— ¿Estás loco? —le grité sin poder contenerme—. ¡Pudiste haberme matado!

— ¡No tengo tanta suerte! —se rió fuerte.

El miedo y la impotencia se fueron reemplazando poco a poco por la rabia y el cólera.

Y en cuanto vi que su lento y torpe puño venía hacia mi cara nuevamente, lo esquivé y dio justo en la pared detrás de mi.

Esa vez no me contuve: dejé el miedo atrás, apreté mis puños con fuerza y en un certero golpe choqué mi puño con su mandíbula. Se sentía como si me hubiese sacado otro peso de encima.

Una descarga de alivio y satisfacción recorrió mi cuerpo y sonreí ante la imagen de él tambaleándose y quejándose por mi arrebato de valentía.

Dio unos cuantos pasos desequilibrados hasta mi y antes de lo que viera venir golpeó mi estómago adolorido con su pierna. Gemí y me costó respirar por un momento pero la adrenalina que corría por mi cuerpo me hizo incorporarme rápidamente y golpearlo nuevamente, esta vez mi puño cayó en su ojo cayendo hacia atrás. Para estar borracho era bastante ágil y rápido.

Se levantó y golpeó mi nariz antes de que tuviera tiempo para procesarlo. Me empujó hacia atrás y caí contra la pared.

Cerré los ojos esperando el golpe pero no pasó...

Levanté la cabeza con cautela y me sorprendí al ver a papá temblar con una mano en su pecho. Rápidamente me levanté y corrí hacia él. Aún estaba asustado y traté de mantener distancias por si se trataba de alguna performance o algo así. Pero él no parecía estar fingiendo.

No podía estar pasando, no de nuevo.

— ¿Estás bien? ¿Papá? —no contestó, sólo cerró los ojos con fuerza y apretó la camisa de su pecho en un puño.

— ¿Papá? ¿Qué tienes?

Perdió el equilibrio y me apresuré a sostener su pesado cuerpo antes de que cayera de lleno en el duro piso de nuestra sala. Cayó en mis brazos y yo lo sostuve con fuerza. Temblaba y sudaba como si hubiese estado haciendo ejercicios durante todo el día.

No podía hablar. Trató de decir algo unas cuantas veces pero de su boca no salieron más que vagos balbuceos que no pude comprender. Cuando me di cuenta de lo que realmente estaba pasándole aflojé el nudo de su apretada corbata y llamé a la ambulancia, yo temblaba también.

—Creo que mi papá está teniendo un ataque cardíaco, rápido por favor.

La ambulancia pareció tardar un siglo y yo no sabía que hacer. Sólo le dije unas cien veces que todo iba a salir bien y que la ayuda venía en camino. Sé que si el hubiese podido me hubiera golpeado por estúpido y repetitivo. Tenía demasiado miedo. Miedo de que pasara lo peor.

Cuando al fin llegó la ambulancia, subieron a papá a una camilla y luego al vehículo tan rápido que no pude darme cuenta cuando corría detrás para ir con él como un jodido niño pequeño asustado.

— ¡Harry! ¿Qué pasó? —Annie había salido de su casa, supuse que por la estruendosa sirena de la ambulancia. Estaba en pijamas y sus ojos estaban levemente hinchados a causa de su interrumpido sueño.

—Es papá. Creo que tiene otro ataque —expliqué. Ya tenía un pie dentro de la ambulancia pero me había costado que me dejarán subir por ser solo su hijo. Había tenido que explicar que el era hijo único, que mis abuelos habían muerto y que no tenía esposa ni hijos más mayores.

—Te alcanzaré en el hospital —me dijo cuando la ambulancia partía casi sin mi adentro.

—Ok.

Agony » Harry Styles (COMPLETA)Where stories live. Discover now