Capítulo 4

26.8K 1.6K 281
                                    

EIRE

Doy la vuelta en la cama y choco contra el cuerpo del idiota.
Lo miro de reojo para ver si esta durmiendo e intento levantarme pero su brazo toma fuertemente mi cintura, y su cuerpo está demasiado pegado al mío. Cosa que me impide que pueda moverme.
Tomo su pesado brazo tatuado de encima mío, y cuando creo que ya puedo escapar, se despierta derrepente.

Se sienta en la cama y se frota un ojo como cual niño pequeño y me mira.
Me doy cuenta de que no lleva camiseta, tiene el torso desnudo y muy bien trabajado.
Desvío la mirada incómodamente y con las mejillas rojas como tomates y veo una camiseta negra, la cuál debe de ser de él obviamente y la cojo del suelo lanzándosela al rostro.
El rubio sonríe de forma burlona y se coloca la camiseta, la cual le queda ajustada a su abdomen y brazos haciendo que se vea demasiado bien.

Se levanta de la cama y se dirije hacia el suelo, donde se encuentra su chaqueta de cuero y se la coloca.
Tomo la sábana blanca tapando mi cuerpo, ocultandome de su sucia mirada. No se me ve nada en realidad, pero tan solo por si acaso.

El rubio se dirije hacia mi y toma la sábana tirándola a la cama.
No le reniego ni digo nada, estoy centrada en sus preciosos ojos verdes intensos, los cuáles ahora miran mi cuerpo con descaro y sin ningún pudor. Hasta que se encuentran con los míos y noto como mis mejillas arden.
Un brazo rodea mi cintura adhiriendome a su cuerpo, y el otro se encarga de tomarme del rostro, mientras que sus verdosos ojos me observan con intensidad.

—Estás increíblemente sexy por la mañana. –murmura con voz ronca cerca de mis labios– deberías llevar esa sudadera a todas horas y todos los días.

Se relame los labios mientras que su mirada esta fija en mis labios. 
Sus ojos hacen de nuevo contacto con los míos y siento como las piernas comienzan a flaquearme y como mis mejillas se tiñen de color rojizo pie segunda vez.
Pasos se escuchan provenir hacia la habitación, pero no puedo ver quien es, sigo embobada en sus ojos verdes.

Su rostro se va acercando al mío quedando a solo milímetros de mi boca. Sus labios rozan los míos y sonríe malvadamente, sus brazos abrazan mi cintura atrayendome más hacia su cuerpo y no me aparto, por alguna razón no lo hago.
Sus labios se funden con los míos, y su lengua entra en mi zona bucal sin permiso.
Mis brazos suben hacia su cuello y los enredo, profundizando el beso.
Sus brazos bajan hacia mis caderas, y me alzan hacia arriba quedando en su cadera. Entrelazo las piernas para no caerme, mientras que nuestras bocas siguen juntas.

No puedo separarme de él aunque es lo que mas quiero ahora mismo. Estoy perdida en el beso, en sus ojos.. y me es imposible terminar el beso.

Por favor, no hace ni tres días que lo conozco y me estoy besando con él. ¡Eire reacciona, imbécil! Te estas besando con un maldito asesino, pervertido y psicópata.

La puerta se abre y algo cae al suelo de golpe. El rubio y yo nos separamos bruscamente uno del otro y miramos ambos hacia la puerta, donde se encuentra Igor con furia en su rostro, y con ojos aguados apunto de desparramar lágrimas.
Y ahora, es cuando dejo el deseo aún lado, los ojos verdes, y al rubio con el cual me estaba besando aunque no iba a hacer nada más allá con él.
Mi corazón se va destruyendo viendo a Igor de esta manera y sintiéndome la peor persona del mundo por besarme con otro chico que no es mi novio.

Miro el ramo de rosas rojas que está sobre el suelo, y pétalos de estas mismas rotos. Igor nos mira a ambos, a la cama desecha y sale de la habitación.
Corro trás él gritándole que se detenga que puedo explicarle todo, pero no se detiene.

—¡Igor, espera! ¡puedo explicarte todo!

Su cuerpo se detiene al cruzar la puerta. Gira sobre sus talones y camina hacia mi cabreado, con ira en su mirada y con odio.

