéndole. ¿Me había convertido en mi madre o en Lauren?

Mirror mirror [Camren]Where stories live. Discover now