Capitulo 1

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Vivir de la caridad de las personas no es lindo. Esperar que alguien te traiga un pan o algo de beber por qué no encontraste nada en los desechos de los locales de comida rápida debe ser lo más denigrante para una persona, pero no para mí. Mucha gente roba, he visto niños y niñas de diez años saliendo de casas con las manos llenas de joyas y siento pena por ellos. Sé que algún día moriré de hambre, moriré en estas condiciones poco humanas pero mi conciencia estará limpia y eso a mí es lo que más importa.

Tomé un periódico que estaba en el piso de mi pequeña habitación, era más bien una hoja que había estado cubriendo un pedazo de jamón que me había traído una señora, una de las tantas que se preocupan por mi más que mi padre. Era la parte de los anuncios que ofrecían trabajo.

"Se necesita niñera tiempo completo"

¿Quién pude ser tan mala persona y dejar con una niñera todo el tiempo a sus hijos? Bueno, la respuesta es simple, alguien más preocupado por sus hijos que mi padre.

"Se necesita empleada domestica de 10 de la mañana a 7 de la tarde"
Junto con ese anuncio salía el número y la dirección. Nunca he pensado en trabajar, más bien, siempre he querido trabajar pero no he encontrado la ocasión. ¿Me recibirían con dieciséis años? Claro que no, soy prácticamente una vagabunda, casi huérfana que ni siquiera tiene los estudios suficientes. Nadie me daría trabajo... ¿Pero y si lo intento? Mi vida ha sido la menos afortunada, lo sé, hay gente peor que yo (no sé como eso es posible) pero tengo salud y valores, no necesito nada más. Está bien, necesito dinero, necesito un trabajo.

Me vestí con un jeans y una sudadera verde que hacían juego con las sandalias que traía (las únicas que tenía y me importaba un comino se combinaba con mi demás ropa) y tomé mi bicicleta. Era una bici buena, estaba en muy buenas condiciones. Me la trajo un señor una vez porque a su hija ya no le gustaba, no sabía andar en ese tiempo pero intentado y practicando todo se puede y ahora es mi medio de transporte para donde yo valla. Ahora no sé dónde voy, trataré de llegar a la dirección del anuncio y probar suerte.

Suerte... ella me odia.

Doble unas cuantas calles y ya estaba sumergida en las casas o más bien mansiones de mi ciudad. Lo supuse... quien más necesitaría una empleada. Pero no importa estoy dispuesta a todo.

Llegué a la mansión #12 y toqué el timbre. Una voz salió por allí lo que hizo que me asustara.

-Señorita ¿La podemos ayudar en algo? - dijo... la voz. Apreté el botón que me indicaban para poder hablar y respondí.
-Si... vengo por el anuncio del periódico- le dije levantando la hoja de papel que tenía en la mano hacia algún lugar donde estuviera la cámara que me podía ver- Necesitan una empleada domestica y estoy dispuesta a ello- finalicé segura.
Hubo un tiempo en silencio hasta que la voz volvió a hablar.
-Le abriré la puerta, le pediré que doble hacia la derecha de la casa y allí encontrará una puerta cerca de una ventana, la esperaré, no tarde. - Asentí con una sonrisa mientras la puerta se abría. Subí a mi bici para llegar lo más pronto posible a esa puerta.
Un hombre canoso y con un traje elegante me esperaba.
-Señorita, soy Jerome el mayor domo de la casa y el encargado de los empleados- habló el hombre que al parecer era el mismo de "la voz" tenía una forma muy particular de hablar como si tuviera todo el tiempo del mundo para hacerlo, no como yo que decía por lo menos cinco palabras por segundo.
-Soy __________ McGuire... ehm... me gustaría trabajar aquí. - ¿Qué es lo que se dice cuando quieres un trabajo? Estoy segura que cualquier cosa menos lo que yo dije.
-Así veo... ¿Cuántos años tiene? No podemos contratar niñas.
-Tengo... tengo dieciocho, señor. - Mentí.
-Bien- dijo dudoso- ¿Cómo se enteró del trabajo? - levanté la hoja del periódico y el asintió. - ¿Tiene experiencia?
-No... Pero estoy dispuesta a todo. Nunca he trabajado pero siempre hago el aseo en mi casa y ese tipo de cosas, me gusta ayudar en lo que sea, por favor, contráteme.
-¿Por qué tan desesperada?
-Necesito el dinero- le contesté.
-¿Está segura? - me preguntó riendo y yo no entendía nada.
-Claro que si ¿por qué no lo estaría?
-Es de conocimiento público quien vive aquí señorita...ehm..
-McGuire- le dije recordándole mi apellido - Y no, yo no tengo la menor idea de quien vive aquí- dije sincera. ¿Es que acaso vivía alguna persona tan importante para querer desgastarme trabajando? Pero eso no importa, todos somos personas y nadie es mejor o peor y aunque trabajara para el presidente me daría igual.
-Le creeré- me dijo- Necesitamos una ayuda lo antes posible, hoy en la noche hay cena familiar y necesitamos manos.
-¿Entones estoy contratada?
-Así es, empiezas ahora mismo. - reprimí un grito de felicidad mientras entrabamos a la casa. ¡Tenía trabajo! Tuve suerte, por primera vez.
Jerome, me enseñó la cocina y donde estaba cada cosa, me comentó que hoy llegaba el hijo del jefe, no me dijo el nombre, solo los llamaba "el jefe" "la jefa" y "el hijo" es algo extraño.

