Lo que no se puede negar | MELEPE = Yellow Mellow & Cadepe | FANFIC

PARTE XVII: MIEDO

Recibimos el año nuevo juntas, en casa de Juanma y junto a otros amigos más. Era difícil tener que ocultarnos un poco pero ya se nos hacía muy natural, aunque siempre estábamos juntas en todo, era inevitable. Esa noche regresamos a casa a descansar juntas pues teníamos planeado viajar al pueblo de mi padre al día siguiente.

Y así lo hicimos. Ella estaba nerviosa de conocer por primera vez a mi padre, de lo que diría de ella, pero yo le decía siempre lo mismo: Que él es muy majo. Además, no tenía pensado presentarla como mi ''novia'', si él quería pensar eso pues está bien y si no pues daba igual. Me concentraba más en relajarme unos días de todo, visitar a mi padre y ser feliz con ella. 

En esos días empezamos a notar que a lo mejor ya no podríamos ocultar más nuestra relación, la gente estaba muy pendiente de cada movimiento mío y cada movimiento suyo: Que si veían algo en tal sitio, que quién me grababa y tal. Era muy jodido tener que cargar esa cruz, ya, pero así lo decidimos ¿No? Qué más quería yo que grabar todo lo que hacíamos juntas, así todo sería más divertido pero no era ni si quiera una opción para María. No way.

Llegamos por la mañana al pueblo, después de un largo viaje. La casa donde ahora vive mi padre es muy acogedora y tiene un ambiente muy cálido, al mismo tiempo me ponía un poco nostálgica. Mi padre fue muy majo con María, vimos pelis juntos por la tarde y antes que anochezca decidimos salir a pasear en la moto. Ella iba detrás, me tomaba por la cintura y apoyaba su rostro en mi espalda. Disfrutaba muchísimo esos momentos, en silencio pero con tanto por sentir. 

Ya por la noche tuvimos que dormir juntas en la misma cama, sin hacer ningún tipo de ruido para que papá no se incomodara. Le abrazaba fuertemente por la espalda, sentir su calor en esa noche fría era lo más bonito que me podía dar alguien. Estaba enamoradísima de ella, me estaba haciendo muy feliz. El contacto de mis ojos con los suyos, mi piel fría rozando con la suya, el olor de su perfume, lo suave que era su melena, todo eso me tenía muy perdida.

- Quisiera besarte ahora mismo. - Le susurro a María al oído bajo la oscuridad de la habitación.

- No se va a poder. - Me responde. - Siento que tu padre nos está escuchando.

- Qué va, debe estar muy dormido. - Le respondo sonriendo mientras me acerco muy despacio a su boca. 

- Que no, Melo. - Me dice girando mi cara con una de sus manos. - Me pones nerviosa, para ya.

Me hace gracia que hasta enfadada me parezca tan guapa, porque me bastaba solo tenerla al lado para sentirme completa. No había empezado tan bien el año, nunca jamás. Solo ella tenía el poder de conseguirlo.

Cuando regresamos a Madrid todos preguntaban que con quién viajé, que quién grabó y tal. Algunos ya tenían claro que fue María mi acompañante. El plan, como siempre, era no mencionar nada del tema, pero es que ella me ponía todo muy difícil. Muchos notaron que el coche en el que ella se sacó una foto (esos mismos días del viaje) era muy parecido al coche que usé para ir al pueblo. Y ella no decía nada, la que tenía que cuidar todo era yo. 

- Es que tienes que tener cuidado con lo que publicas... - Le dije mientras le contaba que ya muchos sospechaban de ella. - Yo trato de ocultarte en los vlogs pero es que vas tú y la lías con la foto. 

- Bueno pero qué más da, si nadie menciona nada ya se olvidarán. - Me respondió. ¿Se olvidarán? Si supiera que todo eso solo empezaba.

- Vale, como quieras. 

- No es obligación decirlo.

- ¿Eh?

- Que si queremos lo decimos y si no pues no lo decimos y ya está. - Me respondió algo enfadada. - Nuestras vidas pueden seguir tal y como están.

Tal vez ese era el único tema que le cabreaba, lo único de lo que no se podía hablar. Solo mencionarle algo parecido bastaba para querer matarme, así que mejor era hacer lo que me pedía. ¿Qué perdía ocultándolo? Nada, de hecho ganaba tranquilidad. La última vez que hice pública una relación terminó todo mal, ahora tenía la oportunidad de empezar de nuevo. Estaba muy interesada en no mostrar en los vlogs más de la cuenta, así no exponíamos nada que no quisiéramos.

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La rutina de vernos por las mañanas, estar juntas en casa por la tarde y de vez en cuando dormir por la noche me estaban haciendo la mujer más feliz del universo. Ya todos lo sabían pero nadie lo decía:

- Sabes que mi madre me ha preguntado por ti. - Me preguntó un día. - Ha visto muchos vídeos tuyos donde salgo yo.

- ¿En serio? ¿Y qué le has dicho? - Le contesté.

- Nada, ¿De nosotras? Nada, que somos amigas. 

- Ah, vale, amigas... 

- Sí, amigas. ¿Qué pasa?

- Nada, qué va a pasar, si somos amigas ¿No? 

- Ostias Melo ¿Otra vez lo mismo? - Me dijo sonriendo y abrazándome fuertemente por detrás. Era como un pequeño koala adherido a mí y para ser sincera, ya ni me cabreaba el tema ese...

- Que es broma, tía, ya sé que somos amigas... - Le respondí. - Amigas que se morrean y se quieren todo el día ¿No? 

- Chi, ese tipo de amigas. - Me dijo. 

A veces nos quedábamos toda la tarde tumbadas sobre la cama, oyendo música con el altavoz y sin decir nada. Solo disfrutábamos la música hasta que las ganas no podían más y nos dejábamos llevar profundamente en eso que estábamos viviendo. Era un paraíso vivir cada instante con ella y estaba muy convencida de las reglas que ella había puesto: No me importa más tener que hacerlo público, ni los tíos que se le acercaban, ni nada más, porque estaba convencida que ella era lo único que necesitaba.

Luego llegó el día de mi cumpleaños, que todos nos reunimos para pasarla bien. Me gustó mucho la fiesta sorpresa que me hicieron, pero me gustó más el detalle que tuvo ella conmigo, pues luego de la reunión ella y yo nos quedamos en casa. Cenamos juntas y aprovechamos para hablar de muchas cosas que no habíamos hablado, luego vimos una peli y más tarde nos iríamos a dormir.

- ¿Quieres dormir ya? - Me preguntó ella.

- Vale. - Le respondí.