Capítulo 10

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Siento algo pesado rodear mi cintura, y ambas piernas de Traian y mías estan entrelazas entre sí.
La cabeza de traian descansa sobre mi hombro, y su respiración da contra mi cuello provocandome leves escalofríos.
Levanto la cabeza con cuidado y miro a Traian. Este duerme tranquilo, mientras que su pecho sube y baja.
Su ceño e labios están fruncidos, cosa que me hace que suelte una pequeña risa ahogada.

Sus ojos se mueven bajo sus párpados apunto de que va a despertarse, mientras que pienso que esta es la última vez que lo voy a ver por suerte en realidad.
Sus ojos verdes se abren y pestañea varias veces hasta que se acostumbra a la luz del día, sube la mirada hacia mis ojos y algo incómodo levanta su cabeza de mi hombro y se sienta en el colchón y imito el mismo movimiento.

—Buenos días.
–susurro.

—Buenos días. ¿Cómo has dormido?
–dice con voz ronca y murmurante.

—Supongo que.. bien, ¿y tú?

Traian se rasca la nuca y sonríe de lado, en una sonrisa que dura tan solo unos segundos.

—Supongo que bien también. Aunque ha sido jodidamente raro.

—¿El qué?
–pregunto confundida.

—Nunca duermo con una chica en la misma cama sin haber hecho nada. Supongo que la costumbre.

Oh, ¿eso significa que más chicas han estado aqui en esta cama.. desnudas?

Espero que al menos estas sábanas las haya lavado, me da un poco de asco saber que ha hecho otras cosas aquí con gente.

—Pero ninguna ha tenido el privilegio de estar en esta cama. Puedes sentirte afortunada, has sido la primera.
–dice como si eso fuera un logro o algo por el cual sentirse orgulloso-.

Ruedo los ojos y dejo soltar una carcajada.
Se levanta de la cama y me doy cuenta que ha dormido en boxers en la misma cama que yo.

Abre la puerta corredera del armario y saca unos pantalones grises de gimnasio algo holgados.
Me dedica una sonrisa ladeada y sale de la habitación escaleras a bajo.
Salgo de la cama y de la habitación.
Realmente en cierta parte es incómodo llevar unos boxers y más sabiendo que es de un chico que apenas conoces, pero no me iba a quedar desnuda toda la noche.
Me quedan bastante grandes y tuve que atarlos con una goma del pelo –la cuál por suerte llevaba en la muñeca–para que no se me bajarán.
Al llegar a la planta baja busco a Traian con la mirada y inmediatamente lo encuentro en la cocina.

Es una casa bastante grande y tiene unas vistas realmente bonitas.
Aunque no entiendo como ser asesino te puede dar para comprarte algo así. Ni de lejos se parece al pisucho al que vivo.
Traian me sonríe desde el otro lado de la barra americana y su vista se pasea por todo mi cuerpo con una sonrisa malévola en su rostro.
Me acerco hacia él y me siento en uno de los taburetes altos de la isleta.

—Esa camiseta y esos bóxers serán mis favoritos a partir de ahora.
–dice mirándome a los ojos.

Ruedo los ojos y suelto una pequeña sonrisa que no puedo evitar esconder.

Me fijo en sus manos, las que una toman el mango de la sartén y con la otra le da la vuelta al pancake.
Me sorprende que un chico como es él sepa hacer pancakes. Y más, siendo un alocado de la vida.

—Vaya, me sorprende que alguien como tú sepa hacerse unos pancakes.
–digo observandolo mientras cocina.

—Te sorprenderia de las de cosas que puedo hacer. Y no sólo me refiero en la cocina.
–suelta una carcajada.

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