PARTE VIII: PROMESA Y VIAJE

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Ella me pidió que no le dijera a nadie lo que pasaba entre nosotras porque ''era solo nuestro'', que para entonces era muy pronto y  debía pensar cómo decírselo a sus padres, amigos y bla, bla. No me importaba esconderlo, porque igual ella prometió que al menos en un mes ya sabría qué hacer y no tendría problemas en dejar de ocultar nuestra ''relación''. De hecho yo también necesitaba algo de tiempo para ir de a pocos. Ni si quiera le había pedido, digamos, formalmente que sea mi novia pues era algo natural, imposible de controlar. Solo nos estábamos dejando llevar. 

Regresamos a Madrid, era noviembre por cierto y faltaba poco para ir a Marruecos. Ya estando ahí los días de trabajo y la rutina regresaron. Nos veíamos en el mismo café por las mañanas, trabajábamos juntas, comíamos juntas y así. Yo la empecé a llevar a mi mundo, con mis amigos, a los lugares que frecuentaba, a casa y así la iba alejando del suyo sin querer. Nosotras, simples ''amigas íntimas'' para toda la sociedad, excepto para Juanma, claro, él sí que sabía lo que pasaba.  

Cuando se quedaba en casa disfrutaba tomar sus manos, jugar con su melena, hacerla reír. No me atrevía a besarle con total libertad, tenía miedo de cuál podía ser su reacción, por eso al principio solo eran tímidos besos que ella me regalaba. Me gustaban sus historias, todo lo que ha vivido y lo que quiere para el futuro. También me habló de los tíos con los que había estado y me dijo que yo era la primera chica en la que se había fijado. Ahhhh... me ponía tan feliz.

No nos bastaba estando en casa, al menos eso decía ella. Por eso me sugirió que salgamos de la ciudad, a cualquier lugar donde nadie pudiera vernos y estar solas. Yo al principio no sabia qué pensar, es que al final tenía asuntos pendientes, los vlogs y no podía irme así, como si nada... pero no, no pude negarme, ella era mi prioridad y terminé aceptando.

Reservamos un coche para el viaje, yo le dije a todo el mundo que me iba un par de días por ahí, ella no le dijo nada a nadie. Todo el trayecto nos la pasamos cantando mientras yo conducía, ella a veces me apoyaba grabándome para los vlogs, la notaba muy feliz y eso me ponía el doble de contenta. A veces no me lo creía, de tenerla ahí, junto a mí.

- ¿Sabes que me gusta tu sonrisa? - Me dijo, así tan random como suele ser. 

- Pues no, no sabía... ¿Y tú sabías que me gusta como me miras?

- A ti te gusta todo de mí, Melo. - Me decía con una mirada que me daban ganas de detener el coche y comerla a besos, pero no, con calma Melo, con calma.

Cuando llegamos yo tenía que grabar porque el vlog igual tenía que subirse, así que ella se apartaba, era la más interesada en no salir y se cuidaba muy bien... o eso creíamos. 

El hotel era pequeño pero muy acogedor, llegamos a nuestra habitación, con dos camas y ese ambiente algo rústico que me encantaba. A María se le notaba mucho más confiada, más libre tal vez y entendía porqué, pero no me rayaba más, solo disfrutaba el momento. 

Durante el día salimos a caminar por el pueblo, no teníamos problemas en tomarnos de la mano por la calle. Yo era la persona más feliz del universo entero, ni si quiera me acordaba  del trabajo. Visitamos algunos parques, iglesias y otros sitios que encontrábamos en el camino. Luego fuimos  a un lugar muy bonito para cenar.  Después de cenar, regresamos al hotel,  ella había bebido un poco pero lo suficiente como para soltarse más conmigo.

- Ven. - Me decía mientras golpeaba la cama con una de sus manos. A mí me encantaba verla así, tenía el cabello suelto y los labios súper rojos, como los suele llevar. A mí se me ocurrían tantas cosas por hacer pero solo hacía lo que me pedía. 

- ¿Te apetece algo? - Le pregunté mientras me acercaba. Ella me tomó del cuello y me besó, luego se detuvo para mirarme y sonreír. Yo no podía más y le seguí el juego, aunque en el fondo sabía que tal vez estaba un poco borracha pero era difícil contenerme. Se tiró encima de la cama y yo me puse delante de ella.  Los besos no paraban, nuestras respiraciones se agitaban, yo podía sentir su aliento y mis manos iban jugando con su cintura. Ella solo se detuvo para quitarse el abrigo y yo aproveché en besar su cuello mientras lo hacía. 

- Espera. - Me dijo, apartándome a un lado.

- ¿Qué?

- Es mi móvil. 

- Pero si no ha sonado.

En seguida se metió al baño y no salió en un rato. Vale, podía comprenderlo, yo también estaría asustada si fuera ella: Una chica ''hetero''. Me puse de nuevo la camiseta y me senté en la cama. Cuando salió ella intentó explicarlo con una sola mirada, yo le sonreí y le dije que estaba bien, que entendía y que no íbamos a hacer nada si ella no quería.

- Nuca he hecho esto... - Me susurró.

- Nunca has hecho esto con una tía, dirás. - Le respondí entre risas. Ella rió y empezó a golpearme. Es tan frágil y pequeña que sus golpes ni si quiera llegaban a cosquillas. Yo aproveché en tumbarla de nuevo contra la cama, tomándola de las muñecas la miré poniendo mi cara muy cerca de la suya. Sé que ella esperaba que la besara de nuevo pero nope, no lo hice... al menos esa noche no.


Lo que no se puede negar | MELEPE = Yellow Mellow & Cadepe | FANFICDonde viven las historias. Descúbrelo ahora