Capítulo 23: Gritos Silenciados

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-¡Anthony reacciona!- escucho su voz a la distancia, pero simplemente es como el arrullo hacia una escena violenta.

Mi cuerpo simplemente era una masa más que componía el suelo de la habitación, no tenía razones para moverme, ¿Qué caso tenia ahora? Todo lo que me rodea se pudre, o simplemente se consume por el odio de mis enemigos.

Una vez más demostraron que son más fuertes.

Unos brazos me levantan como si fuera una muñeca de trapo, observo su rostro y Timothy tiene los ojos muy abiertos, quizás tanto el como el resto pensaban que todo aquello se trataba de un mal sueño.

-Anthony vienen por nosotros, tenemos que irnos.- dice alarmado.

-Déjalos que vengan.- silbo.- peleare hasta que muera.- aún tenía el sabor a oxido de mi propia sangre, me estabilizo para el contraataque.

-¿¡Estas demente!?- chilla.- son demasiados, no podríamos solos.

-No me importa.- un nuevo sentimiento se incorpora en mi pecho, este crecía y dominaba cada partícula de mi cuerpo. Por un segundo me sentía valiente, insuperable, fuerte, quería ser aquel sujeto cuando tenía la droga en su cerebro.

Avanzo hasta la ventana y tres vehículos negros en la acera llaman la atención de mis vecinos, estaba seguro que eran los perros falderos de Ivana.

-¿Dónde está Derek?- canta Elizabeth verificando la ventana alterna a mi flanco.

-Ellos no pueden conmigo.- sonrió.

-Anthony estamos perdiendo el tiempo.- grita tim, Este se adhiere de mis brazos sacudiéndome de forma brusca.

-¿Qué quieres que haga?- me suelto y avanzo a la puerta. El cuerpo de Benjamín en una esquina como un símbolo de la poca humanidad que me quedaba.- Tengo que vengar su muerte.- digo y siento que algo se quiebra.

-Lo harás, pero no hoy.- indica Elizabeth junto a mí.

La puerta de abajo comienza a ser golpeada constantemente, los sujetos estaban a punto de entrar, según pude percatarme de las sombras, se trataban de más de tres, los ayudantes de benjamín aún se encontraban en la habitación, uno de ellos consiente y los otros dos desmayados en las esquinas.

Estábamos en desventaja, pero a diferencia de mis oponentes <<yo no le temía a la muerte>>

El silencio se apodera del cuarto, todos estaban a la expectativa de lo que podría pasar en esos segundos, Elizabeth clava sus ojos en mi persona mientras Roy custodia la ventana, Tim enfatiza su vista en la puerta. ¿Qué tanto temían? ¿¡Acaso no estábamos todos en una lista de condenados!?

Unos quejidos captan la atención de todos, observo al chico con el rostro desfigurado, pero su boca no producía aquel sonido. Entre cierro el ceño llevando mi vista a cada caído, sin encontrar la resonancia de dicho parámetro de dolor.

-No puede ser.- canto llevando los ojos a Benjamín, todos aguardamos el momento de que aquel mal nacido despertara del infierno.

-Tienen que correr.- dice débilmente, su voz la conocía desde que tengo uso de memoria, era lo único que acompaña mis mañanas en el instituto. Su rostro más pálido que el de un muerto brindaban una sonrisa que ilumino lo oscurecido de se encontraba el lugar.- que están esperando, no podrán con ellos.- atestigua moviéndose débilmente Roy se acerca para sostenerlo de nuevo.

-Estas... vivo...- digo y apenas noto las lágrimas que corren por mis mejillas.

-No tengo tiempo... corran.- mis ojos se nublan pero su voz permanece en mis oídos.

Todo Depende de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora