Capitulo 2

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Con Elena estuvimos preparando y cocinando para la cena que tendrían en la casa como por tres horas, sin parar. Ella me explicó que en realidad estarían el tal Thomas Sansgter junto a sus padres y sus dos abuelos. Solo cinco personas que tendrían comida para veinte, más de la que había visto en toda mi corta vida. Esta gente sí que era hambrienta. Yo suelo comer muy poco, tal vez es porque mi organismo se acostumbro a recibir poca comida, así que con suerte me da hambre dos veces por día, pero no soy anoréxica, lo sé porque he visto gente anoréxica y yo lo estoy, solo soy delgada.

-Los Jefes ya están aquí- Nos dijo Jerome entrando a la cocina. Elena se puso como loca. Se arreglo el pelo y su ropa para luego ponerse una especie de delantal. Seguro era para ir a servirles. Yo no lo haría, tenía miedo de que echaran, como Elena dijo Thomas Sangster no quiere fans en su casa y tal como ella me confundió con una, él también lo puede hacer. No quiero perder mi empleo por ninguna razón y una de las razones por las cuales no quiero perderlo es que hice una amiga, por primera vez. Aunque algo mayor, eso no importa cuando sientes esta confianza con alguien y también ¡tengo comida gratis!
-_______, Tu me esperas con los platos listos entonces yo entro y los llevo a la mesa, así ahorramos tiempo. -Yo asentí y Elena llevo los primeros platos a la mesa hasta que no quedaban más. Cuando entró a la cocina por última vez se sentó rápidamente en una silla y tomó su cabeza entre sus manos.
-Es solo un mareo, me pasa muy seguido, es por la presión de la sangre y tonterías. No te preocupes- Traté de sonreírle pero la verdad era que estaba muy asustada. Tomé un vaso y se lo di con agua para que se sintiera mejor. No sé de qué serviría eso pero tenía que hacer algo.
-Elena, el joven Thomas se quiere repetir, por favor ve a atenderlo- Jerome se fue tan de prisa como entró. Elena no estaba en condiciones para llevar nada, lo más probable es que se desmayara en pleno trayecto. Ella trató de pararse pero yo se lo impedí, no la dejaría ir así.
-Yo lo llevo. - le dije segura.
-Estás loca _________, pueden echarte, yo voy no es...aaah- volvió tomarse la cabeza con las manos y sin chistar tomé un delantal igual a los que se había puesto Elena y tomé un plato con comida para el joven Thomas.
Salí de la cocina y levanté la mirada, Jerome me miraba sorprendido y algo horrorizado, vamos, ¿Qué tal malo debe ser que yo esté sirviendo?
Llegué a la mesa y en la cabecera de ésta estaba un señor, que imagino será el señor Sangster. A su lado derecho estaba él. Era el único "joven" de la mesa así que no podía ser nadie más que Thomas Sangster.
Me acerqué a él mientras sentía la mirada de todos sobre mí. Incluso la de Thomas.
Yo no levanté la mirada nunca, no quería mirar a los ojos a nadie.
Saqué el plato vacío que tenía en frente y puse el nuevo repleto de comida. Rápidamente volví a la cocina y voté todo el airé acumulado que tenía en mis pulmones.
-Esa fue la cosa más ridículamente difícil que he hecho en mi vida. -Comenté y Elena soltó una risa.
-Lo has hecho bien, ¿no te dijeron nada?
-No. Solo me quemaban con sus miras de "¿De dónde salió esta?" - Las dos reímos- Creo que tendré que presentarme, no es común que alguien llegue a tu casa de la noche a la mañana.
-Para ellos sí, sabían que necesitábamos una ayuda aquí.
-Pero no una niña como yo.
-En eso tienes razón.

