5. II

2.3K 307 45
                                    

Levi se metió por un callejón y luego otro, zigzagueando en busca de la pista de los chicos que había visto pasar. No podía seguir más tiempo solo por mucho que no confiara en nadie; no estaba consiguiendo la suficiente comida por su cuenta y eso le dificultaba mucho las cosas para robar más. Si llegaba a enfermar, estaría muerto. Vio por fin a un niño cruzar la calle y le siguió, esperando que fuera parte de los pequeños ladrones que se movían por allí. Acabó en un callejón más amplio que los que había visto antes, en el que había cuatro chicos que se pusieron en alerta al verle, girándose con miradas que o eran o intentaban ser amenazadoras al ver al intruso.

—Eh, ¿qué haces aquí, niño? —el que parecía más mayor y era más corpulento le preguntó, con la amenaza entre líneas.

—Quiero robar con vosotros —Levi fue directo y contestó con un nerviosismo que esperaba poder ocultar bien; pocas veces había dirigido una palabra por allí a nadie.

El chico que le había preguntado alzó una ceja, mirándole de arriba a abajo, pero sin embargo entonces habló otro. Su pelo rubio cobrizo era tan solo lo suficientemente largo para que se lo pudiera recoger tras las orejas, y Levi no sabía si era una chica o aún no le había cambiado la voz.

—Eres un saco de huesos. No queremos enfermos.

—No estoy enfermo —aseguró frunciendo el ceño—. Y soy fuerte.

El primer chico volvió a intervenir, después de reír por lo bajo y mostrar una sonrisa burlona. Los otros dos permanecían callados pero observaban la situación con atención.

—¿Ah, sí? Demuéstralo.

Levi le miró con confusión. El muchacho avanzó varios pasos hacia él y encorvó la espalda hacia delante, frotándose las palmas de las manos. Quería pelear. Era una prueba.

Levi asintió con determinación y se puso en posición, subiendo los brazos. Su mano izquierda, la dominante, estaba a la altura de su nariz y la derecha de su barbilla, menos adelantada. Por la posición de su contrincante pudo ver que nadie le había enseñado a pelear sino que probablemente había aprendido en la calle. Estaba demasiado tenso y tenía las manos a la altura del pecho, cosa que de poco servía. Seguramente había ganado más peleas por intimidación y fuerza bruta que por luchar en sí.

—Vamos, enano —el chico le hizo un gesto con la mano para que se acercase, queriendo provocarle. Levi anotó mentalmente que era diestro.

Ya conocía a este tipo de gente, o esperaba hacerlo con él: mucho ladrar y poco morder. Lo primero que hizo fue pretender que se lanzaba a pegarle en la parte izquierda de la cara y luego escabullirse hacia el lado derecho con mucha rapidez para que el otro no se lo viera venir, siendo el lado que este no dominaba. Las peleas de calle tenían que durar poco, segundos, o uno tendría serios problemas. Aprovechó el impulso de su pierna derecha para agarrar el hombro derecho ajeno con ambas manos, presionando los dedos bajo la clavícula, y tirar de él hacia sí y hacia abajo a la vez. Al mismo tiempo usó la pierna izquierda que tenía en el aire a medio paso para golpear el interior de su rodilla izquierda con el pie, haciendo de esa forma que perdiera el equilibrio por un lado y otro. Con ese tipo de técnica en puntos débiles Levi solo necesitaba precisión en lugar de fuerza. El chico no se vio venir nada de aquello y lo único que consiguió hacer fue un barrido amplio con el brazo derecho, pero como había perdido fuerza con la forma en la que Levi le había agarrado el hombro solamente le dio un golpe en las costillas que le dolió pero no le hizo perder el equilibrio. Consiguió tirarle al suelo de espaldas y se sentó encima de él para que no se moviera, agarrándole rápidamente del cuello. Todo ocurrió en menos de cinco segundos, pero el tenso silencio se prolongó más.

Pioneros (𝐒𝐍𝐊)Onde histórias criam vida. Descubra agora