Capítulo 32

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A la mañana siguiente desperté con un fuerte dolor en mi entre pierna, me removí en la cama topándome con un cuerpo, me giré de inmediato y vi a un Donghae dormido a mi lado. Su expresión era tan relajada y pacífica que quise quedarme todo una eternidad observándolo.

Pronto recordé que debía tomar pastillas para no quedar embarazada, a pesar de que a Donghae les encantaban, yo no podía decir lo mismo sobre eso. Aunque me llevaba mal con la mayoría de ellos, tenía esperanzas de que si algún día tendría un hijo lo amaría por el hecho de ser mío.

Me levanté de la cama con prisa arrepintiéndome al instante, el dolor era insoportable por lo que tuve que caminar con cuidado.

-¿Qué pasa? -oí su voz adormilada desde la cama.

-No puedo caminar -le dije sin voltearme.

De inmediato una carcajada salió de su boca, molesto para mis oídos.

-¿Te estás riendo de esto? -ahora si me giré, con mis manos en las caderas.

-Es que me recordaste lo que hicimos anoche -habló con voz profunda mientras se acercaba desde la cama, se levantó frente de mí y depositó un pequeño beso en mis labios-. Lo siento.

-No lo sientas, ahora tienes que ir a mi habitación, buscar un frasco con pastillas en la mesita de noche y traerme agua -hablé molesta.

En vez de reflejar cualquier gesto de fastidio, sonrió en media luna mirándome con dedicación.

-En un segundo vuelvo, amor.

Si no fuera porque tengo un fuerte dolor, me hubiera lanzado en la cama emocionada por llamarme amor. Dios, amaba a este hombre con una fuerza fuera de este mundo.

Al poco tiempo después llegó con el frasco de pastillas y el vaso con agua, era como un niño chiquito después de hacer una travesura.

-¿Qué pasa? -pregunté una vez que ya me tomé las pastillas.

-Te tengo una sorpresa -habló con sus cejas alzadas y con la mirada más pícara que haya visto.

-¿Qué sorpresa? -salté a su lado.

-En veinte minutos lo sabrás -sonrió-. Arreglate y vamos.

Luego de bañarme y arreglarme con unos short, una polera casual y unos botines estaba lista en un tiempo récord. Amaba las sorpresas y más si él me las hacía.

Entramos en el auto y la curiosidad me impedía quedarme callada y preguntar una y otra vez que a dónde íbamos, Donghae solo me sonreía diciéndome que esperara.

-¿Qué haces? -pregunté una vez que disminuyó la velocidad.

Una vez que ya había parado por completo, extendió la mano hasta el botín del auto, sacando un pequeño pañuelo rojo.

-Ponte esto en los ojos -pidió tendiéndome el pañuelo.

-¿Por qué?

-__________ -carraspeó las palabras mirándome con los ojos entre cerrados-. Por favor, quiero que sea una gran sorpresa.

Lo miré por unos segundos batallando en qué hacer, pero luego al ver la insistencia de sus ojos opté por vendar mis ojos.

-Buena chica.

-Ni que fuera perro -hice un mohín.

-No, no lo eres -negó con rapidez-. Eres mi mujer.

Iba a responder, pero fui interrumpida por sus labios contra los míos, en un beso bastante especial y tierno.

Atracción prohibida - Donghae y TúWhere stories live. Discover now