11. De regreso

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Cap 11- De regreso

Ella:

Regresamos a casa el sábado por la tarde, me sentía muy triste, porque me separaría de él. Todo lo vivido esos días, solo lograron que lo amará más aún y ahora todo volvería a ser igual que antes.. !Mierda! Extrañaría estar con él cada segundo del día.

La primera noche me quedé en su casa, pero él desapareció en cuanto llegamos.

Elias y yo quedamos en que dejaríamos que David siguiera creyendo que teníamos una relación. Nunca le dijimos o dimos a entender que éramos pareja, ni siquiera se digno a preguntar, él sacó sus propias conjeturas y decidimos seguir con su juego.

Pasó un mes y no lo había visto, no contestaba mis llamadas o me cortaba pronto. Supe por medio de amigos en común, que se la pasaba de fiesta en fiesta y sí, con cuanta mujer se le ponía enfrente.

Un viernes después de clases, íbamos Elias, Johny, Ana y yo a comer un helado, cuando un ruido ensordecedor me hizo voltear. Conocía a perfección el rugir de su moto y más aún cuando aceleraba con tanta insistencia, para llamar mi atención.

Mi corazón saltó descontroladamente, llevaba un mes sin verlo, lo extrañaba demasiado. Lo volteé a ver y como siempre, se veía espectacular.

- No vayas Abigail.. no te ha buscado por todo un mes ... no puede solo aparecerse así nada más y esperar que corras a su encuentro, dejando todos tus planes a un lado por él- se pasó la mano por el pelo lleno de frustración, al ver en mis ojos que la decisión estaba tomada. Cuando se trataba de él, no había mucho que pensar - No dejes que te mueva a su antojo como si te trataras de una marioneta. Hazle ver que no te tiene en sus manos, que no tiene control de ti- dijo Elias molesto.

Él sabe el daño que me causa David con sus acciones y lo que dice, es porque me quiere, porque no quiere que salga lastimada.

Si él estaba aquí, es porque me quería ver y yo...yo iría con él hasta el fin del mundo. Lo extrañaba y lo necesitaba como loca. Este mes que me privó de su presencia​ creía enloquecer y no podía seguir sin sentirlo un segundo más, mucho menos sabiendo que estaba a unos pies de mi. Lo interrumpí, porque no había nada que pudiera decir, que lograra hacerme desistir.

- Lo siento Elias, pero necesito verlo- dije en susurro, le di un beso en la mejilla - no te enojes por favor- me di la vuelta y corrí al encuentro del amor de mi vida.

Al llegar lo abracé muy fuerte e inhale profundamente, embriagándome de su aroma. Era una adicta a su olor, me hacía perder los sentidos y me encantaba sentirme así.

Me alejó y me dio un beso en la mejilla, beso que supo a gloria. Sus ojos se alejaron de mí buscando a Elias, después de unos segundos me indicó con la cabeza que me subiera a la moto y yo obedecí feliz de la vida.

Tal vez Elias tenía razón y me movía a su antojo, pero en estos momentos nada me importaba. El tener su cuerpo junto al mío, el sentir los latidos de su corazón palpitar en la palma de mi mano, hacían que todas las lágrimas derramadas carecieran de valor.

Tal vez después me arrepentiría, pero en este momento no había nada en la vida que deseara más que estar precisamente en donde estaba.

Me llevó a la playa, en donde estaba tan frío como siempre, pero a su lado todo era soportable. Se bajó de la moto y me abrazó muy fuerte, pude oler alcohol en su aliento.

- Te he extrañado tanto chiquilla- pasó su mano por mi pelo y la posó en mi cuello. Sus ojos bailaban de lado a lado, escudriñando cada centímetro de mi cara. Su rostro se veía contrariado y eso me preocupaba.

Huracan de emocionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora