Capitulo 32

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Las pesadas mantas que me cubrían me estaban haciendo sentir aplastada pero no tenía fuerzas para correrlas ni para pedirle a alguna enfermera que lo hiciera por mí. Sentía que había dormido días y tal vez no estaba muy alejada de la realidad.
Aunque dormir no es la palabra exacta de lo que ocurría conmigo era una forma más sutil de describir lo que pasaba. Había veces en que soñaba con cosas desconocidas, personas que nunca había visto y hechos que nunca había vivido. Así también, he soñado con recuerdos y momentos que había olvidado y que estaban en un rincón muy escondido en mi cabeza.
Claramente mi cerebro estaba vuelto loco.
Incluso había sentido la voz de Elena como si hubiera estado allí conmigo, pero no pude saber si en realidad estaba allí. Mis ojos no querían abrirse por más que quisiera.

***

La luz del sol golpeó mi rostro. Aunque tenía los ojos cerrados igualmente me molestaba y hacía que el dolor de cabeza fuera aún más doloroso. Me giré hacia la puerta e inmediatamente me congelé por una voz que me preguntó:
-_________ ¿Me oyes? ¿Estás despierta cariño?
Mi corazón se agito y aunque quería abrir los ojos o simplemente decir que si escuchaba, no hice nada.
-¿Puedes oírme?
Un mano tomó la mía entrelazándolas. Tenía que ser Thomas.
-Por favor dime algo, se que estas consiente- estaba angustiado y no sabía cómo hacer para que supiera que estaba bien. -Dame alguna señal- lo único que se me ocurrió fue apretar su mano contra la mía.
-Eso es bonita.... Ahora iré por una enfermera- Besó mi frente para luego intentar soltar nuestras manos. No se lo permití.
-No me dejes. No otra vez- las palabras salieron sin esfuerzo y solo por impulso.
-Nunca lo haré otra vez. Solo confía en mí, ya vengo- no tenía más fuerzas para sostener su mano así que él solo salió por la puerta.
No podía distinguir si era uno más de mis sueños o era realidad lo que estaba ocurriendo. No podía saberlo porque me sentía igual que siempre y ni los ojos podía abrir aún.
-Señorita McGuire ¿Puede oírme? - la voz de una enfermera me indico que ya no estaba sola en la habitación.
Levanté y bajé la cabeza una vez en señal de afirmación.
-Muy bien. No intente abrir los ojos ni hablar si no es estrictamente necesario. Le pondré unas pastillas mediante una inyección en unos minutos, mientras descanse y relájese. Iré por el médico. Señor Sangster me avisa cualquier cosa- Intenté hablar cuando la puerta anunció que la enfermera se había ido pero la sequedad de mi garganta no me lo permitía. Hice un esfuerzo sobrenatural para por lo menos abrir los ojos. Y lo logré.
-No lo hagas. Escuchaste a la enfermera que sería malo. Solo quiero que estés bien, por favor.
No hice caso a lo que Thomas decía y -aunque no veía con total claridad- abrí totalmente los ojos. Ahí estaba a Thomas. Era real y nada era parte de mi imaginación. Se veía cansado y hasta tenía una corta barba. Sabía que le odiaba los bellos en la cara.
-¿Puedes verme? - Asentí. - Ahora ciérralos que puede ser malo- negué.
-Necesitaba... necesitaba saber que estabas aquí y que no eras un sueño- susurré.
-Estoy aquí- dijo acariciando mi cabello.
-¿Por qué?
-Porque no hay ningún otro lugar donde quisiera estar- No entendía. Se suponía que él y yo... todo era extraño.
-Pensé que no querías saber más de mí.
-Lo lamento por hacerte creer eso. Pero no es momento para hablar aún. Te prometo que todo tiene una explicación- Iba a seguir preguntando aún cuando no tenía la fuerza suficiente para gritarle en la cara ciertas cosas, pero por la puerta apareció la enfermera junto con el doctor.
-Señorita, veo que ha despertado. ¿Cómo se siente? - ¿Es que tenía que preguntar eso cada vez? Solo me encogí de hombros. -Bien, veo que no está muy comunicativa. Espero que se sienta preparada para operación. La llevaremos a observación para prepararla. Solo esperábamos que despertara pronto- ¿De qué hablaba?
-Creo que olvidó que tomaría el tratamiento no tengo dinero para...
-Te quiero sana lo antes posible- me interrumpió Thomas. ¡¿Cómo no se me ocurrió antes?! Pero no podía aceptar su dinero. - Y no acepto ninguna queja y menos que te opongas- Thomas me sonrió y yo solo puede mirarlo con interrogación.
-Señor Sangster, le pediré si puede retirarse un momento para preparar a la paciente.
-Está bien. Estaré rezando por ti cariño.
Antes de que desapareciera por la puerta lo llamé con mi voz algo raposa.
-¡Thomas! ¿Por qué? ¿Me amas?
-Te amo como nunca antes- respondió con un guiño.
Y aunque no lograba entender porque él estaba aquí y decía que me amaba, eso fue todo lo que necesité para saber que iba a estar bien.

Beautiful Exception (Thomas Sangster y tu) (Adaptada)Where stories live. Discover now