20. Nuestro hogar

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Cap 20- Nuestro hogar

Él:

Me sentía el hombre más feliz del planeta. No había nada que deseara más en la vida, que tenerla junto a mí y ¡Había aceptado vivir conmigo!

Sabía que lo difícil estaba por venir. Hablaríamos con su madre, quien estaba muy chapada a la antigua y por lo tanto podría oponerse.

Abigail la ama y respeta demasiado, tanto que obedecerá cualquier decisión que tome, sin cuestionar y eso me asustaba un poco.

Aunque me preocupaba lo que diría, me sentía tranquilo, porque debo admitir que su madre me quiere mucho y además confía en mí. Sabe que nadie cuidaría mejor de su hija, que yo. A veces hasta pienso que le gusto más yo para yerno, que mi hermano.

La mañana siguiente la acompañé a hablar con su mamá. Quien por supuesto al principio se opuso, diciendo que no era correcto que una mujer decente viviera con un hombre sin estar casada etc... La misma historia que dicen todos los adultos.

Una vez que Abi le explicó que solo seríamos roommates y le dejó claro tanto a ella como a mí, que éramos como hermanos, aceptó.

La sonrisa que se pintó en los labios de mi chiquilla al escuchar la aprobación de su madre, fue lo más hermoso que pudiera ver, algo que llevaré grabado para siempre en mi memoria.

Fue muy distinta la historia cuando se lo dijimos a Clarisse, se molestó demasiado y trató por todos los medios de convencerla de lo contrario. Le decía que era un error, que solo lograría terminar con nuestra amistad y cuanta mierda se le venía a la cabeza.

No había nada que pudiera decir o hacer que nos hiciera desistir de nuestra decisión. Estábamos seguros de lo que queríamos y yo no permitiría que fuera diferente. Esa era la única forma de tenerla cerca a mi, en todo momento.

Siempre he sido un egoísta y ahora no era diferente, la quiero solo para mi. No la quiero compartir con nadie, quiero despertar por las noches y saber que duerme tranquila y sola, en el cuarto de al lado.

No hubo necesidad de comprar muebles, el departamento estaba completamente equipado.

Su cambio de actitud al entrar a la cual sería su recámara "en la cual ya se había quedado a dormir un par de veces anteriormente" logró que un miedo aterrorizante se apoderara de mi.

Su rostro se veía inquieto, inseguro, recorría las paredes de un lado a otro, terminando postrándose en la cama.

-¿Qué secede?.. Por favor di lo que te inquieta- pregunté con miedo de cuál sería su respuesta.

-Di la verdad ¿Te has acostado con alguien en esta cama?- preguntó indecisa y sin voltear a verme a la cara.

Me quería ganar la risa al oír su pregunta, ella y su ridícula fobia a los desechos del cuerpo. No cabía duda, era una chiquilla, mi chiquilla.

- Si- respondí riendo.

Su rostro cambió en ese instante a uno lleno de rabia y sin decir más, empezó a quitar las colchas de la cama.

No me pude contener más y la detuve pegándole a mi cuerpo, a la vez que reía a carcajadas.

-¿No te acuerdas la última vez que te quedaste? Los dos dormimos aquí, tu eres la única que ha dormido en esa cama- me volteo a ver una vez más - lo juro

- Eso espero- respondió, a la vez que me abrazaba.

-¿Porque no te das un baño y después vemos una película?- le ofrecí. Sabía que aceptaría, esa era su adicción.

Huracan de emocionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora