Capitulo veinte

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Aquella tarde. Lariel, Perla y Calipso se hallaban en el concierto de una de las artistas favoritas de las ultimas dos nombradas. Circe Grant era una mujer nativa de Cáncer, hermosisima de treinta años, con caderas que llevaban la gloria, un rostro hermoso y una cabellera rubia escondida bajo tintes de color negro o hasta a veces rojizo, creadoras de sus propias letras que eran siempre tributos a la tristeza o a los amores rotos... ¿Como no amarla? Esa era la pregunta que se hacían a diario la chica nativa de Capricornio y la chica pez. 

-Es perfecta, Cal...- susurro Perla a la chica cabra, que ahora solo podía perderse en la voz de circe mientras cantaba una de sus mas famosas canciones.-Quisiera... Poder abrazarla.- con esta frase la pequeña cabrita pareció reaccionar.

-Lo harás... O bueno, lo haremos.- dijo con totalidad seguridad, Calipso.

-¿De que hablas, Cal?- susurro perla ahora con mas interés en la voz que el de costumbre.

-Pues tu y yo tenemos pases VIP... no sabía que venia Lariel así que no le compre una para el.- La sonrisa que se esparció en el rostro de Perla brillaba mas que los diamantes y esto estremeció a nuestra cabrita favorita, quien bajo la mirada tratando de recuperar la compostura.- Calipso...- La voz de Perla salio de manera aterciopelada, acariciando cada parte del ser de cuernitos, quien ahora levantaba la vista para observar los hermosos ojos ambar que tenia en frente, aquel universo avellana se justaba con el verde pardo, creando una supernova de sentimientos encontrados por parte de las dos chicas, frustración, cariño, miedo eran algunos de los sentimientos que se arremolinaban en el pecho de cada una en ese momento.- Tengo que hablar contigo. ¿Puedo quedarme en tu casa?

-siempre eres bien recibida. 

***

-¿Que pasa hermano?- dijo Libra bajando la vista hacia su hermano que ahí, arrodillado frente a ella se veia mas fragil de lo que solia demostrar, las lágrimas corrían de manera desbocada por su rostro.- Nosotros quisimos esto hermano.- Pero el sabia que eso no era cierto, el sabia que el no quería esta masacre para su pueblo, el solo era un títere mas de aquella fuerza superior. ¿Pero era lo mejor no? Esto era algo que se había que hacer.

***

La noche cayó sobre las cabezas de Perla, Calipso y Lariel, las chicas habían tenido unas de las mejores tardes de su vida, y para Lariel era hora de irse. Y para las chicas era hora de volver a casa, tomaron una vereda solitaria, como precaución contra los guardias escorpiones. Silencio, el silencio imperaba entre las dos chicas, ¿Alguna vez has estado en completo silencio con esa persona especial?¿Has sentido que ese silencio es un silencio completamente cómodo? Pues eso no era lo que pasaba entre las chicas porque las palabras se atoraban, habian tanto que disculpar y ninguna de las dos rompía el silencio... Pero las cosas siempre tiene un final.

-Cal... Perdoname- susurro la chica pez tomando la mano de cuernitos entrelazando sus manos con delicadeza y pese a esto la chica se detuvo.- Yo... No se que hacer... Lariel, el y yo...- cuernitos se giro lentamente, la luz de la luna hacia resaltar los ojos verdes de la chica que estaban mas hermosos que nunca para Perla.

-Perl, esta bien...- susurro Calipso lentamente, acercándose a la chica pez.- No soy tu novia... Solo somo amigas, ¿No?

-Si... pero.- Perla tomo una bocanada del aire frió de la noche mientras que pensaba sus palabras, había tanto que quería decirle a esos ojos verdes, quería verlos felices, ella quería perderse en lago musgoso, pero nada parecía ser suficiente  y colocando con delicadeza la mano sobre la mejilla  de cuernitos se acerco a ella plasmando un delicado beso en sus labios. Músculos tensos, electricidad y  luego la completa inhibición de sus sentidos era el ciclo que travesaba Calipso al sentir los labios de Perla sobre los suyos, ojos cerrados y labios húmedos; Confusión, y amor sobre todo amor, al separarse sus se juntaron creando aquella tan conocida supernova de colores.  

***

-Larihaan- Ampharos miro a la chica Cáncer a los ojos, en ellos veía la fuerza y el empeño por lo que iba a hacer.- ¿Estas... Segura de esto? ¿No deberías esperar?.- Larihaan le dio una mirada de fastidio, y con esto Ampharos supo que por mas que se negara a la loca idea de su amiga, no iba a cambiar nada. La noche ya no era tan joven, y Larihaan se disponía a realizar su pequeña travesura. 

-Ampharos, quiero que te quedes aquí. Porque tendré que contarle a alguien lo que vi, ¿Ok?- La chica hablaba rápido el entusiasmo desbordaba en su voz, por lo prohibido y por la necesidad de ver a Aradia a la cara. Sin mas aviso la chica se recostó, para ella esto no era nada nuevo, una sensación de vació, un fuerte jalón su cuerpo tirado en la cama. Un día mas en la vida de la pequeña Larihaan, la que camina en las sombras con total tranquilidad, y lo sintió... la sintió a ella, a su energía. El calor que ella emanaba y la siguió, siguió esa energía través de los bosques y escucho las voces de sus ancestros guiarla hacia aquella chica especial, y siguió la energía hasta una casa... En aquella ciudad de la que hablaban los grandes, entro en aquella casa vacilante como si alguien pudiera escucharla, cautelosamente entro a una habitación pequeña y la vio. A sus ojos Aradia era hermosa, sus facciones relajadas su cabello desordenado... No esperaba ver aquello que vio, que le removió un poco el corazón... "Concentrate" Se dijo a si misma. Observo sus libros, miro aquel escritorio desordenado lleno de hojas y entre el revuelo encontró pequeño lápiz y se le ocurrió algo para finalizar su travesura. 

***

Calipso despertó y Perla ya no se hallaba a su lado, y sintió el terror de que los recuerdos de la noche anterior fueran sueños, se levanto y busco su ropa, el olor a café recién hecho inundo su nariz y ya que Talia no se hallaba resolvió que era Perla y su felicidad volvió a su corazón llenando aquella chica cabra de vida. Oh cuan enamorada estaba nuestra cabrita, pero las cosas nunca son para siempre.  Se coloco la camisa y movió la silla que yacía dispuesta frente el escritorio. Un movimiento súbito,  y una pequeña hoja deslizándose de manera deliberada hacia el suelo; y con una caligrafía perfecta un hermoso mensaje. 

"No hay nada mas hermoso que lo cotidiano, como un atardecer, o como simplemente alguien que duerme.

Te estaré esperando, fuera." 

Y Calipso decidió salir a encontrarse  con su razón de existir. 

-¿Me extrañaste?- dijo lentamente  la chica. 

-Siempre, cariño.- Respondió Perla. 

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Alexandra. 

Diarios Zodiacales. [EN EDICIÓN]Where stories live. Discover now