—¿Que mierda me tienes que decir? ¿que te has acostado con ese.. delincuente lleno de tatuajes? ¿que me has sido infiel? ¡¿el qué?!
–grita.

Trago saliva dificultosamente.
Trato de tranquilizarme para poder hablar y no ponerme a llorar como una niña pequeña.
Tengo algo de miedo.

—No es como tú crees Igor. No te he sido infiel, sólamente nos hemos besado.. y ha sido un error, no quería hacerlo, créeme que no quería hacer eso.

—¿No querías hacer, qué? ¡te has acostado con él, te estabas besando con él! Eso es ser infiel, para ti no sé que jodida mierda significará.

—No quería hacerlo, no quería Igor. Y no me he acostado con él, se ha quedado aquí a dormir, ¡no hemos hecho nada!

Igor se acerca hacia mi furioso.
Se coloca en frente de mi, apuntándome con el dedo índice y con la vena del cuello apunto de estallar.

—Eres una jodida zorra. Una puta zorra que se acuesta con cualquiera. No pensaba que eras así Eire, no sabía que eras una zorra y una calientapollas.

Me están haciendo daño sus palabras, bastante. Sé que me he equivocado y no tenía que haber besado al tipo rubio. Soy una idiota.

Agacho la cabeza y lágrimas comienzan a caer por mi mejilla.
La mano de Igor toma mi mentón con fuerza alzandome el rostro.
En su mirada no hay compasión, no hay nada. Solo odio.
Y me siento la peor persona del mundo.

—Me las vas apagar pedazo de zorra. Créeme que lo vas hacer.

Levanta la mano y cierro los ojos con fuerza esperando notar su mano contra mi mejilla.
Estoy acostumbrada a que cuando Igor se enfada me golpeé, luego me pide disculpas y como tonta le perdono, asi que no tengo porque alertarme.
Tampoco puedo separarme para que no lo haga, si lo hago es peor.

Pero cuando su mano está a centímetros de impactar contra mi mejilla con fuerza, algo hace que su mano no impacte contra ella.
Abro los ojos levemente y veo al rubio delante mío sosteniendo el cuello de Igor con fuerza y estampandolo contra la pared.

—¡Ni se te ocurra ponerle una puta mano encima! –grita hacia igor–¡¿Me has escuchado gilipollas?!

Me dejo caer de rodillas al suelo, llorando. Alzo el rostro hacia ellos dos para ver que está pasando.

Igor está contra la pared, con la mano del rubio sosteniendo su cuello con fuerza dejando el rostro de igor casi morado. Quién intenta deshacerse del agarre, pero no puede.
Él tiene mucha más fuerza que Igor y no consigue separarse de él. Le está golpeando.

Le da otro golpe consiguiendo que Igor caiga al suelo destrozando y sangrando. Se gira hacia mi con la respiración agitada y los puños e mandíbula tensa.
Camina hacia donde me encuentro, inclinándose hacia mi y tomándome del rostro, con sus pulgares aparta las lágrimas de mi rostro con total delicadeza. Para nada parece el tipo que hace dos segundos atrás estaba golpeando a igor con fuerza.

—Ya está, tranquila. ¿Hace cuánto ese hijo de puta te pone la mano encima? –murmura.

Agacho el rostro y lágrimas nuevas comienzan a caer por mi mejilla.
Su dedo índice toma mi barbilla y sube mi rostro nuevamente.

—No llores por ese gilipollas. Y contéstame a la pregunta, por favor.

—En otro momento... por favor, ahora no.
–digo entre cortadamente.

El rubio asiente.
Sus ojos verdes intensos me miran con tristeza, con lástima.
Sus nudillos acarician mi mejilla y sin pensarlo me lanzo hacia sus brazos para abrazarlo.
Sus brazos envuelven mi cuerpo, sus manos acarician mi espalda mientras me susurra al oído: tranquila.

Jamás pensé que iba a abrazar a un asesino, y menos al que no me deja vivir siempre entrando a mi casa.
Y menos que le esté abrazando justi ahora.








Holaa!!

No os lo esperabais, eh?

Igor no era quien esperábamos y el "rubio" tampoco.
Bueno todavía falta para eso.

¡Nos leemos! ❤❤❤❤

Cómplices Donde viven las historias. Descúbrelo ahora