Atracción prohibida - Donghae y Tú

Capítulo 2

-¡Ponte tus ropas y nos vamos de aquí ahora mismo jovencita! -dijo en un tono bastante molesto, abrí mis ojos con impresión, jamás lo había visto tan enojado como ahora.

Empecé a vestirme y me despedí de los chicos bastante avergonzada, tenía que llegar a c*agarlo todo.

-Sube al auto -dijo sin mirarme, rodeó el auto y una vez estando adentro ninguno de los dos se dirigió la palabra.

Al llegar a casa me bajé de inmediato de mala gana, entré y al subir las escaleras su voz me detiene autoritario.

-Ven aquí jovencita.

-Para qué si ya sé lo que me vas a decir -dije a la vez que subía las escaleras sin importarme su regaño.

-Si no bajas luego no te quejes, ________.

-De lo único que me quejo es que seas mi padre -susurré para mi misma.

-¿Qué haz dicho?

No respondí, temía que me haya escuchado, sólo me fui a mi habitación cerrando con seguro la puerta. Me dejé caer en ella maldiciendo esta atracción que sentía había mi propio padre, daría todo porque no fuera así pero, no sé si mi atracción sea correspondida.

-¡Por dios!, ¿qué cosas digo? -me levanté del suelo para tomar una toalla y así salir de mi habitación, entré en el baño y dejé que el agua llenara la bañera. Una vez lista me hundí en ella despejando todos mis pensamientos hasta que ya no podía más aguantando la respiración.

Cuando salgo del agua escucho unos pasos aproximarse, me enrrollo en la toalla y antes de salir la puerta se abre encontrándome de frente con Donghae, mis latidos empiezan a acelerarse y paso a su lado antes de cometer una locura.

-¿A dónde vas? -me detiene, tenía su ceño fruncido viéndose jodidamente sexy-. Tenemos algo de que hablar.

-¿Quieres que me vista o hablamos así? -dije con inocencia, tenía muchos pensamientos ahora e inconscientemente mordi mi labio.

-Te espero abajo -dijo y se fue con rapidez, sin siquiera mirarme.

Aproveché la situación y en vez de ponerme la pijama de siempre opté por unos short cortos y una blusa a tiras ajustadas, pensé que era demasiado así que me puse una chamarra que dejaba a la vista mis hombros.

Al bajar lo vi sentado echado en el sofá, con su mirada concentrada en el televisor, eso hizo que sintiera un calor por todo mi cuerpo, mordí mi labio con fuerza y quise montarme en él en ese preciso momento.

-¿Cuál será mi castigo? -dije con voz ronca, al escucharme de inmediato su mirada viajó por todo mi cuerpo, me sentí con el ego elevado pero lo disimule a la perfección. Sus ojos viajaron hasta el suelo y aclaró su garganta para mirarme una vez más, pero esta vez a los ojos.

-Te estas portando muy mal, ________ -empezó a hablar algo molesto-. Las últimas semanas sólo he tenido problemas contigo y ahora estabas por desnudarte frente a tus amigos.

-Era un juego -dije aguantando la risa.

-No me gusta como juegas entonces -me dijo serio, podía hasta apostar que no sólo se refería a eso. Sentí nuevamente su mirada en mi cuerpo, me sentí intimidada de repente y por impulso me acerqué a él.

-Para que sepas juego muy bien -dije tratando de verme inocente.

-Lo dudo -desvió su mirada una vez que me puse en frente de él, quizá estaba loca pero noté si nerviosismo-. No te daré un castigo, pero para la próxima te olvidas de las salidas y todo lo tecnológico que tengas, ¿entendido?

-Sí -dije satisfecha y por un impulso me agaché apoyando mis manos en sus rodillas y besé su mejilla suavemente, el tacto de mis labios contra su piel hizo que me delirara y quisiera algo más que eso. Mordí mi labio una vez que me alejé de él y le sonreí coqueta-. Buenas noches.

-Buenas -dijo casi sin habla.

Me fui hasta mi habitación más emocionada de lo normal, tenía la mínima esperanza de que mi atracción hacia mi padre fuera correspondida, lo podía notar por su mirada y su nerviosismo al estar más cerca de él. Por dios, moría por estar con él. Lo deseaba más que a nadie, ¿Acaso estaba prohibido hacerlo?

-¿Por qué tienes que ser mi padre? -me pregunté maldiciendome por ello.