Capítulo 9

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Me miraba inexpresivo aún con su respiración agitada. Quise besarlo otra vez y me acerqué pero antes de siquiera rozar sus labios, me sujetó por los hombros sin dejar que me acercara. Tenía su mente confusa y miraba hacia todos lados menos a mí.

-Donghae...

-Mierda, _________. Eres mi hija, cómo...cómo. Mierda, no puedo -murmuró furioso y por primera vez sentí miedo de él-. Eres mi hija, __________.

-No lo soy -contesté de inmediato con voz débil. Agarré su camisa con fuerza sobre su cuello teniendo ganas de romper en llanto-. Dime en qué nos parecemos, dime si alguna vez me haz mirado como tu hija porque yo jamás te he visto como un padre ¿y sabes por qué?

-No, _________ -movió su cabeza en negación.

No podía seguir ocultando lo que sentía y antes de poder decirle realmente todo, me alejó de él para así poder levantarse. Pensé que se iba a ir, pero no lo hizo y estuvo unos segundos parado en frente de mí.

-Donghae... -susurré muy despacio, queriendo que me tocara y que rompieramos la línea de padre e hija que no existía.

-Soy tu padre, __________ -dijo seco y casi sin vida.

Su mirada hacia mi era tan profunda que me hizo entenderlo. Estaba dolido, el por qué no lo sé, sólo sabía que estaba dolido y tal como pensé antes subió hasta su habitación sin decir una palabra.

-Buenas noches -susurré y de inmediato mis lágrimas cubrieron mis mejillas.

Cualquier posibilidad que pensaba que tenía se había esfumado en ese mismo instante, en el cual dijo sus últimas palabras frías y duras, no más que su mirada. Me había llegado al alma, destrozando todo aquel sentimiento hacia él. Quisiera desvanecer todo sentimiento y olvidarme de todo lo que sentía pero ¿cómo olvidarme de él de la noche a la mañana?, vivo con él, lo veo todos los días y peor aún cada vez que está cerca mío quiero llenarlo de besos y de caricias, decirle me gusta, que me tiene loca y hacerlo como si fuéramos dos amantes, sólo eso, no padre e hija.

En estos momentos envidiaba a Mary por no ser nada de Donghae, ellos podían salir a la calle sin que nadie los juzgaran, sin que nadie los señalara con el dedo.

Me acosté en el sofá incapaz de poder moverme y me eché a llorar ocultando mi rostro entre los cojines. Simplemente no podía ser fuerte esto son estos momentos, no tenía por qué. Todo felicidad era llegar a casa y verlo cuando entrara por la puerta, decirle buenas noches con un beso en la mejilla. Creo que lo poco que teníamos iba a desaparecer por mi atrevimiento, jamás debí haberle dicho lo que sentía y menos montarme y besarlo. Pero al recordarlo volví a sentir ese cosquilleo en mi estómago cuando correspondió mi beso y subía mi falda tocándome con sus suaves y grandes manos.

Me quedé dormida en el sofá después de tanto pensar en él, en ese momento glorioso que jamás volvería.

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Abrí mis ojos una y otra vez procesando que estaba en mi habitación. De inmediato moví las sábanas encontrándomelo que estaba con mi pijama y ropa interior, ¿acaso fui yo?, realmente no lo recordaba.

Me lavanté un poco y vi mi celular al costado de mi cama, de inmediato lo prendí y por un momento me sentí feliz porque sabía que Donghae ya no estaba enojado.

Vi la hora y el reloj marcaba las doce con cincuenta y un minuto, era día martes y tenia escuela pero por alguna razón Donghae no quiso que fuera a la escuela.

Salí de mi cuarto en dirección al suyo, eran pocas las veces que venía a la suya y cada vez que lo hacía mis nervios me jugaban en contra balbuceando todo lo que decía. Abrí despacio su puerta y lo encontré tendido en la cama viendo su celular.

-¿No te enseñé a tocar? -preguntó sin mirarme, sabía a haría como si nada hubiese pasado.

-¿Puedo pasar? -pregunté con miedo a ser rechazada, otra vez...

-Claro.

Todo dentro de mí se iluminó a pesar de que estaba actuando como si nada pero era feliz porque todo seguía igual, y prefería eso a que se comportara como yo lo hacía con él, indiferente.

-¿Podemos hablar de lo pasó anoche? -pregunté mirándolo directo a los ojos, él se acomodó reposando su espalda en el respaldo de la cama, luego me miró inexpresivo y luego con frías palabras dijo:

-Realmente eso no debió ocurrir y debemos olvidar de que pasó...

-Pero no lo quiero olvidar -lo interrumpi sentándome al borde de la cama-. Siempre quise que eso pasara y...

-Por favor -pidió con los ojos cerrados-. Debemos olvidarlo.

-¿Quieres hacerlo o te estás obligando? -pregunté molesta.

El silencio reinó cuando nos miramos por largos segundos. Mi respiración se aceleró al igual que los latidos de mi corazón. Era realmente perfecto este momento donde sólo éramos él y yo.

-Ambas -contestó sin dejar de mirarme.

No sabía si había entendido bien pero mi conclusión era bastante a mi favor.

Mi cuerpo empezó a reaccionar por sí solo y me encontraba gateando en la cama hacia él. De nuevo me senté a horcajadas a él sintiendo por primera vez su erección, gemi despacio al sentir algo nuevo y a la vez placentero.

-Al menos dime si te gustó el beso que nos dimos -susurré y en este mismo momento me desconocía, estaba dejándome llevar por el placer de sentirlo esta vez más que un beso y sus caricias en mis muslos.

-¿Qué si me gustó? -repitió igual o más ronco que mi voz-. Me fascinó, __________.

Sin pensarlo dos veces me acerqué hasta él y besé sus labios con lentitud y suavidad. Pasé mis manos por las suyas y subí tacando sus brazos hasta llegar a su cuello el cual rodee para intensificar más el beso. Sus manos tocaron mi cintura en una excitante caricia. Sus caderas se alzaron y solté un gemido cuando su miembro rozó la tela de mi pijama justo en mi intimidad. Lo miré con con deseo dándome cuenta que sus ojos ardían por la lujuria.

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BUENO BUEEEENO, ESTE CAPÍTULO LO QUERÍA HACER MÁS LARGO PERO ES MEJOR, PARA DEJARLAS CON LA INTRIGA, QUE SE LOS DEJE PARA EL PRÓXIMO CAPÍTULO (soy mala, lo sé). EL DOMINGO LES SUBO EL OTRO^^

Atracción prohibida - Donghae y TúWhere stories live. Discover now