Capítulo # 17 [Lindo jovencito]

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Narra Flash.

-¿Estás seguro que esta es la dirección? -Preguntó Fancy mientras estacionó su camioneta en una vereda. -No se puede ver casi nada, está muy oscuro. -Miraba a través de la ventana.

-Sí, aquí es. -Le respondí seguro mientras observaba el papel -Sólo debemos caminar unos cuantos metros para llegar al salón de fiestas. Sé que calle coger... Vamos chicos, bajemos. -Abrí la puerta.

Una vez que mis amigos y yo salimos del carro, los empecé a guiar hacia la fiesta. En realidad, ya he ido antes a ese salón y de tan sólo recordar aquella fiesta, me produce escalofríos.

Inicio del Flashback.

Mi mamá me obligó, literalmente, a que la acompañe a esta fiesta. En si, la fiesta es para viejitas que ya no pueden ni con su propia alma. Por desgracia mi mamá es muy amiga de la dueña de un asilo y hoy es el cumpleaños de una de las ancianitas  y por tener un gran afecto hacia mamá, la terminó invitando.

-Mamá, ¿Por qué me odias tanto? -Le pregunté con algunas lágrimas queriendo escapar.

-Piojito, tienes dieciséis años para que aún tengas la intención de querer llorar. -Me dijo mientras me arreglaba mi corbata. Aparte de que me obligó a venir a aquella fiesta, también me obligó a vestirme de niño bueno, incluyendo mi cabello completamente caído gracias a una montaña de gel que mi mamá me lanzó. -Sólo te pido que te compartes como el niño lindo y bueno que eres. -Me terminó dando un beso en la frente.

-¡Mamá! -Pasé mi mano por mi frente limpiando el labial que mi mamá dejó en él. -Ya no estoy para besos en la frente.

-Para besos no, pero para llorar sí. -Se cruzó de brazos.

-Eso es diferente... Además, nunca te pedí a que me trajeras a esta fiesta de cumpleaños.

-Pero ¿Qué hay de malo? -Preguntó confusa.

-¡¿Qué hay de malo?!... Esto mamá. -Señalaba el salón donde había puras ancianas. -De tan sólo ver este panorama, se nota que esta fiesta será, no, es aburrida. Hubiera preferido quedarme en casa viendo televisión, estudiar o qué se yo, pero no venir a este lugar.

-Ay ya hijo. Baja los humos y ve a desearle feliz cumpleaños a la señora Lupe. -Me empezó a empujar a dirección hacia una señora que estaba sentada en un rincón junto a otras señoras más.

-No mamá, no. No me obligas a hacer esto. Te lo ruego. -Trataba de retenerme pero me era muy imposible, mi mamá era demasiado fuerte.

Cuando ya estaba al frente de aquella señora, yo me quedé quieto sin decir una palabra mientras mis ojos se movían a todos lados. Aquella anciana me miraba con ojos penetrantes que sí me daban miedo, pero lo que más me aterraba eran sus arrugas pronunciadas en todo su rostro.

-Hijo, ¿Qué estás esperando? -Mi mamá me dio un golpe en el hombro.

-Feliz... cumpleaños... señora. -Dije tímidamente.

La señora me quedó viendo durante un largo tiempo, eso ya me estaba poniendo nervioso. Iba a abrir mi boca para decir una palabras, pero me detuvo la sonrisa que empezó a aparecer en el rostro de la señora.

-Pero que lindo jovencito. -Comentó la anciana mientras me empezó a apretar mi mejilla con sus dedos.  -Es tan suave su cara, es como el trasero de un bebé.

¿¡Qué?!

La señora me seguía agarrando mis mejillas mientras hacía pucheros. Luego, las demás viejitas siguieron su juego. Era yo, en medio de varias señoras manoseando mi rostro y manos. Mi mamá, solo gozaba de mi sufrimiento, se sentía importante al escuchar a las ancianas decir que tenía un lindo jovencito.

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