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Cap 4 - Me gusta

Él:

Estoy tan ansioso por ir a verla, desde que iniciaron las clases no la he podido ver a diario, como acostumbraba.

La última vez que teníamos planeado salir, me cancelo, dijo que tenía mucha tarea e iría a la librería con su amiga Ana, a quien conoció en la playa en nuestra primera cita.

No solo eso ¡También iría mi lindo hermanito!. Pasa mucho tiempo con él y cada vez me molesta más.

Sé que ella no siente nada por mí más que amistad, pero yo no soporto verla con ningún otro hombre, menos con mi hermano.

Solo de verle su sonrisa de estúpido cuando la ve me revienta el hígado, quisiera borrarsela de un derechazo.

-¿Para que te arreglas tanto si solo vas a salir con Abigail? !Tú hermanita!- la voz de la persona con la que menos me quería encontrar, interrumpió mi concentración. Lo volté a ver por el espejo y la sonrisa de idiota pintada en su cara me molestó de gran manera -¿O no es así como la llamas?

Con el mismo sarcasmo que él me habló, le respondí.

-¡A ti que te importa! La puedo llamar hermanita, pero cuando quiera puede ser algo más. !Ésta riquísima!- me arrepentí al momento que esas palabras salieron de mi boca.

Sé que no estuvo bien lo que dije, hasta a mi me dolió hablar así de ella. Juro que era con la única que jamás podría jugar.

Ella es diferente a todas las viejas con las que estoy acostumbrado a tratar, es dulce e ingenua, pero por mi orgullo y el placer de fregar a mi hermano no me pude callar.

-¡Eres un cerdo! - me tomó por la solapa de mi saco con gran fuerza -¿No te das cuenta que ella te aprecia de verdad? Más te vale que no se te ocurra jugar con ella, porque..

-¿Porque qué?- me acerqué tanto a él, que podía sentir su aliento en mi cara.

Nunca antes lo había visto así. Él era el tranquilo de la familia, el centrado y para que perdiera el control de esa manera por una mujer, solo quería decir una cosa ¡Le interesaba de verdad!

Sentí que perdía las fuerzas del cuerpo al entenderlo, él no podía.. Debía salir de esa duda y pregunté algo a lo que no quería escuchar la respuesta -¿Estás enamorado de ella?

- Si, desde que la vi me gustó, pero siempre te las tienes que ingenear, para ganarte a todas las chicas y solo por tu estúpido ego.... Nunca tomas a ninguna en serio, pero no permitiré que juegues también con ella- me jale y le di la espalda.

¿Como que estaba enamorado de ella? ¿Por qué de ella? ¡Mierda! Habiendo tantas mujeres ¿Porque tenía que ser precisamente de ella? -¡No seas estúpido! Nunca la lastimaría, ahora sal de mi cuarto

- Espero que sea verdad lo que dices y ahora que conoces mis sentimientos por ella, no intentes una estupidez. ¡Yo no soy George!- se dio la vuelta y salió de mi cuarto.

Me quería lastimar y sabía muy bien como hacerlo, pero en este momento ni escuchar el nombre de ese desgraciado me importo. El conocer sus sentimientos hacia ella me trastorno, sentía que el aire no llegaba a mis pulmones, ni el oxígeno a mi cerebro ¿Pero porque?

Siempre he sabido que a ella le gusta mi hermano y que yo no tengo ni una chanza, pero no me preocupaba tanto, ya que para él ninguna chica parecía ser lo suficientemente buena. Ahora todo había cambiado, él también sentía algo por ella ¡Estaba perdido!.

Nunca había sentido tanta impotencia en mi vida. Con toda la furia del mundo tomé un cuadro y lo azoté contra la pared.

No puedo verla más, lo mejor será que me aleje de ella para siempre. Con todo dolor de mi corazón, agarré mi celular y marqué su número.

Huracan de emocionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora