40 - Un ser de Luz

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Doctores iban y venían y nadie daba señales.  Había pasado tan solo una hora y se sentía como una eternidad. ¿Por qué nadie venia a dar razones de ellos?

Veinte minutos pasaron, todos nosotros fundidos en la agonía  e incertidumbre de no saber qué mierda pasaba allí dentro. 

Un señor,  cuarenta y pico de años se acercó a nosotros que teníamos la sala de espera completamente invadida, traía una bata y eso fue suficiente para que todos nos abalanzaramos sobre él en busca de información.

—   Uh...¿Familia Belamy? 

—  Nosotros  —  contestamos todos al unísono, el doctor acomodó las gafas sobre el puente de su nariz.

—    El parto fue adelantado  —  Jadeos horrorizados llenaron la habitación y mi desesperación creció.  ¡Novalee solo tenía siete meses!  —   La paciente rompió fuente hace poco mas de dos horas y ha perdido mucha sangre, para poder salvar al bebé habrá que practicar una cesárea.

Dios mío es que yo mataba a Dallas con mis propias manos.  ¡Hay que ser muy descabellado para hacer algo así!   No me constaba que haya sido él pero dejarla así para mí era mucho más que suficiente.

—  Haga lo que tenga que hacer pero salvelos doctor por favor  —  rogué, mis palabras saliendo estranguladas por el nudo en mi garganta  —.  Tiene que salvarlos.

—  La señora Bellamy corre peligro de muerte por hemoragia—  soltó sin más y yo senti el mundo tambalearse a mi alrededor.

Ella no podia dejarme solo, vamos, era mi muñeca y mi bebé.

Dios,  escuchame por favor no te los lleves y si lo haces llevame junto con ellos porque no creo soportar perder a ninguno de los dos.

El doctor  se alejó, dejándonos a todos en un shock emocional profundo, nadie dijo nada, al menos yo no escuchaba a nadie.

Como ese momento en el que no te puedes resignar y que te parece irreal que de un momento en el.que todo estaba feliz pasaste a estar en una sala de espera de una clínica,  esperando las que quizás serán las peores noticias de tu vida.

Observé a Kendall acostado en las piernas de Skylar mientras lloraba,  ella acariciaba su pelo. Nunca aprecié tan de cerca tanto amor entre dos hermanos y verlo a él sufrir por la suya no ayudaba a nadie a controlarse.

Mallory estaba desesperada,  pegada a mi hermano como nunca pensé que la vería.  La única en la sala que no lloraba era Faith, aunque claramente podía notarse que tampoco estaba feliz de la situación.

Pasaron dos horas más, la espera fue mas agónica y desesperante, nadie venía ni iba, nadie decia nada de ella.

No aguanté más y caminé hacia recepción desesperado, una joven de menos de treinta años alzó su vista hacia mí, cuando con dos toques en el escritorio intenté llamar su atención.

—  ¿En qué puedo ayudarle?  —  preguntó, su voz sonando mas presuntuosa de lo que debería.

—  ¿Novalee Bellamy,  que sabe de ella?

Tecleó en su ordenador y volvió a mirarme  —  Fue egresada de la sala de partos justo ahora.

Sin decir más volví a la sala de espera corriendo, el mismo doctor de hace un momento estaba allí, al parecer acabando de llegar.

—  ¿Cómo están ellos?  —  casi grité, los demás poco conformes también hicieron esa pregunta.

—   La joven está estable. 

Todos nos quedamos mirando el doctor esperando que prosiguiera pero hasta que Kendall no se lo preguntó él no lo hizo.

—  La criatura estará en la sala de incubadoras dentro de veinte minutos, quedará en observación por su condición prematura.

—   ¿Cuál es el sexo?  —  pregunté.

—  ¿No lo sabe?

—  ¿Si supiera le preguntaría?

El doctor suspiró, al parecer harto de mi actitud.

—  Es varón.

Regocijo, esa es la palabra justa que describía lo que yo sentía  en este momento, el bebé estaba bien y eso me bastaba, porque prefería mil veces durar una semana viniendo a verlo a través  de un cristal  que no verlo nunca.

Mi muñeca estaba bien y pronto podria verla.

Los presentes empezaron a regodearse, felices se abrazaban uno a otros. Yo fui rodeado por los brazos de mi hermano y de papá.

—   Felicidades machote, has traído a otro Salvatore a la familia  —  habló mi hermano  sin poder ocultar su emoción   —. Al menos tu semen sirvió de algo, espero que sea tan guapo  como su tío.

—  Por supuesto que será tan guapo como yo  —  contestó Kendall rodeando los hombros de Dante con un brazo, éste último le hizo burlas.

—  Sabes que soy el tío mas caliente de los dos.

—  Claro, sólo cuando lo sueñas.

Mi papá se puso en medio de los dos, molesto  —  ¡A ver ya!  El niño no se va a parecer a ninguno de los dos, se va a parecer a su...

—  padre —  completé yo.

—  Abuelo  —  dijo él  haciéndolos a todos reír  —  Y no hablo del viejo Tanner.

—  ¡Oye!   —  se quejó  Tanner.

Yo los dejé a todos allí y caminé por el pasillo,  yendo a la habitación que habíamos reservado para Novalee después de que se estabilizara, ya debía estar allí, yo tenía que verla.

Agradecí que el pasillo estuviera desierto, eran habitaciones privadas y eso lo justificaba, había privacidad al menos y eso valía el ojo de la cara que me estaban cobrando.

Al abrir la puerta y verla allí, despierta, mi alma volvió a mi cuerpo.

—  ¿Muñeca?  

Ella alzó la mirada cansada hacia mí, su cabeza estaba vendada y sus ojos parecían que en cualquier momento se cerrarían.

—  Bruno...  —  su voz salió rota, partiendome en dos por dentro.

Caminé hacia ella con pasos largos y ya delante de la camilla empecé a besar toda su cara.

—  Dios mío  mi amor no sabes cuanto me he asustado,  creía que te perdería muñeca  y estás aquí sana y salva  —  solté, sin una pausa entre mis palabras.

Ella agarró mis antebrazos y se aferró a ellos,  buscó mis labios con los suyos y los besó con tanta desesperación que parecía que hacía un año no me  besaba.

—   Dios Bruno no sabes lo asustada que estaba...creí que...— sollozó  —.  Creí que perdería a mi bebé y..me despierto y ya no estoy embarazada y luego... Me dicen que di a luz un bebé  ¡Yo sé que sentir y aún no me dejan verlo!

La atraje hacia mi pecho para que llorara libremente  —   Shhh amor,  calmate el bebé está bien y en unos minutos podremos verlo.

—  ¿Vas a entrar conmigo?

Me encogí de hombros  —  No sé si me dejen hacerlo pero lo intentaremos.  ¡Dios muñeca  te a...  —  me frené, no muy seguro de si debía decirlo pero ella  alzó sus ojos azules y curiosos hacia mí.

—  Siempre te interrumpes  cuando vas a decir eso  ¿Por qué no terminas de asumirlo?

Suspiré,  ella tenía razón, debía hacerlo.

—  ¡A la mierda todo!  Te amo tanto Novalee que me daba miedo expresarlo  ¿No ves que me traes loco mi amor?

Ella sonrió ampliamente  —   Soy una mujer feliz ahora que sé que el hombre que amo me ama también.

Aquí  y Ahora (+18)Where stories live. Discover now