Terminamos el recorrido por la casa y me entregó un cuchillo para pelar papas. Eso me alegró un poco, que la primera tarea fuera pan comido para mí.

Cerca de casa había una verdulería, donde vendían todo tipos de verduras y frutas, la dueña del local, una señora muy menudita y amable siempre que me veía me daba papas, se podía decir que vivía gracias a ellas, me encantaban y las sé pelar muy bien, son como una especie de mejores amigas.

Creo que ninguna adolescente a parte de mí tiene como mejor amiga a las papas.

Estaba concentrada con el cuchillo cuando una señora algo rellenita se hizo presente en la cocina. Me miró de arriba para abajo y yo agaché la cabeza intimidada.

-¿Quién eres? - sonó amable y me sentí más aliviada.
-Soy ________, __________ McGuire yo, ehm, trabajo aquí- le respondí.
-¿Enserio? ¿Eres la nueva?
-Sí, creo que sí.
-Oh... ¿No eres algo joven?
-Tengo dieciocho. - le respondí rápidamente.
-Está bien, si Jerome te contrató es por que debes ser buena, él no contrata a cualquier persona, con decirte que al nuevo jardinero lo interrogó por media hora- me sonrió y le devolví la sonrisa. -¿Cuánto rato te torturó a ti?
-Bueno... creo que solo fueron unos minutos.
-¿Enserio? - Yo asentí tímida- También me pareces unas buena persona con solo verte, tienes el don hija, tienes el don. -¿El don de qué? ¿El don de la mala suerte? ¿El don de tener la apariencia de una chica buena? Esta gente es algo rara. - Por cierto soy Elena. - La señora me estiró la mano y se la agarré. - También trabajo aquí, en la cocina, limpiando, ya sabes, en lo que haya que hacer.
-También me gustaría trabajar en todo lo que sea posible.
-Te recomendaría que trabajaras solo en la cocina- me respondió.
-¿Por qué?
-El Joven Sangster... a él no le gustaría ver una fan trabajando para él y estando en la cocina no podrá saber que trabajas aquí, solo mantente al margen. -¿Qué? ¿Joven Sangster? No tengo la menor idea de lo que ella me habla, no soy fan de nadie.
-No sé de qué habla. - le respondí confundida.
-¿Acaso no estás aquí por Thomas Sangster?
-¿Quién es Thomas Sangster? - seguía confundida.
-¿El actor? ¿Love Actually? ¿The Maze Runner? - Yo negué con la cabeza-¿En qué mundo vives?
-En el que me tocó- suspiré.
-¿Podrías hablarme de ello? - Preguntó curiosa- Me has dejado confundida.
-Y usted a mi- reímos. - Yo... ehm... necesito el trabajo porque soy pobre- quise ir del principio y ser sincera. -Mi padre no se preocupa por mí desde que mi madre murió cuando nací, vivo gracias a la caridad de la gente... vi el anuncio en el periódico y quise probar suerte y por primera vez estuvo de mi lado. No me gusta dar pena, pero creo que no es necesario intentar lo contrario cuando si lo hago, por eso la gente se preocupa por mí. -La cara de asombro de Elena no se borró en ningún momento. -Y tengo solo dieciséis no dieciocho, pero por favor no me acuse, no sabe cuando necesito el trabajo, por favor. - ella asintió y acercó su mano para tocar mi pelo rubio. Siempre me decían que tenía un pelo muy bonito. Usaba un champú natural que creo que hacía un muy buen efecto. Tenía el pelo rubio por mi padre al igual que sus ojos azules. No me molestaba tener sus cualidades si solo eran las físicas.
-Siempre supe que eras menor, pero eres fuerte, necesitamos alguien así aquí y claro que no te acusaré, será nuestro secreto- sonreí y le agradecí. Creo que ya me había ganado una amiga.

Beautiful Exception (Thomas Sangster y tu) (Adaptada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora