Introducción

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POV Camila:

Y ahí estaba yo de nuevo, corriendo como prácticamente cada día... menos mal que siempre sigo los mismos pasos: pie izquierdo, pie derecho, no te caigas y déjate el alma corriendo

Antes me preguntaba "¿Por qué me persiguen?" Ahora sé que no tenían motivo. ¿Ellos? Ellos pensaban que merecía una paliza por innumerables cosas.

Había aprendido mucho esos meses, principalmente aprendí resistencia y velocidad. Podría dedicarme a ser atleta profesional, aunque con la cantidad de huesos rotos, magulladuras o similares, dudaba que pudiera serlo.

Todo empezó cuando me cambié de colegio otra vez, al menos esta vez no fue de ciudad... o de país. Lo primero que hizo que tuviera problemas fue chocarme y tirar la comida en todo el vestido a esta chica tan alta y robusta, ella y su amiga marcaron una cruz en mí. Desde entonces ya fuera por mi físico o por cosas que hacía o decía era merecedora de sus insultos, golpes o humillaciones varias.

Pero todo empezó a empeorar cuando involuntariamente me reí de un chico que se cayó delante de mí en arte. Llevaba todas las pinturas y acabó lleno de colores chillones y manchas dispares, parecía un cuadro de niños de infantil. En ese momento no pude evitar un pequeño ruido que hice al aguantarme la risa. Él sólo me miró y yo me tranquilicé puesto que no mostraba signos de haberse enfadado, al contrario, me mostró una sonrisa de medio lado y se le veía tranquilo. Pero sus amigos eran otra cosa, ellos me miraban con rabia por haberme reído de uno de sus colegas, que, encima, era de la realeza. A los brutos de sus amigos se les unieron las dos chicas que se volvieron mis enemigas (por su propia elección), todos ellos me mataron con la mirada.

Sabía que era una mala señal, pero lo que no sabia es que después de clase me perseguirían y acorralarían como lo hicieron.

Desde entonces se convirtió aquello en una rutina. Si hacia algo mal o que no les gustara empezaban los cien metros lisos, casi siempre me pillaban. Eran listos, no dejaban marcas, a veces solo se limitaban a pegarme psicológicamente... siempre preferí notar el asfalto al caer que notar como se rompían trozos de mi. Poco tardé en empezar a cuestionarme si todo lo que me decían era verdad, y la inseguridad y el miedo me pegaron tan fuerte como sus puños.

Un día logré escapar de ellos y meterme en un jardín trasero de una casa que parecía abandonada. La casa era de madera oscura, vieja y nada cuidada, se notaba que sus antiguos dueños no pusieron mucho empeño en cuidar el aspecto de afuera. El jardín trasero tampoco era gran cosa, el césped crecía descuidado excepto debajo de las multiples rocas pequeñas que había. Pero algo en el ambiente de ese lugar era diferente, era una sensación de paz y de calma la que me inundaba cuando me tumbaba en aquella porción verde de tierra. No podría describir mejor el lugar que con la palabra: Magnetismo.

Desde ese día venia mucho. Me adueñe de ese jardín trasero y empecé a ir no solo cuando huía de mis compañeros, sino también cuando quería desconectar o estaba triste sin motivo. Algo ahí me atraía y hacia que volviera una y mil veces.


Mirror mirror [Camren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora