Capítulo 25

6K 326 39
                                    

Antes de levantarme besé los labios de Donghae. Él con una sonrisa en sus labios se apartó de mí para ponerse sus pantalones. Por mi parte, me puse la primera pijama que encontré y me hice una cola de caballo.

-Espero aquí -me dijo Donghae en un susurro.

Le sonreí en respuesta sin poder evitar sentir esa sensación de adrenalina en en el cuerpo cuando estas haciendo una travesura.

Bajé las escaleras con rapidez notando que una sonrisa enorme adornaba mi rostro. De inmediato vi las maletas de Margot cuando llegué a la primera planta, tenía más de ellas que cuando se había ido.

-¡___________! -la oí gritar siendo que estaba a sus espaldas.

-¡Estoy aquí! -grité cerca de su oído reprimiendo una risa.

-¡Dios! -brincó ella del susto-. Me has dado un susto de muerte, cariño.

-Lo siento, Margot -me reí sutil.

Ella carraspeó parándose apoyando todo su peso en un pie mientras que ponía una mano en su cintura de anciana.

-¿Con quién estás? -me interrogó.

Fruncí mi ceño actuando por naturaleza.

-¿De qué hablas? -me encogí de hombros alzando mis manos a la altura de mis hombros-. No estoy con nadie en casa.

-¡Ajá! -chocó sus palmas para luego apuntarme-. ¿Cómo sabes que estoy hablando que hay alguien está en esta casa?

Rodeé los ojos.

-Llegaste más loca, ¿por qué no me muestras las cosas--

-Hay una camisa en la entrada -me interrumpió cruzada de brazos-. No me mientas, ____________.

Suspiré negándome a su petición.

-Tal vez se le quedó a Stan--

-¿Stan el chico de los ojos azules? -habló emocionada-. ¡Te has montando con el chico más deseado del vecindario!

-¡¿Montado!? -exclamé sonrependida de su concepto de estar con alguien-. No nos hemos acostado.

-¿Y por qué está su camisa?. Vamos, te dije que sin mentiras, cariño.

-No quiero hablar de esto, ¿sí? -pregunté rogando porque dejara el tema de lado.

-Bien -rodó los ojos-. Te traje algunas cosas.

Me reí por su expresión.

-¿No que volvías el miércoles?

-Volvía, pero no todo salió como quería y decidí venirme antes -se encogió de hombros.

Yo también lo hice, no quería seguir hablando de esto.

Después de recoger todas las cosas que Margot me había traído, me fui saltando a mi habitación. Aunque odiaba a Margot por interrumpir en el pudo ser mi mejor momento, no podía amargarme sabiendo que él seguía en mi habitación.

-¿Donghae? -hablé despacio cuando cerré la puerta tras de mí con seguro-. Ya estoy aquí.

Busqué con la mirada toda la habitación y cuando estaba a punto de entrar al baño sentí unas manos redearme por detrás.

-Pensé que te habías ido -susurré a la vez que me daba media vuelta para verlo a la cara.

Caminó unos centímetros hasta dejarme acorralada a la pared. Unió nuestros labios en un beso suspicaz, lleno de deseo por parte de los dos. Sus manos bajaron por mis glúteos hasta llegar a mis muslos, subiéndome a su perfecto cuerpo digno de un Dios Griego.

-No quería irme sin despedirme -habló entre besos.

-Vaya forma de despedirnos -dije con voz ronca.

Me bajé de él para conducirlo a la cama donde me abalanzé contra él besando su cuello con mi lengua. En respuesta, él sólo gemía haciéndome sentir en las nubes. Volví a sus labios donde mordisqueé con suavidad tirando de él y así poder encontrar su lengua con la mía.

-Joder, ¿dónde aprendiste a besar así? -preguntó agitado.

-En mis sueños -le contesté mientras el se sentaba en la cama, aún conmigo a horcajadas sentada sobre él.

-¿Cuántas veces has soñado conmigo? -preguntó con una media sonrisa.

-Un millón tal vez -me encogí de hombros para luego reír con él.

-Eres hermosa -me dijo mientras acariciaba mi mejilla con delicadeza.

Cerré mis ojos disfrutando de su caricia, era la primera vez que recibía un gesto tan tierno de él. Pensaba que tal vez era uno de mis tantos sueños, pero al abrir mis ojos me encontré con los de él, tan tristes pero con un brillo en ellos.

Me acerqué hasta sus labios donde comencé a besarlos contra los míos, profundo y suave como me gustaban, pensando en sólo nuestros labios tocarse, sin pensar en nada más que en nosotros dos juntos.

-Es mejor que me vaya -susurró en el beso.

-Pero no quiero...

-¿Quieres que Margot nos vea? -se apartó un poco.

-No pero tampoco quiero que te alejes de mí -hice un puchero.

-¿Me quieres? -preguntó después de un silencio.

-Te amo -corregí.

Él sólo sonrió, luego me abrazó poniendo su cabeza en el hueco de mi cuello y hombro.

-Yo también te amo, nena -susurró en mi oído haciendo que todo en mí, pero todo se calentara a la vez que sentía esas mariposas en el estómago.

De tanto sonreír mis mejillas dolían, tantos años queriendo ser vista por Donghae como una mujer que ahora que estaba pasando se sentía como estar en un sueño, en un perfecto sueño donde todo lo que quería estaba pasando en la vida real.

Me dormí con la mayor de mis sonrisas pensando en él, pero luego alguien llegó a mi mente, Stan. Tendría que decirle cómo me siento, y me siento terrible por una parte al hacerle esto. La culpabilidad me comía por dentro, tan sólo un día juntos y ya le hacía infiel, ¿qué clase de novia soy?. La peor de todas, obviamente.

**

La alarma sonó a las seis en punto, odiaba levantarme tan temprano.

Hice todas mis cosas de la mañana para luego irme a la escuela a estudiar por mi futuro, futuro del cual no tengo ni la menor idea qué hacer.

Le comenté a Lizz lo sucedido, o casi sucedido con Donghae. Ella estaba que le daba un infarto de la emoción.

Las clases, para mi favor, pasaron más rápido que cualquier otro día y sentía que nada podría ser mejor, hasta que la culpabilidad volvió a mi al recordar a Stan.

-Ya deja de pensar en eso, estuviste a punto con Donghae y tú culpandote por hacerle eso a Stan -se quejó Lizz-. ¿No es eso lo que tanto querías?

-Lo que más quiero es que él me vea como su mujer, además no pasó, llegó Margot y arruinó todo -me crucé de brazos.

-No haz pensado en que después de esto Donghae se deje querer y que al fin puedan estar juntos -me preguntó y todo en mí brilló.

No había pensado en esa posibilidad, hace unos meses se veía tan lejano que ahora que podía pasar la idea se me hacía alusinante y perfecta.

-Eso sería increíble -murmuré extasiada.

-¡Claro que sí! -pasó uno de sus brazos por mis hombros-. Sólo piensa en tu felicidad si eso pasara y lo siento por el irresistible de Stan pero.. tendrás que terminar con él si vas a estar con Donghae.

Eso era tan cruel como verdad, y yo, estaba con el huracán en mi estómago y en mi cabeza.

Atracción prohibida - Donghae y TúWhere stories live. Discover now