Capítulo 8: Las Alianzas

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Las Alianzas


No quería verla a los ojos, la rabia crecía cuando estaba junto a ella.

La amistad con Derek estaba bien, podía tenerlo de amigo. Pero el pasar tiempo con ella; no le encontraba sentido.

-Elizabeth...- digo pero mis labios no se mueven.

-No me perdonaras ¡cierto!- su voz cantarina rompe el silencio.Lleva quince minutos jugando con la taza con café.

-Ya lo hice.- miento.Trate de sonreír, o fingir que lo hacía. Pero cada vez que tanteaba verla a los ojos, sus palabras venían a mi mente.

-No eres bueno mintiendo.- me acusa.

-Pero tú, si lo eres.- interrumpo.

-Si no ibas a perdonarme ¿porque accediste a salir?

-El trato era el combo completo, no podía dejarte afuera.- miento de nuevo, y siento como el pecho me arde. Quería saber si ella sentía algo por mí, o si yo sentía algo por ella.

-Mientes de nuevo.- expone.- querías saber si te diría la verdad.Obtiene algo de poder entre nosotros dos, se levanta de la mesa y se dirige hacia la puerta de la salida.- ¿Nos vamos?

-Solo tienes una hora.- me burlo poniéndome en pie...

Caminamos hasta un enorme parque, el lugar es hermoso.Ella sonríe, y me custodia por el rabillo del ojo. No podía negarlo; tanto ella como Derek conocían lugares impactantes para llevar a alguien de paseo.

-Ven, tengo una idea.- me sujeta de la mano, llevándome hasta un enorme quiosco central.

-¿Una pintura?- duda el hombre que hacia retratos.

-Creo...

-Por supuesto.- me interrumpe, se acerca a mi pecho recostándose. Podía sentir sus palpitaciones en mis oídos.

-No se muevan.- dictamina.

Comienza a sacar pinceles de una bolsa, coloca el lienzo entre sus piernas, y entra en el mismo trance que al parecer yo entraba. De todos los dibujos que tenía en mi cuaderno, ninguno aparecía yo, por extraño que fuera, no me gustaba auto retratarme.

-Hacen una linda pareja.- dice el pintor, colocando el cuadro en nuestras manos, observo como la pintura parecía una fotografía instantánea.

-Muchas gracias.- coincide ella.

-No somos pareja.- lo corrigió, y ambos quedan sin habla.- ten, es tuyo.- le suelto de golpe, y ella se encoge de hombros.

-¿Que hacemos ahora?- murmura, comenzaba a sentirme incomodo, no me gustaba comportarme así con ella, pero es la única barrera que podía crear entre ambos.

-El paseo con Derek fue más divertido.- sorbo aire por la nariz, y ella enfurece.

-Claro que fue divertido.- alza su voz.-porque yo trato de que esto sea real, no con jugadas de tu pasado.

-¿De qué hablas?

-Acaso recordaste tú pasado con Derek.- ladra.- ya me canse de ser el títere de la familia Judd.- parecía enloquecer.- Escúchame bien, me gustas.

-Enserio.- ya estaba cansado de ese parlamento.

-Derek, y Annie no te quieren.- encierra las manos en puños.- te contare todo acerca de mi familia.

-No quiero saber nada.- sollozo.

-Necesito que creas en mí.- gimotea.- No sé qué me hiciste, pero no me miras igual, incluso después de la mentira del tren; tus ojos me querían cerca.- su voz se quiebra, y mi cuerpo oscila.- ahora pareces aborrecerme.

Todo Depende de tiWhere stories live. Discover now