Los Sangster se fueron cada uno a su respectiva habitación luego de la cena. Lavamos los platos y comimos algo de las sobras. Eran las mejor sobras que había comido EN MI VIDA. Esto era comida real, no chatarra y estaba en buenas condiciones ¡yo la había preparado!, incluso podía alimentar a los niños que habían en las calles y estarían satisfechos.
-No quiero ir a casa- dije suspirando cuando ya habíamos terminado.
-¿Lo pasas muy mal? - me preguntó Jerome mientras se limpiaba de un modo gracioso la boca con una servilleta. Reprimí una risa por su gesto y le respondí.
-La verdad no. Papá hace como que no existo, está como en otro mundo todo el tiempo y me siento algo sola, eso es todo. Me he sentido tan bien hoy que me es difícil ahora imaginarme en mi habitación sola con mis pensamientos.
-Podrías venirte conmigo, vivo sola a unas calles de aquí y la casa es bastante grande para las dos. Necesito una compañera ¿Qué dices? - el ofrecimiento de Elena me tomó por sorpresa. Pero me gustaba la idea. Que alguien me dijera "buenas noches" o un "buenos días" por la mañana era algo que siempre había deseado. Tener una casa linda y con muchos árboles y flores me llenaba de ilusión aunque tal vez la casa de ella no era así.
-¿Tienes arboles y flores? - le pregunté saliendo de mis pensamientos.
-Tantos que apenas se ve la casa- me respondió y mi cara se iluminó.
-Entonces quiero ser tu compañera, mañana mismo me mudo a tu casa.
-¿Aceptaste por los arboles y las flores? - me preguntó Jerome riendo.
-Siempre he querido una casa así- le respondí sacándole la lengua en forma de burla y reímos los tres en conjunto.

Luego de unos minutos más de platica. Tomé mi bici y me dirigí a la salida. Como la salida estaba casi a un kilómetro de la casa tenía que llegar en bici si tenía prisa, pero lo menos que quería era llegar a casa, caminé con la bici a un costado mío mientras veía los arboles que adornaban el lugar.
-¡Oye! ¡Oye! - sentí que me llamaban y me giré instintivamente. Ahí venía corriendo Thomas Sangster. Mi corazón comenzó a latir rápidamente. Seguro vendría a despedirme. Maldición no. -Oye. - dijo agitado cuando ya estaba a mi lado. No quería mirarlo a la cara, tenía miedo, mucho miedo.
-Eres la nueva am... sirvienta. - afirmó y yo asentí con la cabeza viendo mis pies. -Escucha... no sé como lo hiciste para que te contrataran, pero una regla es que no pueden haber fans en la casa y menos trabajando. Sé como son mis fans y que hacen todo por querer estar cerca de mí, y se los agradezco, pero en mi casa no. Así que te pido que no vuelvas o que hables lo más pronto posible con Jerome para que contrate a otra persona luego. -Que chico más arrogante. No me interesaba en lo más mínimo estar cerca de él. Seguro es típico en la gente famosa, creen que todo lo que hace la gente es por ellos. - Podrías levantar la cabeza y mirarme a los ojos, por favor. - Y no porque él me lo pidió si no porqué quería enfrentarlo levanté la cabeza y nuestros ojos chocaron. Fue como si las llamas salieran de sus ojos y no pudiera despegar los míos de ellos. Por un segundo olvidé lo que iba a contestarle y quien era. Agité mi cabeza y hablé.
-No sé de qué habla, señor, Sangster. No soy una especie de fan ni nada por el estilo. No tenía idea que usted vivía aquí ni mucho menos quien era usted hasta hoy. ¿Cree que toda la gente vive pendiente de usted? Pues no, yo necesito el trabajo, necesito el dinero más que cualquier otra cosa y no estoy dispuesta a perderlo por algo que ni siquiera soy. Le pido por favor que me crea, no estoy interesa en usted en lo más mínimo. -El seño fruncido que traía al comienzo se fue suavizando a medida que hablaba. No parecía enojado y eso me sorprendió.
-¿Entonces no eres una fan?
-En absoluto. Ni siquiera he visto una pelicula suya, en mi vida. - eso pareció ofenderle un poco pero no lo suficiente para decime algo sobre ello.
-Entonces está bien, puedes seguir trabajando para nosotros y lo siento mucho por creer lo contrario. - Yo asentí, tomé mi bici para irme pero él me detuvo, de nuevo.
-¿Cuántos años tienes?
-Dieciséis- le respondí.
-Eres muy pequeña para trabajar.
-No todos cantan y ya tienen millones en sus bolcillos, señor Sangster. - Eso lo dejó algo descolocado y seguí mi camino.
-¡Espera! ¡Espera!
-¿Qué? - dije ya cansada.
-Tú sabes mi nombre, pero... ehm... yo no sé el tuyo.
-_________-le respondí.
-Bien _______, tienes unos ojos preciosos.

Y ahí subí a mi bici y anduve más rápido que nunca.

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-TheCrank

Beautiful Exception (Thomas Sangster y tu) (Adaptada)Where stories live. Discover now