Capítulo 9: Verdades

Comenzar desde el principio
                                    

- Lo siento, acabo de llegar de trabajar ¿Está muy dormido? ¿Ni siquiera puede ponerse unos minutos?

- Estaba agotado del duro día de trabajo, pero le diré que has llamado y que te llame ¿Te parece bien?

- Si, claro, qué remedio – le dije con fastidio – dile que le llamaré mañana de todas formas.

- Esperaremos tu llamada entonces, buenas noches Naruto.

Colgué el teléfono y no sospechaba precisamente nada malo, era normal que mi hermano durmiera pero el tono de Orochimaru nunca me gustaba, odiaba ese tonito que empleaba generalmente tan cordial, era como si escondiese siempre algo. Quizá era sólo mi imaginación, al fin y al cabo, Deidara decidió casarse con él, seguro que todo estaba bien y era mi malestar hacia ese hombre lo que me ponía tan a la defensiva.

Cené algo rápido y me marché a la cama, había sido un día agotador y quería descansar. Esa noche soñé con Sasuke y era muy extraño, porque soñé que probaba por primera vez sus labios, podía ver el sonrojo en sus mejillas, sus ojos cerrados disfrutando de nuestro beso y el despertador me arrancó de golpe de aquel sueño provocando que me cayese de la cama por el susto. Creo que el tortazo me lo merecía por estar soñando esa clase de cosas con un chico tan joven... era siete años menor que yo ¿Cómo podía soñar con él? Yo siempre me había fijado en chicos más mayores.

Me duché con rapidez y no quise ni encender el agua caliente, me duché con el agua fría para ver si bajaba el calentón que tenía después de ese maldito sueño con Sasuke, porque si el despertador no hubiera sonado... a saber qué habría soñado después de ese beso. No quería ni imaginarme al pobre Sasuke lo que pensaría de mí si se enterase de esto. Dios mío... estaba fatal de la cabeza por soñar en estas cosas con ese crío.

Me subí en el coche y conduje hasta la casa de la familia Uchiha. Me abrió la puerta Mikoto que al parecer estaba más cerca por tener su despacho justo en la sala de al lado. Me saludó con la mano mientras seguía hablando por teléfono sobre su negocio, supuse que algún cliente. Le di las gracias y ella con una sonrisa volvió hacia su despacho donde le esperaba su ayudante diseñando uno de los vestidos.

Al acercarme por el salón, me encontré a Itachi sentado en el sillón leyendo el periódico y me acerqué a él para saludarle. Parecía algo tenso y al verme intentó sonreírme. Le pregunté por Sasuke y me comentó que aún era pronto, acababan de despertarle y estaría cambiándose, así que me senté un rato en el sofá con él para esperar a que Sasuke estuviera listo para la rehabilitación.

- ¿Llamaste al final a mi hermano? – le pregunté sonriendo.

- Sí – me dijo – y me colgó el teléfono en cuanto escuchó mi voz.

- Menudo carácter tiene – le dije sonriendo – ya sabes lo cabezón que es.

- Sí, por eso fui a la clínica, de hecho... he adoptado a ese perro como excusa para ir a verle – me dijo señalando por la ventana una caseta de perro.

- ¿Y te recibió bien? – pregunté.

- Me trató como a un cliente más, revisó al perro y se marchó – me comentó y yo me reí, mi hermano era un caso para sus enfados.

- ¿Se puede saber qué le hiciste? – le pregunté.

- No disculparme, ni explicarme, ni mostrarle mis sentimientos, ni llamarle – me dijo de forma rápida y resumida – básicamente... no hice nada de lo que tenía que hacer, metí la pata hasta el fondo con él. Me pilló en una mala época y supongo que tuvimos una discusión que no debíamos haber tenido, pero no fui capaz de disculparme, orgullo Uchiha... ya nos conoces.

Un médico para papá (Naruto: Naru-Sasu, Ita-Dei)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora